Cuando hay que hacer algo necesario, ustedes son incapaces de ponerse de acuerdo. Y de repente, para hacer algo irrelevante, resurge la vieja alianza conservadora, para no decir reaccionaria. Ayer una coalición sospechosa de ARENA, GANA, PCN y PDC unió 47 votos en la Asamblea para otro intento de reformar la Magna Carta y elevar a rango constitucional la prohibición de matrimonios que no sean entre "hombre y mujer así nacidos".
Lo raro es que esta alianza conservadora, con urgencia, quiere arreglar un problema que en el país no existe. No hay legislación que permite el matrimonio entre homosexuales o de transexuales. Ni existe ninguna iniciativa seria para legalizar este tipo de matrimonios. ¿Por qué? Porque en El Salvador, a diferencia de otros países, no existe presión social para legalizar matrimonios entre homosexuales. Y tampoco existe una mayoría legislativa para este tipo de reforma.
¿Entonces, por qué encaminar una reforma constitucional para arreglar un problema que no existe en el país? "La derecha" no se pudo unir para evitar, luego de los fracasos del primero, y el segundo gobierno del FMLN; no se puede unir para la urgente reforma electoral o para garantizar la independencia de organismos como la Corte Suprema, el Tribunal Electoral, la Corte de Cuentas; no se puede unir para evitar el endeudamiento del país; tampoco dan señales de disposición para ponerse de acuerdo sobre una presidencia de la Asamblea en manos de la oposición, para construir una gobernabilidad con base en el equilibrio en vez de la gobernabilidad que quiere el FMLN: con base en el control de todos los poderes.
Pero de repente esta derecha incapaz de unirse para resolver los problemas urgentes del país se une para una causa con tan poca urgencia y tan alta carga de ideología reaccionaria y discriminatoria. No me cuesta decirlo: Por suerte existe una fuerza que en la próxima Asamblea puede vetar esta locura. Así como es saludable que ARENA tendrá la fuerza para vetar reformas constitucionales peligrosas (introducción del referéndum como instrumento populista de legislación) e innecesarias e ideológicas (como el derecho constitucional al agua y la alimentación), igual es sano que el FMLN tendrá la fuerza para vetar esta reforma discriminatoria e innecesaria.
La Constitución no es un manifiesto ideológico, en la cual la izquierda o la derecha, siempre cuando tengan una mayoría coyuntural, introduzcan sus postulados filosóficos. La Constitución es expresión de los consensos de toda la sociedad para definir las reglas para la convivencia de todos, para la pluralidad, y para administrar las diferencias políticas e ideológicas.
La derecha, si quiere ser opción de poder (y mientras tanto, para el resto del mandato presidencial del FMLN, garante del equilibrio y defensora del sistema republicano), tiene que construir una nueva mayoría alrededor de los problemas y aspiraciones que la izquierda gobernante no puede (o no quiere) atender: seguridad, responsabilidad fiscal, crecimiento, empleo. Esta unión no se construye en batallas artificiales, mucho menos de contenidos reaccionarios y atentatorios contra la inclusión social.
Si tanto quieren defender la institución de la familia, construyan propuestas para asegurar empleos para las madres jefas del hogar y para los jóvenes, obliguen al gobierno a priorizar su inversión social en la creación de guarderías, escuelas de calidad y de tiempo completo. Así se reconstruye el tejido social, en el cual las familias sean protegidas, no con iniciativas ideológicas como la reforma constitucional contra matrimonios gay.
Saludos,
(Mas!/El Diario de Hoy)