viernes, 13 de marzo de 2009

SEXTA COLUMNA: LA ACTITUD ANTAGÓNICA Y LA CONFRONTACIÓN DE LA ANEP.

La discusión no es nueva; sin embargo, en este país existe la tendencia maniquea de verlo todo en términos extremos, es decir, dividir y ubicar las cosas, personas y entidades entre buenas y malas, blanco o negro, amigo o enemigo, y así por el estilo. Esta forma de ver y acomodar la realidad deviene de una posición de dominio y prepotencia, conforme la cual todo aquello que no coincide exactamente con una forma particular de apreciar el carácter o el contenido de las cosas, le es adverso, contrario, o antagónico, al punto del desacuerdo total.

En El Salvador existen muchos gremios de trabajadores, estudiantes, técnicos, profesionales y empresarios, en los que se agrupan las personas que se identifican por medio de determinados intereses y determinadas cualidades o características distintivas. Así tenemos el gremio de enfermeras, varios gremios de transportistas, gremios de estudiantes universitarios, gremios de obreros de la construcción, de abogados, periodistas, médicos, administradores, economistas y por supuesto, de empresarios. La Asociación Nacional de la Empresa Privada de El Salvador, es el gremio que aglutina a un significativo número de empresarias y empresarios, dentro de la cual se encuentran otros gremios específicos de industriales, comerciantes, agricultores, banqueros, etc.

Según la Real Academia Española de la Lengua, el gremio se define como un “conjunto de personas que tienen un mismo ejercicio, profesión o estado social”. Nótese que estoy usando el término gremio y no gremial, pues aquél es el sustantivo y éste el adjetivo relativo al nombre, comúnmente utilizado en varios medios de comunicación por personas que dicen: la gremial y que, además, utilizan palabrejas como aperturar o direccionar, no registradas en el más importante diccionario de nuestro idioma.

Pues bien, desde el punto de vista formal, los agremiados se integran en asociaciones, cámaras, sociedades, sindicatos, federaciones, colegios, todos ellos de naturaleza civil, es decir, no mercantil, pues responden a intereses generados por ejercer determinadas profesiones u oficios. Otro detalle más, las y los agremiados son ciudadanas o ciudadanos, y en esa condición tienen la libertad individual de optar por determinada religión, vincularse a cualquiera iglesia específica o tener definida preferencia política. En tal sentido, no estamos hablando de sectas o agrupaciones fanáticas. De ahí que en cualquier gremio salvadoreño podría haber judíos, cristianos, o musulmanes; cabalísticos, católicos, protestantes, sunnitas o chiitas, liberales, socialdemócratas, socialcristianos e incluso, comunistas y fascistas. No se trata entonces de uniformar totalmente a todo el que pertenece a algún gremio y por esta razón, ningún gremio debería actuar como un para partido político o como una extensión de determinado partido político.

No obstante lo anterior, en la edición impresa del matutino La Prensa Gráfica del pasado sábado 7 de marzo, página 8 se dice y cito textualmente:” Si un futuro gobierno comienza a implementar medidas en contra de la empresa privada, en contra de las libertades; en esa medida nuestro actuar se puede volver bastante antagónico con el gobierno y tendremos que entrar en una confrontación” advirtió el actual presidente de la gremial, Federico Colorado. Fin de la cita.

Esa declaración puede dar origen a muchas preguntas; por ejemplo, en el futuro gobierno de qué partido estará pensando el Presidente de ANEP; a cuáles medidas en contra de la empresa privada y de las libertades se referirá; cómo se debería entender eso de actuar antagónico y de entrar en una confrontación; y una última, a quiénes y a cuántos empresarios pequeños, medianos y grandes representará el Sr. Colorado al manifestarse de esa manera.

Debe precisarse que, aunque la andanada de señalamientos de empresarios afines al partido oficial y en contra del partido de oposición continúa día a día, la frase citada se expresó en una rueda de prensa que contó con la presencia de varios ex presidentes de ANEP, así como de por lo menos un importante dirigente del partido ARENA, y que el origen de esa advertencia proviene de las afirmaciones del candidato y del partido opositor de combatir la evasión y la elusión de impuestos, así como el contrabando, que implica defraudación al fisco, es decir, al Estado como ente recaudador y distribuidor de fondos públicos, lo que equivale en cierta forma a que nos roben a todos los salvadoreños.

Entonces convendría reflexionar que quizá el Presidente de ANEP no se esté pronunciando a favor de tener libertad para evadir y eludir impuestos, así como para introducir artículos de contrabando a nuestro país; que no esté considerando que combatir la defraudación fiscal sea una medida en contra de la empresa privada, y que por ello se verá obligado a antagonizar y a confrontar con un futuro gobierno que trate de subsanar tales anomalías.

Lo cierto es que no hay país capitalista desarrollado, ya se trate de Japón, Suecia, Alemania o Francia, que no cuente con una estructura tributaria muy diferente a la de El Salvador, que es regresiva; y que no cuente con controles efectivos para neutralizar la defraudación fiscal. Así como están las cosas, a estos señores les convendría darle una revisadita a una obra escrita por André Gunder-Frank hace varias décadas, en la que se analiza el trasfondo del lumpen desarrollo predominante en países de América Latina como el nuestro.

Dos artículos sobre Joseph Stiglitz y Venezuela: I. La crisis se sentirá más en Venezuela

El premio Nobel de Economía de 2001, Joseph Stiglitz, citado con frecuencia por el presidente Chávez, señala que la excesiva dependencia del petróleo hará al país uno de los más vulnerables a los efectos de la crisis global, y apunta además:

"Chávez no diversificó la economía"

El intelectual cree que Venezuela será el país de la región más afectado por la crisis globa.

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E l premio Nóbel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, uno de los economistas favoritos del presidente Hugo Chávez, lleva una vida más que agitada desde que estalló la crisis financiera en Estados Unidos. Su papel como gurú del pensamiento económico alternativo y como amargo crítico del liberalismo y del consenso de Washington, repentinamente, ha cobrado prominencia.

Antes de que la recesión estadounidense se convirtiera en fenómeno global, a finales de 2008, Stiglitz ya había arremetido contra las políticas del gobierno de George W. Bush que condujeron a la crisis.

Hacia finales de la campaña electoral estadounidense presentó una serie de ideas que, informalmente, comenzaron a llamar "el plan Stiglitz" para recuperar la economía mundial. Más recientemente, y ya en plena administración del presidente Obama, sigue dando pelea: el paquete de estímulo económico presentado en ese país, y más aún, el enorme monto de auxilio financiero concedido a los bancos con problemas serán, según el laureado profesor, insuficientes para corregir los problemas de fondo que llevaron a la economía mundial su actual estado de postración.

La semana pasada, entre una conferencia y otra, Stiglitz aún tuvo tiempo de intervenir en un seminario convocado en la Universidad de Columbia por la Iniciativa para el Diálogo sobre Políticas, una organización que él mismo fundó para promover la discusión sobre democracia y toma de decisiones en los países en vías de desarrollo. En el programa, cubierto en forma exclusiva por el Grupo Diarios de América, participó también otro premio Nóbel de Economía, el profesor de Columbia Edmund S. Phelps.

El más afectado Fue una oportunidad para que Stiglitz exhibiera su análisis de las economías de América Latina y los efectos que sobre ellas tendrá la exportación, a escala global, de la crisis financiera estadounidense. En lo que le toca a Venezuela, no pudo ser más explícito: "Creo que el país en el que los efectos de la crisis global van a ser significativamente importantes es en Venezuela ­sentencia Stiglitz­, es una economía demasiado dependiente del petróleo y los precios se han derrumbado desde 147 dólares a cerca de 30 dólares por barril. El presupuesto fiscal fue calculado a un precio de 65 dólares por barril, así que hay una brecha demasiado grande por cubrir".

Para empeorar las cosas, según el economista, la dependencia de la exportación de un solo producto se ha combinado con decisiones inadecuadas: "En Venezuela tienen una política monetaria demasiado expansionista. Esto es lo que en los últimos años ha permitido que el crecimiento económico sea tan fuerte, pero es bien conocido que esta política sólo es buena mientras la economía crezca. Si deja de crecer, y eso es lo que ocurre cuando caen los precios del petróleo, pueden presentarse problemas serios en el sector financiero. Sé que no ha ocurrido nada todavía, pero hay claros síntomas de que puede ocurrir".

-¿Ve alguna posibilidad de que los precios del crudo se recuperen a corto o mediano plazo? -Los precios del petróleo son muy inestables. Probablemente no se van a recuperar del nivel en que están ahora, pero creo que el tema más relevante para el largo plazo es el creciente compromiso que existe, sobre todo entre los países desarrollados, para hacer algo en relación con el problema del calentamiento global. Creo que cada vez se van a poner más obstáculos y restricciones contra el uso de los combustibles fósiles y, aunque esto no va a pasar de la noche a la mañana, creo que es posible que veamos, por ejemplo más impuestos al consumo de gasolina en Estados Unidos, así que los precios van a subir en los países desarrollados, pero los ingresos que recibirán los países productores podrían caer".

-¿Cree que la preocupación global por el clima haga caer los precios? -No puedo saberlo, pero que el precio del petróleo se mantendrá igual o más bajo que ahora por el lado de los países productores como Venezuela, porque el centro de la polémica sobre los combustibles fósiles no va a ser la producción sino los topes que se van a fijar al consumo.

En el nuevo presupuesto de Estados Unidos el presidente Obama ha apuntado hacia la aplicación de algún sistema de comercio del carbono, y eso significa que se van a poner limitaciones al uso de petróleo, lo que deprimirá los precios. En Europa ya existe el compromiso de reducir 80% las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050. Esto significa que el consumo de combustibles fósiles se reducirá.

-Lo que las autoridades interpretan en Venezuela es que esas metas que se han trazado los países desarrollados serán imposibles de cumplir. -Son metas muy difíciles, pero aún así creo que veremos un uso mucho menos intensivo del petróleo. Está, por ejemplo, el gas natural, que es menos contaminante y ha resultado eficiente en los sistemas de transporte público. No tengo números exactos pero creo que la lucha contra las emisiones de carbono va a ser una fuerza muy importante que va a ir en contra de los precios del petróleo.

"Siempre dijo..." -Hasta ahora, la única estrategia que parecen tener las autoridades económicas en Venezuela es esperar a que los precios del crudo suban de nuevo. ¿Qué aconsejaría? -Chávez siempre dijo que iba a diversificar la economía, pero no ha ocurrido. El problema es que cuando el precio del barril de petróleo va de 30 dólares a 140 dólares, se convierte en una fuente de divisas demasiado importante, pero cuando ocurre al revés, como ahora, la participación de los otros sectores debería recuperar importancia. Sé que en Venezuela han intentado la diversificación en muchas ocasiones, pero no han sido exitosos. Siempre se ha hablado del cacao, del café y otros sectores pero el petróleo sigue dominando.

-¿La diversificación habría aliviado la crisis que se avecina? -Se suponía que la estrategia principal de Venezuela era la diversificación. Las políticas del gobierno han sido exitosas para conseguir crecimiento, pero el que hemos visto ha sido un crecimiento basado en el consumo, en lugar de haberlo hecho mediante la inversión. Creo que una estrategia de diversificación de la economía habría generado un crecimiento más saludable basado en la inversión en el desarrollo de otros sectores diferentes al petróleo. Estas inversiones en otras áreas de la economía también podrían haber generado altas tasas de crecimiento.

Economía recalentada -¿Qué puede decir acerca de la inflación? -Una de las razones por las que el mundo se ha metido en este desastre, y Estados Unidos más que cualquier otro país, es porque los bancos centrales se han enfocado demasiado en controlar la inflación. El sistema de fijar metas y topes para la inflación ha sido una de las causas, entre muchas, de la actual crisis, las autoridades monetarias se concentran demasiado en este problema y no en otros, como el de la estabilidad del sistema financiero. Los banco centrales deberían haber hecho su trabajo y haberse en focado en los sistemas financieros. Creo que la inflación no debe ser el problema más preocupante, a menos de que se trate de una amenaza demasiado sería.

En Venezuela es de 31% -La mayoría de los países de América Latina no tiene este problema. En ocasiones las discrepancias se presentan por la forma en que cada quien mide la inflación. Pero el de Venezuela es un caso diferente a todos los demás porque creo que ustedes han recalentado la economía.

En Venezuela han permitido una excesiva expansión del consumo y del crédito, lo que significa que cuando la crisis golpee, tal vez un poco de descenso en la demanda agregada interna represente algo positivo para corregir ese exceso expansivo. No tendrán que tomar el tipo de medidas dolorosas que habría que tomar en un país en el que el nivel de demanda interna no es bueno. Por eso el caso de Venezuela es único en la región.

Enemigo del mercado A pesar de su visión crítica, Joseph Stiglitz se ha mantenido como uno de los economistas más citados por el presidente Hugo Chávez, quien suele referirse a él como "uno de los intelectuales más importantes de los últimos 100 años".

Seguramente es porque este premio Nóbel carga con una bien ganada antipatía entre los defensores de la economía del libre mercado y del, ya pasado de moda, consenso de Washington.

Tales criterios quedan claros en sus libros ­algunos de ellos exaltados y leídos públicamente en Aló, Presdiente- como "Los felices 90" y "El malestar en la globalización".

En "La guerra del billón de dólares", Stiglitz logra concentrar sus profundas críticas contra la administración Bush y el peor de todos sus legados: la guerra de Irak. Si se toma en cuenta que antes de todo esto fue el primer economista verdaderamente prominente que cuestionó en forma sistemática las políticas del FMI y del Banco Mundial, del que fue director, no es difícil adivinar por qué el presidente venezolano se ha fijado tanto en él.

Recientemente, después del regreso de los demócratas a la Casa Blanca, Stglitz se ha erigido como el principal defensor de los sistemas de regulaciones estatales sobre el sector financiero. "Los mercados no pueden regularse a sí mismos", ha sentenciado.

Una frase que suena como música en Miraflores.



(El Nacional, Carácas)

Dos artículos sobre Joseph Stiglitz y Venezuela: II. Una ficción económica

Acababa de tomarse el primer trago de café cuando sonó el teléfono. Instintivamente, miró el reloj de la cocina: 6:48am. Temió que fuera él. Con el segundo repique ponderó mejor las posibilidades, recordó que a él más bien le gusta llamar a las 3:00 de la madrugada, como si secretamente le produjera un especial placer despertar de golpe a los demás. Repicó nuevamente. Volvió a mirar el reloj y decidió atender. El ministro dijo "aló" antes de que el teléfono sonara por cuarta vez.

-Compadre -la voz del gordo Andrade venía envuelta en un rumor de empanadas de cazón y jugo de parchita-. ¿Ya leyó El Nacional de hoy?

-No.
-Pues entonces léalo sentado.
Mientras Andrade intentaba adelantarle un resumen de aquella urgencia, el ministro tomó rápidamente los periódicos que estaban sobre la mesa. No tardó demasiado en estar sentado frente a la entrevista firmada por Telmo Almada. Ahí estaba la figura de Joseph Stiglitz, sobre la página, cruzado de brazos, mirándolo con una tímida sonrisa.
-¿Lo estás viendo? -preguntó Andrade.
-...
-Ese gringo... ¿No y que estaba con nosotros? ¿Por qué nos sale ahora con esto?
Todavía antes de colgar, Andrade agregó algo sobre la economía nacional y la cagada del pato macho. El ministro se hundió en la página del periódico. A medida que iba leyendo, le resultó cada vez más difícil no imaginar cómo, esas mismas palabras, serían leídas en el Palacio, en el Gabinete, en todos lados. No podía evitar sentir, sobre su hombro, la respiración de otro cuerpo; el peso de otras pupilas, recorriendo también cada sílaba, leyendo. "Creo -decía Joseph Stiglitz- que el país en el que los efectos de la crisis global van a ser significativamente importantes es en Venezuela". El ministró sintió que la garganta se le llenaba de viruta de lápices. Carraspeó ¿Cómo puede decir esto?¿Acaso no sabe que el Presidente le ha dicho a los venezolanos que no hay nada que temer, que la crisis nunca llegará a tocarnos?
Bebió dos vasos de agua antes de retomar la lectura. Ahí seguía Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, uno de los críticos más incisivos del liberalismo, defensor de los proyectos alternativos. Cuestionaba que el Gobierno no hubiera diversificado la economía y advertía que el crecimiento de la economía venezolana estaba basado en el consumo y no en la inversión. El ministro sintió un breve mareo Al cerrar la prensa, decidió convocar a todos sus asesores. Estamos en emergencia. Necesitamos una respuesta.

Después de 6 horas trabajando con análisis financieros, presupuestos, informes administrativos, balances, cálculos... no lograron obtener algún argumento, más o menos sólido, para afrontar las afirmaciones de Stiglitz. Todo lo contrario. "El problema es que cuando el precio del barril de petróleo va de 30 dólares a 140 dólares, se convierte en una fuente de divisas demasiado importante, pero cuando ocurre al revés, como ahora, la participación de los otros sectores debería recuperar importancia". Cada nuevo movimiento del Gobierno parece ir en contra de este diagnóstico. El Estado petrolero se comporta como si deseara ser el único protagonista de la economía.


-¿Qué voy a decir? ¿Qué Stiglitz tiene razón?
Todos los demás lo miraron sin pronunciar una palabra. El silencio se espesó. Después de media hora, un asesor propuso enviarle una carta a Stiglitz, hablándole de los gallineros verticales y de los balcones hidropónicos. Otro, ofreció la idea de investigar si Joseph Stiglitz era judío. "Quizás eso pueda servirnos de algo", comentó. El ministro montó en cólera, como decían los antiguos, golpeó la mesa varias veces, los despidió a todos, también varias veces, y terminó repitiendo algo sobre la economía nacional y la cagada del pato macho.

A las 6:00 de la tarde, llegó al Palacio. Al entrar en el despacho, vio sobre la mesa las páginas del diario, abiertas, tendidas. Ahí estaba de nuevo Stiglitz, viejo aguafiestas, sonriendo.
-¿Qué te parece?
-No me sorprende demasiado... -se demoró unos segundos, estratégicamente, esperando que él, extrañado, alzara la vista y lo mirara-. Usted sabe que nuestra economía está perfecta. Usted mismo ha diseñado todo, usted...
-Sí, sí, pero entonces...
-Es un golpista, un traidor.
Él miró al ministro. Los dos comenzaron a asentir al unísono, pausadamente.
-Parece mentira -dijo-: A Stiglitz también lo compró el imperio.
-Así es.
-Bueno... Unos vienen y otros se van, ¿no? -agregó, con un suspiro casi bolivariano¬-. Se fue Stiglitz pero ahora tenemos a Benicio del Toro ¡Menos mal!

(El Nacional, Carácas)

jueves, 12 de marzo de 2009

Carta al empresario y benefactor Nicolás Salume

Estimado don Nico:

Usted realmente es buena gente. Está ayudando al pobre Mauricio Funes. No tengo muy claro si realmente le prestó de su propio pisto, o si más bien le prestó a Funes su buen nombre para justificar este montón de plata en su cuenta personal. Sea como sea, ha sido muy generoso por parte suya echarle el hombro al pobre candidato de los pobres.

Además le dio una casona en La Mascota. Definitivamente, no podía permitir que el pobre siga aguantando en aquella casa de clase media en Santa Elena. No era apropiado para el futuro presidente del cambio. Como hoy el candidato reveló en la entrevista con Neto López: En aquella casita de Santa Elena ni siquiera le cabían todos los carros - ¿y cómo le iban a garantizar entonces la debida seguridad?

Lástima, don Nico, que no se le ocurrió esto de la mansión apropiada en las campañas anteriores. El pobre Rubén Zamora, cuando era candidato presidencial del FMLN en 1994, tuvo que quedarse toda la campaña en su casita en la Vista Hermosa. Facundo, cuando era candidato del FMLN en 1999, aguantó toda la campaña presidencial en su casita en la Motocross. Ni siquiera a Schafick le dieron una casona adecuada, se quedó aguantando peligros en su modesta casa por el parque de la Miramonte.

¡A lo mejor por esto perdieron! No tenían los amigotes adecuados para darles carros y casas de presidente...

¡Que bueno que esta vez es diferente! Esta vez, si pierde el FMLN, por lo menos no será porque no le dieron a su candidato un estilo de vida adecuado.

Gracias, Don Nico, por este servicio a la revolución.

Le saluda Paolo Lüers

(El Diario de Hoy, Observador Electoral)

martes, 10 de marzo de 2009

La fidelidad a Fidel

Los periódicos Granma y Juventud Rebelde de Cuba publicaron facsímiles de las cartas de renuncia del vicepresidente Carlos Lage Dávila y del canciller Felipe Pérez Roque, quienes que a principios de marzo fueron destituidos de todos sus cargos en gobierno y partido.

Con ellos, el general Raúl Castro purgó a dos funcionarios civiles pertenecientes a la siguiente generación de líderes, para sustituirlos con militares de la generación de los hermanos Castro.

Los dos ex-dirigentes, considerados durante años como muy cercanos a Fidel Castro -incluso sus herederos- no recibieron apoyo de su mentor. Más bien una última patada: "La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno", escribió Fidel Castro en Granma.

Traduciendo esto del lenguaje estalinista, Fidel dijo: "Trataron a promover un relevo generacional y una apertura política. No respetaron el poder dinástico que yo delegué a mi hermano...”

Las dos cartas de 'renuncia' son casi idénticas, porque corresponden al clásico padrón de las ‘autocríticas’ de la era de Stalin.
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La Habana, 3 de marzo de 2009

Cro. General del Ejército Raúl Castro Ruz
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros

Compañero General del Ejército

Querido Raúl:
A Partir de la discusión sostenida por el Buró Político de nuestro Partido, en la que participé como invitado, le informo mi decisión de renunciar a mi condición de miembro del Consejo de Estado, de Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y a la de integrante del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Reconozco plenamente que cometí errores, que fueron analizados ampliamente en dicha reunión. Asumo me total esonsabilidad por ellos.

Continuaré defendiendo, con lealtad y modestia, a la Revolución cuyos principios estoy esteré siempre plenamente compartiendo.

Le reitero mi fidelidad a Fidel, a Usted y a nuestro Partido.

Saludos, Felipe Pérez Roque

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La Habana, 3 de marzo 2009
“Año del 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución”

Co. Raúl Castro Ruz
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros
Segundo Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de Cuba

Compañero Raúl:

Me dirijo a Usted para renunciar a mis cargos como miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y de su Buró Político y a mi condición de Diputado, Miembro del Consejo del Estado y Vicepresidente del Consejo de Estado.

Reconozco los errores cometidos y asumo la responsabilidad. Considero que fue justo y profundo el análisis realizado en la pasada del Buró Político.

Puede Usted estar seguro que mi nuevo puesto de trabajo será una oportunidad para continuar sirviendo a la Revolución y siempre, como hasta hoy, seré fiel al Partido, a Fidel y a Usted.

Fraternalmente, Carlos Lage Dávila

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El partido jamás se equivoca. Esta ‘verdad’ lo afirman hasta sus víctimas. El ritual vergonzante de sumisión.

Ante la posible apertura de Obama hacia Cuba, el Partido Comunista se encierra más y elimina a los posibles protagonistas de la reforma. Ante una posible ruptura del bloqueo económico y político contra la isla, el Partido Comunista Cubano prefiere enconcharse en su régimen confiando sólo en ancianos y militares. El miedo a la apertura.






La ventana de Raúl

La historia tiene una manera singular de producir coyunturas que conllevan la oportunidad de generar grandes cambios de forma inesperada. Esas ventanas de oportunidad generalmente son breves, y si no se aprovechan, se esfuman. Con la ascensión de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, se están abriendo tales ventanas para Cuba y para EE UU, pero éstas son angostas y de poca duración.

A un presidente que ganó la contienda electoral bajo el lema de "cambio" le debería resultar obvio y sensato cambiar una política desgastada e inefectiva que se ha mantenido estática por casi 50 años; una verdadera reliquia de la Guerra Fría. Además, el presidente Obama necesitará demostrarle al mundo que intenta conducir su política exterior de forma bien distinta de la de su predecesor, y apoyarse de una forma decisiva en la cooperación, el diálogo y la diplomacia. Hay pocos asuntos de política exterior estadounidense más visibles como residuos de esas actitudes arrogantes de otrora, y como irritantes en las relaciones con Europa y con América, que su política hacia Cuba. Descartarla a favor de un intercambio respetuoso y constructivo, pero arraigado en los valores y principios fundamentales de Estados Unidos, constituiría para Obama un mensaje con gran simbolismo, con poco desgaste de su enorme capital político, y dejaría para él un legado de proporciones históricas.

Sabemos que durante su campaña electoral, Obama escogió a Miami, el corazón del exilio cubano, para presentar su política hacia Cuba, y ofreció dos elementos de dicha política. Primero, que le ofrecería a los cubanos que residen en EE UU el "derecho irrestricto de viajar a Cuba y de ayudar a sus familiares", y segundo, que lanzaría una apertura diplomática para establecer un diálogo constructivo con Cuba. La primera era de esperar. La segunda fue sorprendentemente osada y sin precedente en contiendas electorales anteriores.

Aunque el exilio cubano sigue su inexorable marcha hacia la moderación, no era de esperar que un demócrata ganara entre los cubanos exiliados. Sin embargo, Obama obtuvo un 35% entre los votantes cubanos (el nivel más alto alcanzado por un candidato demócrata desde 1976) y una clara mayoría del 65% entre los cubanos jóvenes menores de 29 años. De aquellos que votaron por Obama, el 70% considera que se debe eliminar el embargo sobre Cuba y el 78% apoya la eliminación de las restricciones sobre los viajes a Cuba.

No obstante estas corrientes de cambio en el exilio cubano, no será fácil cambiar profundamente la política hacia Cuba. Aunque la conocida ley Helms-Burton, que aprobó el Congreso en el año 1996, tras el derribo de las avionetas civiles de Hermanos al Rescate, es bien porosa, y el presidente tiene las facultades de modificar o eliminar por orden ejecutiva una buena parte de las sanciones que forman el embargo, el tema de Cuba en la política norteamericana es bien escabroso, desata pasiones en ambos extremos de la disputa, y para normalizar las relaciones con Cuba de forma definitiva, el presidente necesitaría la aprobación del Congreso. Ahí se presentarían grandes complicaciones políticas, especialmente teniendo en cuenta que hay dos senadores (uno demócrata) y cuatro representantes de origen cubano que abogan por el inmovilismo.

Además, en dos años habrá una nueva contienda electoral, y las mayorías obtenidas en el Congreso por el Partido Demócrata se pondrán en juego. En Florida, que sigue siendo un Estado clave para ganar la presidencia, el escaño al Senado que queda vacante al no presentarse Mel Martínez a la reelección, asegura una candente contienda, que sin duda involucrará el tema de Cuba.

Es muy probable que el presidente Obama y sus más cercanos asesores deseen efectuar grandes cambios en relación con Cuba. No será por falta de voluntad, sino por dificultades políticas que eso no se logre. Es por eso que si Cuba no coopera en facilitar el cambio, éstos serán poco probables. Tal panorama político, añadido al contexto de las prioridades geopolíticas que enfrenta la presidencia de Obama, augura una ventana de oportunidad muy angosta y poco duradera para lograr cambios significativos en la relación con Cuba.

Para los líderes cubanos, la ventana que se abre quizás sea la más importante en casi los 50 años de Revolución. Es una oportunidad de traerle estabilidad a un país que lleva medio siglo de zozobra y de revolución indefinida. Cuba necesita paz interna, reconciliación, armonía y progreso, no más revolución. La economía cubana carece de la productividad necesaria para sostener a su población y tras los huracanes de este año enfrenta enormes problemas de una infraestructura decadente por falta de inversión. La dependencia económica de Cuba respecto a Venezuela ha de preocupar grandemente a los líderes cubanos y recordarles el devastador impacto que tuvo la caída de la Unión Soviética en la economía cubana. Por otra parte, hay importantes y crecientes sectores del exilio cubano que apuestan por la reconciliación y el diálogo, aunque éstos se desgastan con el paso del tiempo y con la continuidad del inmovilismo.

No obstante la fachada que le quieran pintar a la economía cubana, sus problemas requieren cambios estructurales y le será muy difícil a Cuba reformar su economía de forma significativa mientras se mantenga enajenada de los mercados y capital en Estados Unidos. Para aquellos que ostentan el poder, el cambio siempre tiene un coste. Para los líderes cubanos la disyuntiva es si cambiar hoy es más barato que posponerlo hasta mañana. Obama le ofrece a Cuba una clara respuesta afirmativa, que es mejor apostar por el cambio hoy. En este sentido, la Unión Europea tiene un gran potencial de contribuir constructivamente a estos procesos.

Aunque es fácil ilusionarse con las posibilidades de esta ventana que se abre, debemos moderar el optimismo. Históricamente, el embargo y la confrontación norteamericana, aunque costoso para la economía cubana, le han venido a Cuba como anillo al dedo, constituyendo el gran chivo expiatorio de los fracasos del régimen y siendo una fuente importante de legitimidad interna y externa, para un régimen que carece de legitimidad electoral. Hay que recordar que todos los intentos emprendidos por los predecesores de Obama para relajar las relaciones bilaterales con Cuba han sido personalmente saboteados por Fidel Castro, creando situaciones de crisis y de confrontación con EE UU. Aunque sí es cierto que hay razones para pensar que sea distinto en esta coyuntura, le resultaría prudente a Obama proceder con cautela y precaución.

La presidencia de Barack Obama le ofrece a Cuba elegantes oportunidades de reconciliación y de comenzar a normalizar la relación entre ambos países, aunque no se puede dejar desatendidos los temas fundamentales de derechos humanos. Pero, a fin de cuentas, el presidente Castro tiene en sus manos la capacidad de acelerar el proceso de cambio o de detenerlo. Con un empuje serio por parte de Cuba, el ímpetu para el cambio no se podrá detener. Se puede decir que la política norteamericana hacia Cuba ya no está en manos del exilio cubano, sino en manos de Raúl Castro. Si éste no aprovecha esta ventana, pudieran pasar muchos años antes de que se vuelva a abrir otra similar. Por supuesto que no será fácil arreglar en poco tiempo una relación tan torcida y tan conflictiva por tantos años, pero sí hay pasos iniciales que tomar. Dice un dicho norteamericano que hacen falta dos para bailar un tango. ¿Estará Raúl Castro dispuesto a bailar?

(El País, Madrid. El autor es copresidente del Cuba Study Group.)

lunes, 9 de marzo de 2009

Ortega a favor de la reelección continua

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, concedió una entrevista al periodista británico David Frost, que fue transmitida este viernes 6 de marzo por la estación pan-árabe Al Jazeera. (Disponible en Youtube)

Reproducimos la transcripción publicada en el sitiuo de la estación radial La Primerisima:

Introducción: Hola y bienvenidos a una edición especial de "Frost over the World" desde Washington. Más tarde en el programa voy a estar hablando con la mega estrella de Hollywood, Robert De Niro, en una muy rara entrevista. Y con el ex candidato demócrata a la presidencia, John Kerry, quien acaba de regresar del Medio Oriente. Pero primero a lo que llaman el patio trasero de los EEUU: Centro América. Hace 30 años, la dictadura de Somoza en Nicaragua fue derrocada. Y el líder sandinista Daniel Ortega llegó a ser presidente.

El gobierno de izquierda era, por decirlo suavemente, mal visto aquí en Washington. Y el presidente Ronald Reagan y los primeros neoconservadores hicieron todo lo que pudieron para apoyar a la insurgencia, la "Contra", en su lucha contra los sandinistas. Al final, fueron los votantes, no los rebeldes, los que sacaron a Daniel Ortega del poder, en 1990. Pero hace 2 años, veinte años después, regresó, siendo reelecto con un escaso 38 por ciento de los votos. Pero el nuevo gobierno de Ortega no carece de críticos, algunos sus viejos aliados, quienes lo acusan de querer llevar al país hacia una nueva dictadura. A inicios de la semana volé Managua para reunirme con el presidente Daniel Ortega.

Sir David Frost: ¿Qué edad tenía usted cuando pensó por la primera vez que la política y la revolución podían ser su vida? ¿Qué tan joven era?

Daniel Ortega: La verdad es que era un niño, tendría siete u ocho años de edad la primera vez que escuché a mi padre hablar de sus experiencias, el había luchado con Sandino, y escuché a mi madre contar sus experiencias cuando había sido detenida por los Somozas y la experiencia de mi padre cuando también estuvo preso por los Somoza. Me interesé en política bastante joven...

David Frost: Cuando se acercaba la revolución, además de hablar y todo eso, ¿le tocó también combatir? ¿recibió ese tipo de entrenamiento en Cuba? ¿era, por decirlo de alguna manera, asunto de matar o morir?

Daniel Ortega: Si. En 1978 yo estaba al frente de un destacamento guerrillero en la insurrección en el norte de Nicaragua y estábamos combatiendo contra la Guardia Nacional. Y en combate uno no está seguro: uno dispara, ellos disparan, las balas están por todos lados y uno no puede estar realmente seguro de si está matando a este enemigo o a este otro. Éramos dos enemigos disparándose y al final del combate encontramos varios guardias muertos. Uno de sus oficiales estaba muerto. Y uno de los nuestros había sido herido. Así que no puedo decir a cuantos maté, pero sí, estuve en una situación de matar o morir, y esa era una situación de mucha tensión...

También tuve otras experiencias, por ejemplo, estaba el peor esbirro que tenía Somoza, un especialista en tortura, que me había torturado a mí y a mucha otra gente. Entonces, el Frente Sandinista de Liberación Nacional decidió ejecutarlo en una operación en la que yo participé. Fuimos con subametralladoras, él intentó pelear, pero éramos muchos más, así que logramos matarlo. Yo participé en la ejecución.

David Frost: Durante los años 80 usted y los sandinistas estaban en los titulares de todo el mundo. Cuándo perdió la elección con la señora Chamorro, en 1990, eso debe haber sido una sorpresa mayor para usted, que para el resto del mundo...

Daniel Ortega: Pienso que la pérdida electoral era inevitable. En ese entonces Nicaragua contaba con una población de tres millones y medio de habitantes, y teníamos una guerra con la contra que había dejado más de treinta y cinco mil bajas. Todos los días aquí se enterraban muchachos que habían muerto en la guerra. La situación económica era muy difícil y nuestros programas sociales eran un blanco de la contrarrevolución. Atacaban a los maestros, los centros de salud, los proyectos de carreteras, los doctores...

Había un desgaste de la gente, de manera que la elección se convirtió en un plebiscito entre la guerra y la paz. Además no hay que olvidar que la candidata de la oposición contaba con el apoyo de George Bush Padre. El mensaje de los Estados Unidos era: si quieren paz, quieren ayuda de los EEUU, tienen que votar por la señora Chamorro. Entonces fue un referéndum. El resultado indiscutiblemente no lo esperábamos. Nosotros queríamos ganar, nosotros pensábamos ganar, y no fue fácil para nosotros asimilar el resultado. Es decir, nos costaba creerlo. Pero no titubeamos en reconocer los resultados.

David Frost: En lo que respecta a este período de gobierno, usted en realidad ha tenido más críticos que la primera vez. Después de su pelea con el Señor (Ernesto) Cardenal, sesenta intelectuales protestaron por la falta de transparencia, su estilo autoritario, comportamiento inescrupuloso y la falta de ética que usted habría mostrado desde su regreso al poder. También se quejan de un fraude en las elecciones municipales de Noviembre, etc. Esas críticas ¿le tocan el corazón o piensa Usted que no son relevantes?

Daniel Ortega: Yo lo entiendo perfectamente. Lo entiendo como parte de la crisis que les causo a los intelectuales la caída de Europa del Este. Cuando Europa del Este cayó, los intelectuales en América Latina y en otras partes del mundo empezaron a renegar, a quejarse. Los mismos intelectuales que habían estado identificados con la revolución socialista, con el campo socialista, que se habían sentido honrados estando en Moscú, bajo órdenes de Moscú... Cuando la revolución Sandinista deja el gobierno, entonces viene la critica. Entonces, se vuelven críticos de la revolución.

David Frost: Su amigo (Hugo) Chávez acaba de ganar una votación que le va permitir lanzarse para la reelección, todas las veces que quiera, por el tiempo que quiera. En el caso de Nicaragua, ¿desea usted cambiar la ley para poder también lanzar su candidatura a una reelección continua y no tener que esperar un período de cinco años antes de poder relanzar su candidatura? ¿quiere cambiar la ley aquí?

Daniel Ortega: En la Constitución del 87 no había ninguna limitación para la reelección continua. Fue en el año 1995 que la constitución fue reformada por un gobierno de la derecha para evitar eso. En parte fue en parte para quitarle el pueblo el derecho de elegir a sus autoridades como ellos quisieran. Desde 1996 sentimos que hay una necesidad en Nicaragua de cambiar esto de nuevo, para establecer lo que nosotros llamamos "democracia directa". Eso quiere decir que los ciudadanos de nuestros países puedan ejercer democracia directa. Y nosotros sentimos fuertemente la necesidad de acabar con el sistema presidencialista y dar paso a un sistema parlamentarista que no tenga estas limitaciones para elecciones sucesivas, uno en el que no hay inhibición para que se pueda estar dando la reelección de autoridades.

David Frost: Obviamente, usted va a estar en campaña por el resto de su vida. Pero no me quedó claro, por lo que me dijo antes, si va a buscar ser reelecto inmediatamente al final de este período o si le gustaría hacer las de Putin, y ser Primer Ministro por cinco años mientras alguien más es Presidente. ¿Quiere hacer las de Putin?

Daniel Ortega: Yo comparto el principio que la gente tiene el derecho de elegir a sus candidatos... o no. Si el candidato representa sus intereses, lo van a elegir. Si el candidato no representa sus deseos, no lo van a elegir. Creo que eso fue lo que estaba en juego en el reciente referéndum en Venezuela, el referéndum que Hugo Chávez tuvo en Venezuela. Y yo apoyo completamente esa posición que la gente tiene derecho a elegir al candidato de su gusto, que estos obstáculos no deben existir para negarles ese derecho. Ahora que estamos de regreso en el gobierno, si las condiciones lo permiten, sí, volvería a correr para presidente, y si no están presentes, entonces estaría bien actuando como Primer Ministro y luego volver a correr para Presidente.

David Frost: Usted dijo antes "si Dios me da vida"... Yo he leído en los periódicos que hay gente que dice que usted tiene leucemia o algo así. Pero usted se ve muy bien esta tarde, está tan vigoroso como cuando empezamos. Asumo que esos rumores son infundados y que va a vivir hasta los 100 años, ¿o no?

Daniel Ortega: Mi madre vivió noventa y siete años. Y yo espero poder vivir el tiempo suficiente para contribuir a esta nueva etapa de desarrollo de la revolución. Estos son tiempos excitantes, pero hay una guerra psicológica en contra de nosotros. Por ejemplo, Ernesto Cardenal ha dicho que yo no puedo recibir o estar en el sol, que yo padezco de una enfermedad que no puedo exponerme a la luz del sol, y que por eso es que mi esposa Rosario juega un papel tan significativo. Eso es parte de la guerra psicológica para crear imágenes que están nada más en la cabeza de gente que está interesada en hacer daño.