Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 11 septiembre 2021
Hoy hace 20 años, cuando Estados Unidos sufrió los ataques del 11 de septiembre de 2001, el mundo entero se entristeció, se enfureció y se solidarizó con ustedes. ¿Cómo no sentir simpatía, viendo las imágenes de las Torres Gemelas cayéndose, sabiendo que ahí estaban muriendo miles de personas? ¿Cómo no sentir admiración por la manera como en Nueva York policías, bomberos, médicos, enfermeras y gente común y corriente se movilizaron para ayudar, rescatar y salvar vidas? ¿Cómo no sentir rabia ante un atentado tan cobarde?
Incluso los que siempre habíamos criticado fuertemente las intervenciones militares de Estados Unidos en Vietnam y luego en América Latina, estábamos de acuerdo cuando un mes después, el 7 de octubre 2001, Estados Unidos y países aliados comenzaron a bombardear instalaciones militares en Afganistán. A Estados Unidos no le quedó otra opción, ya que el gobierno talibán se negó a entregar a los líderes de Al Qaeda, que habían planificado, ordenado y coordinado desde Afganistán los atentados del 11 de septiembre. Al Qaeda seguía recibiendo protección y colaboración de los talibanes y mantuvo su cuartel general en las montañas de Afganistán. A Estados Unidos no le quedaba otra que ir a destruir las dos organización terroristas: Talibanes y Al Qaeda.
El error fue que Estados Unidos no se concentró en completar esta tarea. Se enredaron con la tentación de tomar control de Afganistán, instalar un gobierno afín y construir un país democrático. El famoso concepto del nation building. Aparte de que esto era una misión imposible (lo sabemos hoy), significaba que había que mantener la ocupación militar por 20 años. Y ni así se pudo…
Mucho menos cuando el gobierno de Bush cometió el otro error: en vez de hacer bien lo que había que hacer en Afganistán, destruir los aparatos terroristas de los talibán y Al Qaeda y salir, decidieron en 2003 invadir también Irak. Y en vez de entrar, capturar o matar a Hussein, y salir, comenzaron otro proyecto de nation building.
De Irak, se retiraron en 2011, luego de 8 años de ocupación, guerra, y casi 5 mil bajas. En Afganistán, las tropas de Estados Unidos y la OTAN se quedaron 20 años (¡!), tuvieron 2,500 muertos, y al solo irse, el débil régimen afgano colapsó incluso antes de que lograran evacuar todas sus tropas. Los talibanes tomaron control de la capital y las tropas extranjeras ni siquiera lograron evacuar a todos sus colaboradores locales, ni hablar de los miles de afganos que pedían asilo.
Este fracaso ha sido un golpe tal vez aún más fuerte para Estados Unidos que el 11 de septiembre del 2001. Aunque en los atentados del 2001 murieron muchísimo más estadounidenses que en la retirada improvisada de Kabul 20 años más tarde, Estados Unidos ganó la simpatía y el apoyo del mundo. En el abandono de Afganistán Estados Unidos sólo sufrió 12 bajas, pero perdió el respeto del mundo.
Esto duele, no sólo a ustedes, sino a todos los que consideran a Estados Unidos un aliado en su lucha contra las tiranías. Centroamérica sería un buen lugar para recuperar la confianza y el respeto perdido en Kabul, mostrando que han aprendido del fiasco en Afganistán. La alternativa a la intervención militar y el nation building no es el otro extremo, no es retirarse y dejar hacer a los dictadores.
Para dejarlo claro, aquí en Centroamérica nadie espera que Estados Unidos nos instale democracia, sólo que deje de hacer alianzas con dictadores y aprendices de dictador, en vez de sancionarlos. El resto lo haremos nosotros mismos.
Saludos solidarios en este aniversario del 9/11,