Estimado Mel:
cuando te mandé la primera carta el sábado, no creía que te iban a hacer un golpe de Estado. Usted tampoco. Al haberlo sabido, no te agarran en pijamas...
Los dos nos equivocamos: Hubo golpe y te sacaron del país. Y los diputados pusieron a un presidente provisional. Unánimemente. Ni un sólo diputado levantó la mano por vos. Ni siquiera los diputados de tu propio partido.
Igual que vos, no estoy de acuerdo con el golpe. Pero tampoco con vos y tus planes de cambiar la Constitución. Para eso querías hacer el referéndum a huevo, aunque no estaba aprobado por el Congreso, ni por la Corte Suprema, ni por el Tribunal Electoral.
No estoy de acuerdo con el golpe, porque vos y el pueblo hondureño tienen derecho a que te enjuicien como dios y la Constitución mandan. O presentan pruebas que violaste la Constitución - o se callen para siempre.
Los militares no tenían derecho de capturarte y mandarte al exilio. Mucho menos en pijamas. Nadie tenía derecho de ordenar a la Fuerza Armada a romper el Estado de Derecho.
El golpe de Honduras es el típico caso de la medicina que es peor que la enfermedad. La democracia hay que defenderla con más democracia, no con golpes de Estado. El golpe, en vez de salvar la democracia, le termina destruyendo.
Ojala que puedas regresar a Casa Presidencial, para que el Congreso inicie el proceso constitucional para deponerte.
Saludos, Paolo Lüers
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