“¿Sin la justicia, qué serían en realidad los reinos, sino bandas de ladrones?”
San Agustín, La Ciudad de Dios
“A mis amigos lo que quieran; a mis enemigos la ley”, atribuido a Porfirio Díaz
Esto le tiene que quedar grabado a tus hijos, dijo estremecedoramente uno de nuestros captores.
Te vas a morir hijo de la gran puta. Y me hincaron. Ramoncito tenía entonces once años. El resto de la familia tenía los ojos vendados con mis propias corbatas, pero él no. Él estaba viendo. Yo le dije: tranquilo, no te preocupés, y le sonreí conmovido. Y pensé para mis adentros: aquí acabó todo... Leer el texto completo en ElPeriodico