sábado, 8 de noviembre de 2014

Carta a una amiga sobre el muro de Berlín, el socialismo, la guerra y la paz

Querida M.:
En 1967 marchamos juntos contra la guerra gringa en Vietnam. La policía de Berlín Occidental nos dio palo.

En agosto de 1968 fuimos juntos a Berlín Oriental para protestar contra la invasión soviética en Checoslovaquia. Nos dio palo la "policía popular" del "paraíso de los obreros y campesinos".

El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín —y poco después el régimen comunista en Alemania Oriental y todo el bloque socialista.

Yo no estuve en Berlín, pero tú sí. Yo ni siquiera estaba prestando atención a los eventos dramáticos que llevaron a la caída del muro: las manifestaciones millonarias y pacíficas en todas las ciudades de la "República Democrática Alemana", la descomposición del Buró Político comunista. Ni cuenta me di de estos eventos en Berlín que iban a cambiar radicalmente mi país nativo (y el mundo). Porque estábamos en la víspera de la "ofensiva al tope", que iba a cambiar de manera igual de radical mi país adoptivo, El Salvador.

Además, en esta madrugada del 9 de noviembre 1989, cuando en Berlín Oriental ya eran horas de la tarde y la gente comenzó a tomarse por asalto el muro que horas después iba a botar, yo anduve con una gran goma de mi cumpleaños. Había tomado demasiado la noche del 8 de noviembre, para quitarme la tensión de estos últimos días antes de la ofensiva.

Alguien me habló: "Está cayendo el muro de Berlín". Encendí la tele y vi las imágenes de la gente bailando encima del muro, de masas pasando libremente la frontera que durante décadas había sido el famoso "telón de hierro" que dividía, Berlín, Alemania, Europa y el mundo entero.

Intenté hablarte, pero no hubo conexión. Luego, todo esto pasó a segundo plano, pasó la ofensiva guerrillera con todo su drama. Murieron muchos amigos. Después comenzó en serio la negociación para salir de la guerra que nadie podía ganar y nadie quería alargar.

Pasadas las fiestas en Salvador, donde celebramos la paz y el regreso de tantos exiliados y enmontañados, me fui para Berlín. Quería compartir con vos y otros compañeros de tantas jornadas de rebeldía la inmensa alegría que sentía por los eventos que habían cambiado tan dramáticamente mis dos países: Alemania se había liberado del muro, de la división, de la guerra fría. El Salvador se había liberado del militarismo, de la represión, de la guerra.

Nos encontramos en un gran abrazo, pero me di cuenta que yo estaba llorando de alegría y vos de frustración. Me preguntaste por qué habíamos abandonado la lucha. Y yo te pregunté por qué no estabas feliz que había caído este maldito muro. Vos no entendiste mi alegría, y yo no entendí tu frustración. Este fue el día que tomé conciencia que mi país era El Salvador, donde yo había formado parte de un proceso de cambio histórico, y no Alemania, donde la caída del muro y la reunificación, donde estuve ausente cuando la historia aceleró su paso.

Vos estabas frustrada, porque sentiste que con el muro y con el fin de la guerra revolucionaria de El Salvador se había desvanecido la utopía del socialismo. Yo estaba feliz, porque el régimen, que cayó con el muro, nunca tuvo nada que ver con mis sueños de libertad y justicia. Para mí, la caída del socialismo tipo soviético y el fin de nuestra guerra marcaron la hora de una nueva izquierda, al fin liberada de los horrores del estalinismo, en el caso de Alemania y Europa; y en Centroamérica, al fin liberado de la guerra.

Nuestra amistad, forjada en el calor de las rebeliones de los 60, nunca se recuperó de este desencuentro. Vos sigues creyendo que con la caída del imperio soviético y con el fin de las insurrecciones armadas en Centroamérica ganó el imperialismo. Yo sigo convencido que ganó la razón —y que ganamos nosotros, quienes siempre luchamos contra el autoritarismo y la represión: en Berlín, Praga, El Salvador…

Lástima que vos no podés compartir esta felicidad que yo siento cada vez que llegamos a fechas como hoy, 9 de noviembre, el día que cayó el muro y enterró al comunismo; o como el 31 de diciembre cuando firmamos el ceso al fuego.

Que me disculpen que esta carta salió tan larga, pero nunca he podido poner esto en papel, y era hora de hacerlo.

Un abrazo, Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)

Payín Imendia: "Soy independiente e irreverente por genética" Conversación con un candidato no partidario.

Se llama Efraín Imendia, pero todo el mundo lo conoce como Payín. Es uno de los solamente cuatro candidatos no partidarios que están recogiendo firmas de la ciudadanía para poder competir como independientes en las elecciones de diputados. Publicista de profesión y larga trayectoria, poeta y humorista de vocación. Es obvio que difícilmente cabría dentro de un partido. Corre por diputado, porque quiere retar y abrir el sistema electoral que hasta ahora no ha permitido que ciudadanos independientes lleguen a la Asamblea.

Estás tratando de lanzarte como diputado independiente. ¿Por qué diputado, y por qué independiente?
Diputado, porque pienso que gran parte de las soluciones —y problemas— del país están en la Asamblea. Independiente, porque gran parte de los problemas del país se deben a que todo se rige por líneas partidistas. Nunca se sabe si los diputados defienden el interés del electorado, del partido o a saber de quién.

Ahora estás buscando las 12 mil firmas que necesitas para que el Tribunal te inscriba. Para lograr que la gente te dé su firma, tendrás que explicar la diferencia entre un diputado independiente y un diputado tránsfuga. Porque todos los "independientes" que hemos visto desfilar por la Asamblea, llegaron con un partido y terminaron abandonándolo. Y la gente tiene mal sabor de esto. ¿Cómo les explicas la diferencia?
Como precandidato independiente, me afecta mucho esta confusión, porque los tránsfugas se han apoderado de la palabra independiente. Pero el independiente es aquel que comienza desde cero, sin ningún partido. El tránsfuga se hizo elegir por un partido y luego se salió. Es un engaño, una inmoralidad. Yo como independiente soy transparente. Entro sin línea de partido, sin amarres, políticamente virgen. No dependo de nadie, solo de mis votantes. Los tránsfugas afectan mi candidatura, porque confunden a la gente.

¿Cuál es tu motivación? ¿Realmente estás con la ilusión que como independiente puedes llegar a ser diputado, o más bien estás retando a un sistema que en la práctica no permite a diputados independientes, a menos que sean tránsfugas y lleguen con engaño?
A mí los partidos siempre me han causado ronchas, no soy hombre de partido. Me considero un librepensador. Pero ojo: que sea independiente no significa que sea neutro. Ser independiente no significa que no tomas partido en temas. Yo soy independiente, y mi línea clara es: me resisto a la agenda del FMLN de ir a un Socialismo del siglo XXI. Esto en la Asamblea me pondría en una alianza con todos los que no quieren que el país vaya a este lado. Pero por esto tampoco me voy a meter en ARENA y supeditarme a disciplina en otros puntos que no comparto con ellos.

Otros que piensan parecido tomaron la decisión de meterse en ARENA, para enfrentarse al FMLN, pero al mismo tiempo para renovar a este partido. ¿Por qué insistes en la vía más difícil, que es la candidatura independiente?
No me gusta ir por lo fácil. Quiero abrir una brecha, quiero abrir el sistema para ciudadanos independientes. Siempre el sistema ha estado cerrado y no permitía la participación de independientes. La ley está hecha de la manera que hace imposible que un candidato no partidario llegue a la Asamblea. En la reforma de 1983, cuando querían descabezar el poder de los militares sobre el Consejo Central de Elecciones, surgió el artícu lo 208, que yo llamo el artículo de la trampa. Para quebrar el control de los militares, crearon el Tribunal Supremo Electoral y lo convirtieron en el patrimonio y el feudo de los partidos políticos. En este país, después de 50 años de control de los militares de las elecciones, esto pasó a control de los partidos políticos.
Para mí, meterme a llegar a la Asamblea es un medio, y el fin es abrir la brecha, y abrir la brecha significa desafiar la Ley Electoral para que la cambien y le quiten todos los vicios de inconstitucionalidad. Esta ley va contra el espíritu de la Constitución que es: Todos los ciudadanos somos iguales ante la ley.

¿Entonces, das la razón a la Sala de lo Constitucional que emitió sentencias para abrir el sistema electoral?
Totalmente. La Sala es el último salvavidas que tenemos en este mar agitado que es El Salvador. Están abriendo ese espacio para que podamos avanzar a la democracia. Se dieron cuenta que la Constitución estaba siendo violada por la manera como la Asamblea legislaba sobre las elecciones.

La Sala abrió este espacio con su sentencia sobre el voto por cara y las candidaturas no partidarias. La Asamblea, luego de mucha resistencia de todos los partidos, adapta la ley electoral a esta sentencia, pero en el caso de las candidaturas independientes, pone los obstáculos tan altos que es casi imposible que un candidato no partidario llegue a la Asamblea. ¿Aun así te animas?
¡Es que por esto me animo! La sala abre una pequeña brecha, yo me meto en ella y hago la fuerza necesaria para abrirla más, para abrir el sistema. Reto al sistema. El principal tapón que hay que remover es este: la ley no permite al candidato no partidario tener vigilantes en las urnas. Yo puedo tener 1 millón de dólares para la campaña más cachimbona, ser el más bonito de todos, estar arriba en las encuestas —y todavía puedo perder—, porque se gana y pierde en las urnas. La Sala de lo Constitucional tiene que volver a pronunciarse y resolver este tapón. En estos días voy a presentar una demanda en este sentido. (La presentó el jueves pasado).

¿Cuáles son los otros obstáculos que la ley impone a los independientes?
Te obligan a presentar firmas, en el caso del departamento de San Salvador 12 mil. Ahí comienzan los vicios de inconstitucionalidad. Los candidatos partidarios no tienen que ir a recoger firmas. Se cobijan en el hecho que el partido, para inscribirse, ya presentó 50 mil firmas. Qué galán: ellos con 50 mil firmas que presentan una vez cobijan a 84 candidatos cada tres años —y yo tengo que presentar cada vez 12 mil firmas—. Segundo obstáculo: mientras recojo las firmas, no puedo solicitar donaciones, ni puedo hablar en público sobre mi propuesta política. Los partidos reciben donaciones todo el tiempo y difunden sus propuestas permanentemente. Entonces, al candidato menos conocido, además le ponen hándicap. Para que la gente me dé su firma, me tienen que conocer, y esto requiere fondos y la difusión de mi planteamiento. Corro, pero con los pies atados. Voy contra la corriente incluso para poder inscribirme.

¿Apuestas al voto cruzado, que permitiría a cada ciudadano votar por Payín y también por los candidatos de otros partidos?
El voto cruzado para mí es clave para los diputados independientes. Una vez que la Sala abre esta brecha, las candidaturas no partidarias se vuelven factibles. Pero repito mi pregunta: ¿Quién cuida mis votos? Alguien tiene que proteger los votos para los independientes. Solo si la Sala permite vigilantes para los independientes, El Salvador puede dar un paso hacia el perfeccionamiento de la democracia.

Vamos a los contenidos. ¿Cuáles son los temas que vas a defender e impulsar en la Asamblea?
Al cortísimo plazo: revisar las leyes para permitirnos resolver el problema número uno: el concepto de la renta. La renta ya no es solo de los mareros. Hay colonias donde los vecinos están rentando a sus vecinos haciéndose pasar por mareros. Ya hay una cultura de la renta que está creando mucha violencia, donde todos están disputando los feudos de las rentas.
A corto plazo hay que usar con más eficiencia la represión del delito. Ahí un diputado tal vez no puede cambiar mucho, igual que en el mejoramiento de las cárceles. Pero el diputado, si no tiene amarres partidarios, puede usar su curul para impulsar el debate e influir en la opinión pública. A mediano plazo, hay que librar una batalla en la psiquis de la niñez, a través de programas de educación, para realmente rescatar los valores y principios morales en la niñez. Hay que entrar en una disputa de la psiquis de los niños entre 5 y 15 años. Y para que estos programas tengan credibilidad, hay que abrir oportunidades a los jóvenes. Tiene que estar acompañado de programas de transformación de los barrios marginales. Yo soy voluntario en la Fundación San Andrés, que trabaja con jóvenes en alto riesgo en el Valle de San Andrés. Hay que lanzar programas no solo de prevención, sino también de reinserción para miembros de pandillas. Hay que redefinir las prioridades del gasto social en esta dirección, y esto tendrá impacto en cuanto a seguridad, pero solamente cuando el Estado deja de ser tan ideologizado. Por esto urgen diputados no partidarios.

¿Tú como diputado serías tan independiente que, cuando viene una buena propuesta, por ejemplo del FMLN, la apoyarías?
Totalmente. Esa es la naturaleza del independiente, ser librepensador. Mi oposición ahora sería contra la cúpula roja porque ella no ha permitido que se desarrolle un partido democrático de izquierda con pensamientos válidos. Pero en la izquierda salvadoreña hay gente muy bien preparada, con muy buenos pensamientos. ¿Y por qué yo no los voy a apoyar? Yo soy libre para hacerlo, porque no hay un partido que me ordene oponerme por gusto. Esta es la ventaja del independiente. Si de repente Gallegos viene con una cosa buena, yo lo voy a apoyar.

Veamos el otro lado, la derecha. Yo te he visto de activista en la famosa remontada de ARENA entre primera y segunda vuelta presidencial. Con ciudadanos independientes te metiste a empujar esta remontada. ¿Esto no te ha motivado a incorporarte en ARENA?
No, jamás. En ARENA tengo muy buenos amigos, tengo conocidos, y tengo gente que no la soporto, porque no le han hecho ningún bien al país. Además, no quiero estar en ningún partido, porque su verticalidad va en contra de la democracia. De todos modos, el país está lleno de militantes, lo que hace falta son independientes y libres pensadores.

Si ARENA sigue en su línea de defensa de la institucionalidad, ¿tú lo apoyarías en la Asamblea?
Totalmente. Nosotros hemos perdido carácter y la virtud de defender principios. Hay que rescatar este carácter. Empieza con rescatar la institucionalidad. Si no tenemos instituciones fuertes y creíbles, no podemos resolver el problema de las maras. Si ARENA está en esta línea y da chance a los jóvenes que están entrando a su partido, pueden contar con el diputado Payín. Si solo están usando a los jóvenes, así como el FMLN está usando a Bukele jr., no cuenten conmigo. Esta es la belleza de ser independiente.

Necesitamos humor en la política. Yo votaría por ti solamente para escuchar tu primer discurso en el Salón Azul?
Yo soy el lépero ilustrado de este país. Por más serio un problema —y nuestros problemas son muy serios—, yo siempre los voy a abordar con una dosis de humor. Si yo llego a la Asamblea, a lo mejor dentro de un año entre todos me defenestran, porque soy muy irónico. Para mí, la ironía es el género literario más culto. Ni modo, yo soy irreverente por genética. Imagínate, al escuchar las mamarrachadas que se echan en la Asamblea, ¿cómo no voy a tratar de resaltar lo tragicómico de la clase política? Yo no puedo domesticar mi discurso solo para adaptarme a cosas que no estoy de acuerdo. No acepto las falacias.

Vas a usar el derecho a la palabra en la Asamblea para desenmascarar las falacias de los discursos de los partidos?
Claro. Sobre todo cuando detrás de estas falacias hay corrupción. La corrupción está hasta el tuétano de los huesos de la patria.

Para terminar: ¿cuántas firmas te faltan de las 12 mil que tienes que presentar?
Voy a presentar 15 mil y me faltan unas 8 mil. No es fácil, mucho menos sin recursos. Hay mucho temor en la gente de dar su número de DUI. Pero lo voy a lograr.

Mucha gente piensa que al dar su firma para tu candidatura, pierden el derecho de votar por un partido.
Quien me da la firma, solo lo hace para darme la oportunidad de competir. Luego puede votar libremente. Incluso militantes de los partidos me pueden dar su firma. Ahora no estoy pidiendo el voto, sino la firma para poder competir.
(El Diario de Hoy)

jueves, 6 de noviembre de 2014

Carta a Pencho & Aida

Queridos colegas:
Han pasado más de 4 años desde que les escribí una carta, en agosto de 2010, cuando dieron a conocer que salieron de la 102.9. Tony Saca había comprado la radio - y ustedes dignamente dijeron: Sin nosotros…

Mi carta era de felicitación por no dejarse comprar, pero también de angustia: "¡Qué falta me va a hacer esta jodedera a 'primera hora'! ¡Qué falta me va a hacer desayunar en la cabina con ustedes, bajo ataque permanente de humor, creatividad e irreverencia...! Porque lo bueno del programa de ustedes era que nadie se escapaba, a todos por igual le cayeron sus dardos, sus chistes, sus comentarios irreverentes. Ministros, colegas periodistas, empresarios - todos fuimos blancos del humor de Pencho y Aída".


Hoy me toca nuevamente a felicitarlos: No se callaron, solo se movieron en el dial. Tomaron el riesgo de hacerse independientes, montaron su propio estudio - ¡y siguieron jodiendo y triunfando! Hicieron alianzas, pero sobre la base de la independencia irrestricta y de la fuerza de su marca.
Y hoy, cuando nuevamente reinan en el dial, cuando ya nadie puede dudar de su independencia forjan una nueva alianza, de tú a tú: con El Diario de Hoy y su sitio elsalvador.com, donde van a transmitir su programa en vivo y video.

Ustedes son la muestra de que la independencia –y la irreverencia– no son un sacrificio, sino un capital. Dos locutores, que no se dejan subyugar a ninguna línea editorial o agenda política, se convierten en una potencia, precisamente por actitud de no dejarse mangonear por nadie - y solo desde esta base pueden unir esfuerzos con otra potencia mediática.

Si por experiencias anteriores tienen alguna duda si en esta alianza se va a respetar su autonomía creativa y el pluralismo que caracteriza su programa, les puedo decir, de propia experiencia: no se preocupen. Cuando yo me uní a El Diario de Hoy, hace más de siete años, Fabricio Altamirano me dio su palabra de que mis columnas y artículos no tendrían ninguna restricción. Nunca. Y lo ha cumplido 100 %, por más inconvenientes que hayan sido muchos de mis escritos. Es más, me ha pedido incorporarme a un Consejo Editorial que tiene como misión contribuir a la transformación del Diario en un medio moderno, democrático y plural.

Me alegra de sobremanera que ustedes lograron construir esta alianza. Juntos seremos insoportables para los enemigos del arte de la libre jodedera, de la ironía, de la crítica. Ustedes saben, como pocos en este país, combinar todo esto con tolerancia, buen humor, y alegría. Este es el gran aporte que ustedes están dando al país y su cultura: criticar sin amargura; positivismo y sin conformismo.

¡Sigamos jodiendo en serio - y a todos por parejo! Paolo Lüers
  (Mas!/El Diario de Hoy)

Carta a Paolo Luers, periodista diletante

Estimado Paolo Lüers,
conforme a su tendenciosa carta que envíó a mi persona me permito aclararle ciertos puntos, en respeto a nuestras bases partidarias y al pueblo salvadoreño.
Nuestro partido Democracia Salvadoreña está legalmente inscrito ante las autoridades del Tribunal Supremo Electoral, y en este marco, las leyes electorales no permiten "partidos-empresa", como usted de forma desproporcionada lo señala.
En este marco, como somos una institución política legalmente constituida nos merecemos respeto, el cual, usted claramente no lo práctica, ya que amparado en lo que llama libertad de expresión intenta desprestigiarnos con historias inventadas y calumnias.
Lamentablemente ha caído usted no en la libertad de expresión que nos costó tanto lograr a los salvadoreños, sino más bien, en lo que llamamos libertinaje de expresión y difamación.
Usted debe saber que los salvadoreños estamos desarrollando un proceso democrático, en el cual ya no caben estas desgastadas estrategias difamatorias que sin duda no contribuyen a un ambiente de sana convivencia y respeto a las leyes, como lo hemos tratado de hacer desde la firma de los Acuerdos de Paz.


En una carta publicada en este periódico usted trata de advertir que soy la quinta columna del FMLN, y no un demócrata que quiere ganar un espacio para nuevas esperanzas, para nuevas soluciones a los viejos problemas.
Yo le invito a que no malgaste su tiempo ni el espacio de un medio tan creíble, en insultos desenfrenados, los salvadoreños estamos cansados de señalamientos que ya caen en difamaciones y calumnias como las que usted ha expresado, porque sin duda alguna no posee ni una tan sola prueba de lo que acusa con su trasnochada teoría de "quinta columna". Tómese su tiempo en investigar como lo hace un verdadero periodista antes de escribir.
Usted nunca me ha conocido ni me ha entrevistado, pero le cuento que soy un demócrata practicante y como tal, creo en la tolerancia y en la libre expresión. Debo decirle que en esta nueva faceta política en que he incursionado debo decir hasta lo que para muchos resulta inconveniente.
Usted en su carta mintió. No soy ni seré nunca quinta columna de nadie. Mentir en espacios de cualquier diario moderno es el mayor pecado del periodismo libre.
A sus patrocinadores que están claramente identificados debemos hacerles el llamado a que cumplan su promesa de una campaña "limpia", la cual ha prometido su nuevo candidato a Alcalde.
Que de una sola vez se convenzan sus patrocinadores que ya ingresamos a la política de gente decente, trabajadora, visionaria, que no nos escudamos ni nos ocultamos bajo la oscuridad de pagar para que periodistas diletantes hagan el trabajo sucio de insultar y calumniar a sus adversarios políticos.
Según la Real Academia Española, la palabra "diletante" es un adjetivo que se usa para describir a alguien "que cultiva algún campo del saber, o se interesa por él, como aficionado y no como profesional".
Sin duda que con su manera poco profesional de aventurar y especular en cosas que no conoce y que no ha investigado a profundidad, usted demuestra ser un periodista diletante.
No obstante mi crítica a su actuación le invito a través de este espacio, a que platiquemos acerca de mi proyecto: el partido Democracia Salvadoreña, que busca convertirse en la mejor opción para hacer de El Salvador un país más justo, libre, productivo y progresista y que también conozca mi visión sobre cómo hacer de San Salvador una ciudad más próspera, más justa y con oportunidades para todos.
*Secretario general del partido Democracia Salvadoreña.

(El Diario de Hoy, en respuesta a Carta a  Fito Salume, jefe de la quinta columna (de Paolo Luers)

martes, 4 de noviembre de 2014

Carta al secretario de cultura del FMLN, perdón de la Presidencia

Estimado Ramón Rivas:
Cuando en el 2009 Funes transformó el Consejo Nacional de Cultura en su Secretaría de Cultura de la Presidencia y Breni Cuenca asumió esta cartera, muchos de sus amigos le dejimos que esto era un paso en la dirección equivocada. En vez de al fin dar más autonomía a la institución estatal de cultura, la convirtieron en instrumento político de la presidencia. Y los fatales resultados de esta secretaría nos dieron la razón.

El segundo gobierno del FMLN anunció que quiere corregir este grave error y crear el Ministerio de Cultura. Pero de nada sirve el cambio de rótulo, si esta institución no recupera su autonomía de los intereses políticos. El cambio que vemos bajo este gobierno otra vez va en dirección equivocada: si bajo Funes la Secretaría era instrumento de la presidencia, ahora se convierte en instrumento del partido. Que es lo mismo, o peor…

Ahora leo una entrevista en la cual usted, el nuevo secretario de Cultura, dice: “Entre la Secretaría de Arte y Cultura del FMLN y la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la República existe un hermanazgo en donde en determinados momentos tenemos que trabajar de la mano. Pero también determinados momentos tenemos que mostrar cierta independencia. Es una relación, espero, de mucho respeto para con ellos, pero también para con nosotros. Pero no hay que olvidar que es el partido (FMLN) el que está en el Gobierno, pero desde el Ejecutivo nosotros trabajamos un proyecto de nación para todo el país.”

Quien así habla confunde interés de la nación con interés del partido. Y esto es grave en todos los campos, pero en el campo de la cultura es fatal. Un futuro ministro de Cultura que habla de “cierta independencia” y de “hermanazgo” con el partido o no tiene principios, o no tiene el valor para defenderlos.

En la misma entrevista udted dijo algo que ilustra perfectamente este dilema: “Hemos montado una importante sala de exposiciones donde fue la Residencia Presidencial, un trabajo donde allí están los reconocidos y renombrados artistas plásticos que han hecho historia en este país. Lo están visitando niños y personas que nunca en su vida tuvieron la oportunidad ni de llegar un museo, ni mucho menos ser recibidos por un presidente para mostrarles las virtudes del arte.”

Si usted, como le correspondería como secretario de Cultura de la nación, quiere promover que “personas que nunca en su vida tuvieron la oportunidad ni de llegar a un museo”, usted crea un museo de puertas abiertas. Y pone todo el patrimonio de obras en este museo accesible para todos. Pero no los pone en la Residencia Presidencial, donde solo tienen acceso los que el señor presidente tiene a bien a invitar a sus actos, y donde solo pueden entrar gente afin al gobierno y al partido. Como usted dice: personas que nunca han tenido el privilegio de “ser recibidos por un presidente”.

Tener acceso libre e irrestricto al patrimonio cultural de la nación es una cosa. Ser recibido por el presidente es otra. Es válido también, pero estas cosas no se deben mezclar. Hay miles de personas que no tienen ninguna necesidad de ser recibidos por el presidente, pero sí de tener acceso al arte y la cultura. Ustedes estan condicionando el acceso a las obras del patriominio nacional a los mecanismos de selección del partido y de Casa Presidencial. Lo que realmente hizo, secretario, la colección nacional para la sala de té del presidente donde realiza actos de carácter político y partidario. No se vale.

Le pregunto: ¿Qué pasa si mañana un grupo de ciudadanos no afínes al gobierno quiere visitar la Residencia para ver las obras, o sea gente que no quieren ver al presidente, ni a usted, ni a la Tatiana de la Osa, sino simplemente obras de arte? ¿Qué pasa si mañana tocan la puerta de la Residencia miembros de la juventud de ARENA interesados en el arte? ¿Usted les garantiza el acceso libre e irrestricto?

Usted tiene que decidir: o es secretario de Cultura de la nación, o del partido. Saludos, Paolo Lüers

 (Mas!/El Diario de Hoy)

lunes, 3 de noviembre de 2014

La chikunguña y la necesidad de más entomólogos

Una epidemia es un incremento significativamente elevado en el número de casos de una enfermedad con respecto al número de casos esperados (Wikipedia). En El Salvador tenemos una epidemia dechikunguña, pero no es la única enfermedad transmitida por zancudos que tenemos. Ya hemos convivido tanto tiempo con el dengue, que no se cataloga como epidemia, sino como una enfermedad endémica en el país.
El vector (un mecanismo, generalmente un organismo, que transmite un agente infeccioso desde los individuos afectados a otros que aún no portan ese agente) en ambos casos es el mismo zancudo, elAedes aegypti. Hay otros vectores en nuestro continente que también transmiten enfermedades, como los zancudos del género Culex que transmiten el parásito que causa la elefantesis y transmite el virus del nilo occidental, o los zancudos del género Anopheles que transmiten la malaria. El mismo Aedes aegypti que transmite la fiebre amarilla.
Si queremos parar estas enfermedades tenemos que conocer cada uno de estos insectos, no son lo mismo ni se comportan de igual forma. Podemos estarnos protegiendo de una especie y ser otra la que nos está afectando, esto solo lo conocen los entomólogos y ecólogos.
Entender los vectores nos permite entender cómo se desarrolla una enfermedad, entender la ecología de las especies como Aedes aegypti, que suele picar de día o Culex que es el mosquito común de las casas; nos permite saber cómo combatir una epidemia o qué precauciones son las que se tienen que tomar.
Las secuelas que está dejando la epidemia de chikunguña son cuantiosos, sino habría que preguntar cuánto están perdiendo las empresas por los permisos de salud para los empleados; cuánto está perdiendo el Seguro Social en repartir acetaminofén y cuánto está perdiendo el país con más de 40,000 enfermos. Cuáles serán las secuelas de tener 40,000 artríticos y ni pensar qué pasará si como en la República Dominicana llegan a medio millón.
El país no se puede dar el lujo de que así como el dengue esta enfermedad se quede endémica en el país, no podemos dar por normal, que todos en San Salvador conozcamos a más de una persona que tenga "Chik". Convivir con enfermedades como el dengue no debería de convertirse en la norma de un país. Tenemos que entender y conocer los vectores, para poder controlar estas enfermedades, no es a punta de acetaminofén que vamos detener la enfermedad.
El país debería de invertir más en entomólogos y ecólogos que conozcan los vectores que transmiten estas enfermedades, no podemos no tener un instituto de enfermedades tropicales y no podemos darnos el lujo de no tener biólogos que se dediquen a entender y comprender estos vectores.
El Salvador necesita una reforma en salud que incluya la prevención como el principal enfoque. El Salvador no puede ni debe seguir esperando la próxima gran enfermedad para tomar medidas. El Salvador no puede ser un lugar sucio, lleno de basura, con agua contaminada o seguirá siendo un paraíso para los vectores transmisores de enfermedades.
Publicado originalmente en: El Diario de Hoy 3 de noviembre de 2014 http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=50839&idArt=9210216