Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 6 junio 2020
Señor presidente:
Cuando usted mandó a sus equipos de seguridad y de propaganda a preparar el escenario para la llegada de su excelencia al lugar en Santo Tomás, donde cuadrillas de bomberos, soldados y voluntarios estaban tratando de salvar la vida de una familia soterrada en toneladas de lodo, nunca se imaginó que la gente, en vez de agradecérselo, se lo iba a reclamar. Usted es de la gente que no tiene un sentido para la línea divisoria entre lo decente y lo indecente, entre empatía y manipulación emocional.
Pero sí tiene un sentido de mercadeo, y cuando se da cuenta que alguna de sus nuevas ideas no se vende, sino por lo contrario le causa daño a su imagen, la abandona. En este sentido, la indignación que inmediatamente se expresó en las redes sobre las fotos del podio presidencial en frente del lugar de la tragedia, usted inmediatamente se reculó y mandó a suspender su espectáculo. Hasta ahí usted andaba bien en cuanto al control de daños. Cometió un error y lo corrigió. Pero inmediatamente su carácter le hizo cometer otro error tal vez más patético: Usted no solo canceló su discurso frente a los soterrados, sino negó que en algún momento tuvo la intención de darlo. Y a El Faro, uno de sus enemigos preferidos, lo regañó por haber publicado la foto del podio que ya estaba corriendo por el mundo: “Queda claro que panfletos como El Faro, financiados por personas oscuras, con el único interés de hacerle daño al país, no les importa utilizar el dolor de una familia.” Esto sí es hipocresía, pero de esa que no se vende, señor presidente…
Qué sorpresa cuando el mismo día, en su cadena nacional, usted salió transformado, tratando de personificar a un presidente tranquilo, que nunca levanta la voz, reunido con sus ministros, analizando la situación del país en sus diferentes emergencias. El show le salió mal, sumamente aburrido, y poco creíble. Pero bueno, la múltiple crítica a sus anteriores cadenas, donde se presentó como alguien sacado de quicio, irracional, gritando e insultando lo hizo buscar otra forma de comunicarse. Recular, pues…
Es un hecho consumado que la gente, sobre todo en las zonas más golpeadas por la crisis social y el hambre provocada por su obsesión con el concepto del confinamiento como instrumento principal para enfrentar la epidemia, cada día le hace menos caso. ¿Cómo va usted a reaccionar ante esta realidad? ¿Será otro recule, ante la decisión de la gente de desarmar de facto la cuarentena domiciliar?
En la Alemania dividida por el muro, en algún momento la gente en la parte dominada por los soviéticos ya no aguantaba el encierro y se ingeniaba para ver cómo escaparse al occidente, pasando por Checoslovaquia, Hungría, Rumania. Como el régimen les negaba elecciones libres, optaron por lo que popularmente se llamó“la elección con las patas”. Y de paso sea dicho: poco después cayó el muro y el régimen totalitario en Alemania Oriental.
Le guste o no, aquí ya tenemos una “elección con las patas”. La gente decidió a salir de sus casas, montar sus ventas, buscar sus alimentos, porque ya no aguanta el encierro. Y ojo: muchos que tomaron esta decisión son sus propios electores y quienes en encuestas le expresan su apoyo. Es lo que Manuel Hinds llamó la verdadera encuesta.
Y ojo, presidente: Todo el aparato de control y represión que usted montó, con la PNC y la Fuerza Armada imponiendo la cuarentena domiciliar, se vuelve inútil ante la decisión masiva de la gente de regresar a sus labores. Es otro punto, y mucho más importante, en el cual no le queda otra cosa que recular.
La realidad se impone a la necedad de un gobernante.
Saludos,