El 28 de marzo de 2009, yo te dediqué una columna en el Diario de Hoy titulada “El Padrino”. Estaba pendiente la elección de nuevos magistrados para la Corte Suprema de Justicia y sonaba tu nombre. Para objetar esta idea, yo escribí: “¿Quiere el país permitir que el padrino del futuro presidente y dirigente orgánico del futuro partido de gobierno esté controlando el Poder Judicial? Si Fabio Castillo va para la Corte, va para magistrado presidente. Va para cambiar la correlación de fuerzas en la Corte y en todo el aparato judicial. Va para cambiar la relación entre los poderes del Estado.”
Esta columna me atrajo, por parte tuya, la memorable frase del tabernero que mejor no se meta a opinar de cosas que no entiende...
Después de haberte visto esta semana en la entrevista del Canal 33 y luego tus planteamientos en un foro de El Diario de Hoy, me retracto de lo escrito en 2009. No sólo has mostrado que no sos el padrino de Mauricio Funes, sino su más ácido crítico (más ácido incluso que yo). También mostraste que tienes los huevos y la independencia intelectual necesarios para defender el sistema republicano de la separación de poderes y la independencia de la Sala de lo Constitucional.
¡Que alivio ver a un hombre de izquierda tan brillante como vos en primera fila para enfrentarse a la maniobra anti-constitucional del presidente Funes para neutralizar el control que la Sala de lo Constitucional ejerce sobre su gestión! ¡Tratándose del presidente que tú apoyaste desde los inicios de su candidatura!
Si tú ante las cámaras de televisión te arrepentís de tu apoyo a este presidente, lo mínimo que este tabernero puede hacer es arrepentirse, también en público, de haber expresado dudas de tu vocación republicana de defender la independencia de la Corte, aunque sea contra tu partido y contra el presidente que tu apoyaste.
Tuviste la razón, Fabio, en señalar que este tabernero estaba meando fuera del tarro.
Ya no importa todo esto. Lo que importa es que en aquel entonces se hizo una selección correcta de magistrados – y hoy hay que defenderlos. En esto estamos juntos, el padrino y el tabernero.
Además te tengo que confesar: Me hiciste reír como nunca a la hora de las normalmente tan insufribles y aburridas entrevistas de la mañana.
Con mucho respeto, Paolo Lüers
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