domingo, 16 de octubre de 2011

El doble discurso de Funes: Estoy en contra, pero no veto


Paolo Lüers
El presidente habló – y todo queda confuso. Uno lee el comunicado que Casa Presidencial emitió sobre la reforma a la Ley de Tarjetas de Crédito y el escrito que mandó a la Asamblea – y piensa que la está vetando. Pero no.
Argumenta que está mal y fuera de lugar toda esta reforma, con la cual los diputados de FMLNGANA quieren intervenir el mercado de tarjetas de crédito. Pero en vez de vetarla, la observa y deja abierta la posibilidad que sus dos partidos, con los mismos votos, la ratifiquen.
El presidente da plena razón a los argumentos de los bancos y de la empresa privada que se oponen a esta ley (porque vuelve inviable mantenerles el crédito a casi 400 mil usuarios de tarjetas), pero no se atreve a vetar y así dar a la oposición la herramienta para evitar la ratificación y posterior aplicación de esta mala ley.
Acuérdense cuál es la diferencia entre veto y observación: Cuando el presidente veta una ley, la Asamblea necesita mayoría calificada para ratificarla. Cuando sólo la observa, basta minoría simple para ratificar. Para esta ley de intervención en el mercado bancario, que fija por decreto el interés que pueden cobrar los bancos, no existe mayoría calificada. ARENA, PCN y PDC no están de acuerdo. Conclusión: al no vetar y limitarse a observar la ley, el presidente deja al criterio de FMLNGANA ratificar o no esta ley. No hace uso de su derecho constitucional ni cumple su deber constitucional de vetar una ley cuando está convencido que es dañina para el país y para los mismos usuarios.
El presidente no está haciendo su trabajo. Si decide observar una ley, tiene que hacer observaciones puntuales, incluyendo propuestas concretas de cómo mejorar su redacción. Pero en este caso, sus observaciones son generales. Lo que plantea el presidente no es cómo mejorar esta ley, sino que toda esta ley, como está concebida, no sirve. Que hace falta otra ley totalmente diferente, cuyo sujeto no sería la emisión de tarjetas de crédito y los intereses que se cobran, sino las prácticas de usura en general. Pero si el residente llega a esta conclusión, por lógica tiene que vetar la ley, y con esto dar a la oposición la oportunidad de evitar que entre en vigencia. Precisamente esto no se atreve hacer Funes, porque no quiere que los populistas del FMLN le acusen de ‘ceder ante la presión de los bancos que quieren desangrar al pueblo...’
Otra vez se muestran el oportunismo y la falta de liderazgo del presidente. Básicamente maneja un doble discurso, diciendo al FMLN: “Yo no estoy vetando su decreto, si quieren ratifíquenlo”; y al mismo tiempo diciendo al sector privado: “Yo observé el decreto, expresé mis preocupaciones, pero no me hicieron caso…”
Además del oportunismo del presidente, el escrito presidencial con las observaciones a la reforma de la Ley de Tarjetas de Crédito demuestra otra cosa igualmente preocupante: la incompetencia de la Secretaría Jurídica de la Presidencia. Nuevamente la Asamblea recibe un escrito presidencial incongruente, mal redactado, que demuestra graves deficiencias en el análisis jurídico. Funes no ha decidido no dotar a Casa Presidencial de un equipo jurídico profesional, con capacidad de proveer al mandatario de análisis crítico y profundo y de propuestas de soluciones jurídicamente sólidas. Más bien ha preferido rodearse con un equipo débil y sumiso que obviamente nunca le confronta con las implicaciones jurídicas y políticas de las movidas políticas que quiere hacer.

El equipo jurídico de Casa Presidencial tendría que ser un contrapeso para evitar que los malos consejos de sus amigos llevan al presidente a tomar decisiones jurídicamente erróneas y políticamente cuestionables.

Uno no puede criticar a un presidente por no ser experto en asuntos legales, pero sí por rodearse de malos asesores y no crear contrapesos.
(El Diario de Hoy/Observador Político)
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