martes, 7 de julio de 2009

Solo en la muerte recuperamos nuestro nombre

Coscomatepec de Bravo
060709

En la distancia me alcanzó la noticia. Dura, cruda, un amigo está muerto. Entre picos de montaña nevados y la soledad se puede transmitir la tragedia.

No hay palabras para los amigos y la familia que sienten bien, a pesar de que digamos que era un buen compañero, un magnifico deportista o simplemente un buen ser humano.

Qué difícil pensar que trece personas mueren al día, que trece familias al día pasan por esto, que trece grupos de amigos lamentan una muerte.

13, vemos el número y leemos la noticia, historias que hasta la prensa se cansó de contar y ahora con un pacto decidieron silenciar. Son meses ya que los crímenes no se ven. En esta ocasión esta cifra tenia nombre, Lino, con nuestra muerte recuperamos nuestro nombre, mientras los que quedamos seguimos anónimos, rodeados de cifras, 13, sin que pronunciemos con firmeza ¡Basta ya!

No queremos más nombres, dan igual los colores políticos o las buenas intenciones lo que queremos es el fin de la violencia, lo que queremos es vivir en paz, sin miedo a caminar por una acera, sin miedo de sentarnos en el parque, sin temor de poder entrar a nuestras casas y sin el absurdo de no poder trabajar y ganarnos la vida.

Llegará el momento que la presión haga que esto explote, llegará el momento que alguien vuelva a tomar la justicia por sus manos, que no les importe si es marero, roquero o simple narco. No les importará la procedencia, si es viene de condiciones desfavorecidas o si el sistema lo produjo. Llegará el momento en que los anónimos tomarán acción, para entonces todo estará perdido y esto se habrá ido al traste.

No me explico como alguien puede prestar tanta atención a Chávez cuando nos ahogamos. Tan absurdas nuestras preocupaciones por defender nuestra democracia, tan absurdo el FMLN por seguir viendo al Chavismo como algo importante. Lo que importa son los anónimos, el pueblo, lo que tanto se llenan la boca diciendo y tan fácil se les olvida. Lo que importa es que lleve el turno de los ofendidos que Roque hablaba no los de Funes.

Lo que importa es que hoy se nos fue Lino y nos acordamos de él, mañana serán otros trece que dejarán otros trece que los recuerden.

Y mientras no paremos esto, recuperemos nuestros nombres antes de la muerte o en la misma muerte. No hay futuro para El Salvador y el manto sombrío del narcotráfico, la delincuencia, la corrupción y la muerte nos recorrerán mientras nuestros lideres nos venden socialismos trasnochados de tiranos payasos del sur y lo único que queremos son soluciones.