Pero no se preocupe, Tucker, yo disfruté el show. Me gustan las comedias tipo El Gordo y El Flaco, donde podemos morirnos de risa a costa de ambos protagonistas.
El audio de la carta: Tucker.mp3
Dear Mr. Tucker Carlson:
Disfruté mucho su entrevista a Nayib Bukele. No todos los días se ve una comedia política tan buena en televisión.
Hay periodistas que convierten las entrevistas en duelos, provocan a sus invitados, hacen preguntas cuestionando sus mentiras. Usted no es uno de ellos. Bueno, no es periodista tampoco. Usted empleó, con éxito, otro método más sofisticado y más perspicaz. Confrontarlo de todos modos no le hubieran permitido en este canal, tratándose de un compañero de viaje de Donald Trump. Entonces, usted decidió joder a Bukele de otra manera: jalándole del anillo de su nariz, lo llevó a divagar sobre temas que no entiende, donde se enreda. Lo felicito: Habiendo estudiado bien a su invitado, su personalidad y vanidad, usted sabía que este hombre, al ser confrontado, se cierra - pero al darle cuerda y una que otra palmadita, el hombre se iba a abrir, bajar la guardia y decir locuras. Bien hecho.
Me imagino que la entrevista se pactó, partiendo de intereses perfectamente compatibles de FoxNews y de Bukele. El canal buscó a un popular gobernante exótico, que se siente hombre fuerte, como testigo para validar las tesis de Donald Trump. Y Bukele buscó una plataforma para hablar a los Republicanos y convencerlos de que él sería un aliado ideal de una futura administración derechista en Washington. Obviamente, Bukele espera que los Republicanos, en las elecciones de noviembre, ganen la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes - y su interés es que lo apoyen contra las críticas y sanciones del gobierno de los Demócratas.
Bukele tenía claro qué era lo que Fox y los Republicanos querían escuchar. Sólo faltaba que endosara a Donald Trump para una segunda presidencia, pero sí emuló sus discursos: sobre las fuerzas del mal, del establishment, que están detrás de las políticas fiscales de Biden, del Banco Mundial y del Fondo Monetario, contra la prensa, contra CNN, contra las supuestas alianzas de los Demócratas con el crimen urbano...
Ahora me entra una duda, Tucker: ¿Querían su canal y usted realmente que el hombre se metiera en todos estos terrenos lisos, tejiendo teorías aventureras de conspiración, divagando sobre un nuevo orden mundial, un nuevo sistema financiero y sobre su gobierno luchando por la libertad de expresión y la transparencia? ¿O la cosa se le fue de control? En su cara incrédula se vio que a veces usted estaba sacado de onda, cuando el hombre se enredó en su realidad paralela.
El show fue un éxito, en cuanto a que su invitado cumplió con su compromiso de dar apoyo a todas las posiciones recalcitrantes de Trump y sus seguidores. ¿Pero tenía credibilidad? ¿Podían los republicanos tomar en serio lo que este hombre decía?
Honestamente, Tucker, ¿fue una comedia planificada o de accidente? Porque esto es el problema con este su método de palmaditas, pedazos de azúcar y cuerda larga; Si el otro no entiende el guion y se deja seducir por la oportunidad de mostrar ante el mundo sus dotes de líder, filósofo e incluso economista, ¿cómo pararlo? Humor es bienvenido en este tipo de shows, hasta necesario, pero que alguien hace el ridículo es otra cosa.
Así que no estoy seguro si esto fue un éxito para usted, para Fox, para los Republicanos, para Trump – y obviamente no fue un éxito para Nayib Bukele, el hombre que desea que más allá de sus país comience a tomarlo en serio, que dejen de criticarlo, que dejen de verlo como tragicómico presidente de un país pequeño que quiere ser líder continental.
Pero no se preocupe, Tucker, yo disfruté el show. Me gustan las comedias tipo El Gordo y El Flaco, donde podemos morirnos de risa a costa de ambos protagonistas.
Saludos,