Siempre he admirado a aquellas personas
para las cuales no existe el “no”, que siempre
son capaces de encontrar soluciones creativas. Los funcionarios públicos que no
ponen excusas, sino que hablan con la verdad. He visto funcionarios ejemplares
los cuales nunca han dicho: “es que no tengo dinero, estamos en austeridad”,
sino por el contrario dicen “bueno para está tendremos que encontrar
financiamiento, pero podemos comenzar ya sí…” Esto hace la gran diferencia
entre aquellos que logran ser exitosos y su propio éxito les atrae los recursos
necesarios para que continúen.
Antanas Mockus estuvo hace unos días en El
Salvador y tuve la suerte de poder escuchar su conferencia en ConvertiRSE, un
evento muy exitoso por cierto, luego
logré intercambiar unas palabras con él. Es una de esas raras personas que no conoce
el “no”, ha demostrado con éxito, como siendo Alcalde de Bogotá pudo
transformar esa ciudad, nos habló de sus éxitos con la crisis del agua, la
transformación del sistema de transporte y como unas cuantas aritméticas básicas,
unas reglas de tres, lo hicieron que el pudiera contribuir a la transformación
de la ciudad.
Subió impuesto y ganó elecciones, porque
logró la confianza de la gente y del empresariado. Al final cuando su consejo
municipal se negó a subir más impuesto, puso la modalidad de impuestos
voluntarios y logró que hubiera gente que lo hiciera, pagaban un 110%. En la gestión de Mockus logró reducir los índices de homicidios a niveles
históricos y en su charla nos instó a celebrar y sentirnos participes del éxito
recién obtenido en El Salvador.
Habló del poder de la cultura como
instrumento transformador de las sociedades y del impulso de la creación de
ciudadanía como motor de este cambio. De un puro entendimiento antropológico de
la ciudad como factor crucial de la toma de decisiones para hacer gobierno.
Las lecciones de Mockus y otros alcaldes de
Colombia reflejan claramente como países asediados por males como el
narcotráfico, la corrupción y la apatía pueden ser transformados. Creo que poco
haríamos nosotros como sociedad si no evaluamos los éxitos de otros países
latinoamericanos.
Por eso pienso que es hora que no solo
pidamos una verdadera rendición de cuentas de nuestros funcionarios públicos,
porque tenemos que exigir una intachable conducta moral en la administración de
nuestros bienes, sino que además exijamos que logren pensar alternativamente.
Que en momentos de crisis nos ofrezcan soluciones creativas. Que no se dediquen
a predicar lo que dicen viejos modelos trasnochados que tienen en crisis al
planeta entero, ni que repitan como loros la prédica del nuevo modelo del siglo
XXI. Es ahora que logren pensar distinto, que sigan el ejemplo de esté
Matemático o de otros grandes alcaldes como Jaime Lerner (Curitiba) o Sergio
Fajardo (Medellín).
Ciertamente es una lección aprendida, no
podemos dejar que nuestros gobernantes sean acartonados, necesitamos para poder
solucionar las grandes crisis gente dispuesta a pensar fuera de la caja.