¿Alguna vez usted se ha preguntado qué piensan realmente los diplomáticos estadounidenses de Costa Rica? Esta es la respuesta: “Costa Rica no es un paraíso, aguas negras por todo lado”.
“Costa Rica da tratamiento a menos del 3% de los excrementos humanos y descarga el 97% de las aguas negras en los ríos que desembocan en el mar y que constituyen poco más que contaminadas zanjas de aguas negras a cielo abierto (...) colocando al país entre los cinco peores en Latinoamérica. Y el país va para atrás.
“El área del Valle Central, que incluye la Gran Área Metropolitana de San José y casi dos millones de personas, tiene un anticuado sistema de recolección de aguas negras, con muchas cañerías subterráneas que datan de mediadios del siglo anterior y que están perforadas por herrumbre”.
Tal exposición la hizo, el 4 de abril del 2007, Laurie Weitzenkorn, funcionaria de Asuntos Públicos de la Embajada de EE. UU.
Ese año, Weitzenkorn se dio a la tarea de reportarle al Departamento de Estado de su país la realidad que viven los ticos.
Agregó: “Se pueden ver derrames en las calles. Pese a que por lo menos se han agregado 100 nuevos residenciales a la red, desde 1981 no se hace trabajo amplio en el sistema de alcantarillas.
”Casi todas las aguas negras entran a ríos que fluyen desde San José y desembocan en el Pacífico, concretamente en el golfo de Nicoya por vía del río Grande de Tárcoles. Los residentes locales saben que deben evitar las playas de esa área por las aguas negras.
”La contaminación ha dañado manglares y arrecifes de coral, y se sospecha que está causando una baja en la pesca comercial. También se liga la contaminación del agua con hepatitis, cólera, problemas de la piel y casos de diarrea que aumentaron un 16% en Costa Rica del 2002 al 2005.
”Para un país dependiente del turismo, que se sustenta en su reputación como un paraíso ambiental y un destino turístico de primera clase, el uso que hace de los ríos, en vez de un moderno sistema de sanidad, como conducto para descargar aguas negras sin tratar en sus playas más accesibles e importantes áreas de pesca, es una espeluznante revelación.
“Pese a esta sorprendente falta de infraestructura moderna en una nación que se enorgullece de su reputación ambiental, los legisladores vacilaron durante meses antes de aceptar un préstamo japonés para proyectos grandes de tratamiento de aguas negras”.
“Este es el primero de una serie ocasional de cables que explican por qué Costa Rica no es un paraíso. Estos cables buscan dar una imagen realista de los retos diarios que Costa Rica enfrenta. Los folletos turísticos no narran toda la historia”, escribió Weitzenkorn.
No se les fue nada. Entre el 2005 y el 2010, los estadounidenses en San José nos retrataron en privado, como nunca lo habrían hecho en público, según lo demuestran los cables revelados por WikiLeaks.
Analizaron y juzgaron todo: desde nuestras instituciones públicas “abotagadas” o el “deteriorado” sistema de salud, hasta la “dilapidada infraestructura nacional” y “el decrépito sistema víal”.
Incluso calificaron la democracia costarricense como “disfuncional” e “hiperlegalista”
“ Muchos kilómetros de carreteras están llenos de baches, que se lavan en la estación lluviosa, equipadas con puentes viejos que tienen mal mantenimiento o construidas con muy pocos carriles para el tránsito de lentos y pesados camiones y vehículos en un terreno montañoso lleno de ascensos y descensos”.
Esta descripción la realizó el embajador Peter E. Cianchette el 18 de noviembre del 2008.
“La mala condición de muchas carreteras y autopistas atenta contra el turismo, la logística y la seguridad: la velocidad promedio para avanzar (incluso entre ciudades importantes y con tránsito normal) puede bajar hasta 30 millas (48 km) por hora, lo que sorprende a los turistas, aumenta costos de transporte de las empresas debido al tiempo y las tasas de accidentes cuando los choferes tratan de adelantarse al tráfico lento en carreteras montañosas de dos carriles y llenas de curvas”, añadió.
“Los visitantes deben tener mucha cautela. Una combinación de calles en malas condiciones, manejo errático y tráfico de animales y personas en las calles hacen la conducción muy peligrosa”.
Este es el mensaje habitual de la Embajada, cada vez que algún funcionario estadounidense se prepara para visitar Costa Rica.
Grandes retos . Para los norteamericanos, otros retos de Costa Rica incluyen “la creciente dependencia en combustibles fósiles para generar energía, el desarrollo excesivo en las zonas marinas y costeras, desorganizado desarrollo urbano y la contaminación del aire.
“Mejorar la infraestructura pública sigue siendo el desafío más sobrecogedor”, señaló otro cable.
“Carreteras, aeropuertos, puertos, capacidad eléctrica, tratamiento de los desechos y telecomunicaciones inalámbricas sufren por años de negligencia, capacidad limitada y lento desarrollo. La falta de planeamiento local, regional o nacional y el desarrollo desenfrenado, especialmente en los centros turísticos de alta categoría en la costa del Pacífico norte, agravan el problema”, escribió Peter Cianchette, en setiembre del 2008.
“En efecto, Costa Rica es verde, pero no es del todo limpia”, concluyó el embajador.
Turismo afectado
Pobre atención. Los estadounidenses también analizaron el sector del turismo en Costa Rica y advirtieron que “pese a la importancia para la salud económica de la nación, la industria del turismo y la infraestructura que la soporta no reciben la atención que merecen”.
Víctimas del éxito “Costa Rica se ha convertido en víctima de su propio éxito”, señaló uno de los cables diplomáticos, enviado en el 2005. “El creciente número de turistas conlleva una creciente demanda de infraestructura. Estas demandas crecientes (instalaciones, caminos, servicio de Internet, etc.) no pueden cumplirse consistentemente a menos de que el Gobierno de Costa Rica implemente un esfuerzo concertado”.
panorama oscuro“Las ganancias del turismo podrían alcanzar pronto su punto más alto si el Gobierno de Costas Rica no presta atención a las necesidades de la industria del turismo e invierte en infraestructura, especialmente en caminos y puentes que han permanecido en mal estado durante años y continúan deteriorándose”.