¿Quién dice que no podemos lograr que El Salvador sea conocido en el mundo, ya no por la guerra civil y la mara Salvatrucha, sino por la calidad de nuestra Compañía Nacional de Danza, de nuestros diseñadores y de nuestras películas?
Quien se plantea metas chicas y pobres, se quedará chico y pobre. Hay que tener sueños y hacerlos realidad.
Arturo Menéndez tuvo el sueño de hacer cine. Muchos se rieron de él. Otros le dijeron que para hacer cine mejor vaya adonde hacen películas. Pero el sueño de Arturo era hacer cine en El Salvador, sobre El Salvador, para El Salvador. Escribió un guión para un cortometraje y lo mandó a la Berlinale, el Festival Internacional de Cine de Berlin.
Entre cientos de guiones, Cinema Libertad, de Arturo Menéndez, fue seleccionado para entrar, junto a 14 otros proyectos de cineastas de todo el mundo, en la competencia para talentos jóvenes llamado "Berlinale Talent Campus". En la página WEB de la Berlinale, Arturo se presenta así: "Me gusta verme como alguien que nunca se cansa de soñar. Soy un soñador que trabaja para realizar su sueño".
Trabajó duro y lo realizó: Cinema Libertad está ya en las pantallas. En Berlín no logró estar entre los cinco cineastas a los cuales el festival financia la producción de sus películas. Terminó en sexto lugar. Pero no se rindió. Regresó a San Salvador y buscó el dinero y el equipo de profesionales para hacer Cinema Libertad. A diferencia de las cinco películas financiadas por la Berlinale, Cinema Libertad ya está terminada. A partir del viernes 23 se estrena en Cinépolis Galerías.
¿Cómo se hizo realidad el sueño de Arturo? Por una razón: porque el sueño de él -–la idea de una película sobre dos niños que en el Cine Libertad, convertido en asilo de desamparados y desesperados, usan un rayo de luz para proyectar figuras e historias-- era tan lindo que contagió a dos productores: Carlos Figueroa y Xaviere Rosales, que también son capaces de soñar, pero sobre todo son capaces de rebuscarse y ganarse la vida con la producción de cosas muy pedestres como anuncios, reportajes, videos promocionales. Su receta: hacerlo bien, hacerlo de manera profesional.
Cuando Arturo les pide apoya, le dicen: Mire papito, la única forma de hacer esta babosada es hacerlo de manera profesional. Si pides a todo el mundo que te ayude por el amor al arte, te lo van a hacer, pero va a salir otra película "amateur", de buenas intenciones. Si querés hacer algo profesional, hay que trabajar de manera profesional: contratar, exigir calidad y pagar. Así de simple.
Y así trabajaron. Cinema Libertad fue producido como cualquier proyecto profesional y comercial. Y por primera vez sale un producto que ya no es expresión de buenas intenciones, sino de capacidad profesional de realización de cine.
Con Cinema Libertad Arturo Menéndez y los productores de Cinema Libertad han mostrado que en El Salvador se puede hacer cine cuando se aborda con profesionalismo. Escrito con poesía, producido con sentido de realismo, esta es la receta de Cinema Libertad. Es la receta de hacer cine en todo el mundo. No hay otra.
Ya estábamos cansados de ver intentos de hacer cine salvadoreño que queda en buenas intenciones. Ya estábamos cansados de la complacencia paternalista con el cine mal hecho. Ya estábamos cansados de los cineastas (y otros artistas) llorones que siempre encuentran razones de por qué aquí no hay condiciones para producir: porque el Estado no los apoya, porque no hay dinero, porque las salas de cine no se les abren.
Gran paja. En ninguna parte hay condiciones, apoyo y dinero para películas mal hechas. Si el producto es bueno, también es competitivo. Por eso Cinema Libertad se ganó el apoyo de la Secretaría de Cultura, de los medios, de los productores, de los actores, y ahora le abrieron las puertas de Cinépolis.
(El Diario de Hoy)