miércoles, 2 de agosto de 2023

Carta a Nayib Bukele: Las conspiraciones contra la Patria se pagan. De Paolo Luers

 

“Cuidado, atentar contra las elecciones y la alternabilidad en el poder es una conspiración contra la patria. Quien comete este delito será enjuiciado...”

El audio: Carta-a-Nayib.mp3

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 3 agosto 2023

Ciudadano presidente:

Le mandaron un mensaje muy fuerte desde Estados Unidos, mucho más contundente e importante que la tibia lista Engel, no un mensaje diplomático, sino de la justicia: “Cuidado, atentar contra las elecciones y la alternabilidad en el poder es una conspiración contra la patria. Quien comete este delito será enjuiciado...”

En Estados Unidos era una conspiración para alterar el resultado electoral con el fin de que el presidente quedara en el poder.

En el caso de Guatemala es una conspiración para no permitir que un candidato opositor y luchador contra la corrupción llegue al poder.

En El Salvador es su intento de quedar en el poder mediante una conspiración contra la Constitución, que prohíbe categóricamente la reelección presidencial.

Cuando los presidentes usan su poder para influenciar a los demás órganos del Estado, supuestamente independientes, para manipular las elecciones y subvertir la alternancia en el poder, no son conspiraciones contra los adversarios políticos, son conspiraciones contra el país y su orden constitucional. Son traición a la Patria.

Donald Trump fracasó en 2020 con su conspiración para quedar en el poder, a pesar de haber perdido las elecciones. Declaró que no iba a aceptar los resultados adversos. Conspiró para que las instituciones no ratificaran el resultado. Ordenó a su vicepresidente bloquear la ratificación en el Senado. Al negarse el vicepresidente a participar en la conspiración, el presidente llamó a sus seguidores a que tomaran violentamente el Capitolio, sede del poder legislativo, para evitar la ratificación.

Pero todo esto fracasó, porque las instituciones del Estado, aunque debilitadas por los 4 años de la presidencia de Trump, decidieron defender el orden constitucional. La conspiración fracasó -pero se cometió e hizo-y sigue haciendo- un enorme daño a los Estados Unidos.

Ahora Trump trata de regresar al poder en las elecciones del 2024. Y a pesar de todos los innumerables delitos que cometió desde la Casa Blanca, la mitad de los ciudadanos de Estados Unidos parece dispuesta de votar nuevamente por él. Pero aunque muchos en Estados Unidos y en El Salvador lo crean, la popularidad no da inmunidad a un gobernante que ha fallado a su país. Quienes han conspirado contra el país y su Constitución pierden el derecho de acceder al poder. Y permanecer en el poder de todos modos es prohibido en la Constitución de El Salvador. Con buena razón, viendo los ejemplos del general Maximiliano Hernández Martínez y ahora el suyo...

Usted, al sólo presentarse como candidato a las elecciones comete el delito de conspirar contra la Constitución, junto con todos los que están promoviendo su reelección. Hace dos años usted conspiró y sustituyó a la Sala legítima de Constitucionalidad, sabiendo que jamás iba a permitir la reelección, y luego presionó a la nueva Sala, al nuevo fiscal general y al Tribunal Electoral a “legitimar” la reelección que usted busca. Como si esto no fuera suficiente, recientemente, en otra conspiración usted alteró las reglas de las elecciones a favor del usted y su partido, cuando ya el calendario electoral no lo permitía.

Todo esto, que usted y sus co-conspiradores están haciendo, es igual de grave o peor que los hechos, por los cuales su amigo Donald Trump será enjuiciado. Es muy poco probable, casi imposible, que esto le pase a usted, mientras esté en el poder, porque su control sobre la fiscalía y el sistema de justicia es total. Pero en algún momento usted será acusado, igual que Donald Trump, por haber conspirado contra su país.

Sin más que agregar, 




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lunes, 31 de julio de 2023

Carta a quienes serví tragos por 20 años en La Ventana. De Paolo Luers

 

"En la Nueva República Bukeliana de hoy ya no hay espacio para lugares como La Ventana, donde se practica cada día y cada noche el arte de conversar y de practicar la tolerancia. No sólo por la hostilidad de las autoridades, sino por el declive de la democracia también se expresa en una nueva cultura. Esta nueva cultura del silencio, del miedo, de la sumisión, del cuidado con quien se habla."

El audio: La Ventana.mp3

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 1 de agosto 2023

Queridos amigos:

Hoy estaríamos todos juntos celebrando el aniversario 27 de La Ventana, recordando aquel 1 de agosto de 1996, cuando abrimos este restaurante-bar-café-galería en aquella casa con las ventanas de madera enfrente del Centro Comercial San Luis. Sólo que La Ventana ya no existe, más que en nuestros recuerdos. Duró 20 largos años – 10 años en la San Luis y 10 años en La Escalón - 20 años bien vividos. Lo bailado no se quita, dicen. Tampoco lo brindado, lo conversado, lo conspirado, lo reído. 

 

La Ventana en La Escalón, 206-2016

Haber creado en aquellos años de la postguerra un lugar de encuentro entre artistas y políticos, periodistas y académicos, locos y genios, viejos y jóvenes; gente de izquierda y de derecha, exguerrilleros y exmilitares todavía nos parece a Daniela y a mi y a nuestro extraordinario equipo de trabajo un logro, del cual vamos a estar orgullosos todas nuestras vidas. Queríamos crear un lugar, donde la gente se podía relajar, gozar de buenos tragos, de las mejores cervezas del mundo, de buena comida, buenos pasteles y cafés, conversar libremente, un lugar para conocerse mutuamente, de intercambio permanente sobre arte y política, literatura. Para resumirlo: un antídoto a la cultura de intolerancia que había que superar luego de la guerra.

 

Esto último suena bien serio, pero no lo era: Nos divertidos todos en este intento de hacer la ciudad más vivible. Sin divertirse y relajarse es imposible crear nuevas formas de convivencia. En la Ventana se conocieron parejas, se enamoraron y algunas hasta se casaron en este lugar. Igual que para conspiraciones políticas y para inventar campañas, La Ventana fue el lugar para fiestas. He conocido personas que jamás hubieran cruzado mi vida si no fuera por mis largas noches detrás de la barra. Con muchas de ellas he hecho amistades que sólo se forjan en una buena barra con buenos tragos. He aprendido escuchar y entender a las más diversas personas, no todos agradables, pero siempre dentro de un marco de tolerancia que era la ley fundamental de La Ventana. 

 

Hablar de esto no es solamente una nostalgia. Es una reflexión crítica y autocrítica: ¿Cómo hemos perdido esta cultura de tolerancia, esta actitud relajada para enfrentar diferencias y disidencias, que marcaron la vida en la postguerra - y en La Ventana?


Me atrevo a decir que un lugar como La Ventana ya no existe en San Salvador. Puedo haber lugares con la misma calidad de comida, con mejores tragos, seguramente, pero no un lugar de conversación entre todos y de la confrontación de ideas. Ya no hay clima en nuestra país que lo permita. Igual que no logramos defender las instituciones democráticas, no logramos mantener con vida los espacios de diálogo y convivencia entre quienes piensan diferente.


Nosotros cerramos el capítulo de La Ventana en el 2016, simplemente porque 20 años de trabajo de mantenerla funcionando y válida eran suficientes para nosotros. Yo sé que muchos de ustedes todavía no nos han perdonado esta decisión. Pero pónganse a pensar: La Ventana tal vez, con suerte, hubiera sobrevivido la hostilidad del gobierno municipal de Nayib Bukele e incluso la pandemia, pero en la Nueva República Bukeliana de hoy ya no hay espacio para lugares como La Ventana, que practican cada día y cada noche el arte de conversar y de practicar la tolerancia. No sólo por la hostilidad de las autoridades, sino porque el declive de la democracia también se expresa en una nueva cultura. Esta nueva cultura del silencio, del miedo, de la sumisión, del cuidado con quien se habla es diametralmente contraria a la cultura de apertura, que vivió el país en la postguerra y que abrió el espacio para lugares como La Ventana. 


Estoy seguro que habrá una nueva apertura cultural e intelectual, como parte integral de una apertura política que superaráel autoritarismo. Nacerán otra vez lugares como La Ventana.


La cultura de la buena barra como lugar de encuentro renacerá, y me sentaré nuevamente en la barra, esta vez del otro lado, y retomaremos la conversación.


Las diferentes generaciones que poblaron durante 20 años La Ventana van a entender de qué estoy hablando. A todos ellos los saludo y les digo: “Me hacen falta, cabrones. ¡Salud!”





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