Los dos candidatos a la presidencia han estado bajo gran presión de presentar a las personas claves de su gabinete. La gente quiere saber qué tipo de personas van a gobernar. No quieren firmar cheques en blanco. Tampoco confían en programas, en papeles, quieren ver personas confiables.
Hay temores que en un gobierno de Rodrigo Ávila sigan mandando los mismos de ahora. O sea, que en vez de apertura y reforma haya continuismo. La forma más convincente de disipar estas dudas es presentar a personas nuevas que ocuparán puestos claves. Personas comprometidas con las reformas democráticas y el fortalecimiento de las instituciones. Y con experiencia y capacidad para pilotear el barco en tiempos de tormenta.
Hay temores que en un gobierno de Mauricio Funes mandarían los comandantes del FMLN, los cuadros del Partido Comunista, los amigos de Hugo Chávez. O sea, que en vez de ‘cambio seguro’ haya ruptura con la democracia representativa, erosión de las libertades, alineación del país al eje Venezuela-Cuba, experimentos económicos estatizantes, etc. La forma más convincente de disipar estas dudas es presentar a personas con credenciales democráticas y probada capacidad que ocuparán los puestos claves. Personas que inspiran confianza a inversionistas y empleadores.
Los sectores que tienen estos temores frente a las dos fórmulas presidenciales y sus partidos son los que van a decidir esta elección. Son los que quieren estabilidad, pero no al precio de continuismo y estancamiento. Son los que quieren cambio, pero no al precio de perder la estabilidad y las libertades. Es la gente que exige a los candidatos que les enseñen a las personas claves de su futuro gabinete.
Lastimosamente, ninguno de los dos candidatos y partidos está dispuesto de contestar esta pregunta clave. Rodrigo Ávila ha dicho que no va a entrar a este tema antes de las elecciones. Lamentable, pero por lo menos claro.
Mauricio Funes, en cambio, está haciendo un juego de apariencias: Confrontado con enormes dudas y contradicciones en cuanto a quién mandaría en un gobierno del FMLN, comienza a mencionar personalidades de renombre y prestigio profesional. Los incorpora en su “equipo de gobierno”, pero inmediatamente los poderes fácticos de la Comisión Política del Frente dicen que no se trata del futuro gabinete, sino de asesores del candidato. Y tanto el candidato y los personajes mencionados se apuran a confirmar que nunca han hablado de cargos en el gabinete, sino de la elaboración de políticas públicas...
Muchos interpretan esta indefinición como una nueva manifestación de las contradicciones entre candidato y partido, entre moderados y ortodoxos. No lo creo. Esa es más bien la falsa pista que Mauricio Funes quiere dar para seguir construyendo su imagen de hombre independiente del partido y como moderado.
En realidad es una estrategia electoral consensuada entre el partido y su candidato. Es una división de trabajo: Tu juegas el papel de moderado que te permite acercar y poner en función de la campaña a personalidades y sectores de centroizquierda - y al mismo tiempo que aparecen en tus spots de televisión pidiendo el voto para vos, los lanzas al ruedo para que los dudosos vean caras confiables... Y nosotros, el partido, trabajamos tranquilamente en el plan de cómo asumir los puestos claves en los ministerios, en las instituciones, en la administración pública. Sobre todo en las áreas que permiten construir poder local, instituciones paralelas, movimiento social, redes territoriales...
Si se gana, a lo mejor estas alianzas y estos personajes siguen siendo útiles en los ministerios que de todas formas el FMLN no los quiere ocupar como partido. En los ministerios que de todos modos serían sujeto a mucha presión de parte de la empresa privada, los Estados Unidos, y la clase media. Presión de concertación y de estabilidad...
Y si no se gana, por lo menos se ha conseguido dividir y neutralizar a los sectores de centroizquierda, comprometiendo una parte con la campaña de Funes, empujando la otra parte hacia la derecha...
Lo del ‘equipo de gobierno’ de Funes es un juego de apariencias, donde los engañados son los votantes que se dejan confundir - y algunos de los personajes que se dejan utilizar. Muchos de ellos, no lo dudo, de buena fe. Otros, por puro oportunismo. Algunos, me consta, para evitar lo peor. Bueno, tal vez estos últimos tengan razón: En caso que gane Funes, preferiría tener en la cancillería a una persona íntegra como el doctor Dada, si esto es la forma de evitar que Nidia Díaz se convierta en la jefe de la diplomacia salvadoreña. Preferiría tener a María Isabel Rodríguez, mi amiga Chabelita, en Salud, en vez del doctor Guillermo Mata, quien condujo para el FMLN la huelga de los médicos y la casi destrucción del Colegio Médico.
Hay un momento en la jugada cuando no tener novia es mal visto. Entonces, mejor conseguirse una(s), pero sin asumir compromiso.
(El Diario de Hoy, Observador Electoral)