¿Qué tienen en común los aleteros de tiburón y los traficantes de cocaína? Pues que los dos aprovechan los vacíos legales facilitados por las autoridades del Poder Ejecutivo para realizar sus fechorías en los muelles privados de Puntarenas.
No es casualidad que el dirigente pesquero ahora encarcelado por presunto narcotráfico, ha sido uno de los mayores opositores a nuestra campaña contra el uso ilegal de los muelles privados por parte de la flota extranjera que aletea tiburones.
Sistemáticas violaciones. Desde el año 2003, Pretoma ha denunciado hasta la saciedad que las autoridades no solo han faltado en su deber de hacer cumplir la ley, sino que facilitan su violación.
Según el artículo 211 del Reglamento a la Ley General de Aduanas, las importaciones de productos deben ocurrir en muelles públicos, permitiendo el uso de muelles privados tan solo en casos excepcionales, como casos fortuitos.
El artículo 212 del mismo Reglamento faculta a la Dirección General de Aduanas a habilitar muelles privados, pero únicamente con fines turísticos no comerciales.
Estos artículos no son antojadizos, pues existen actividades de interés público que el Estado está en la obligación de tutelar, lo cual tan solo puede realizarse eficientemente donde existe infraestructura pública y rige la Ley General de la Administración Pública.
No obstante lo anterior, desde 1998 las autoridades del Incopesca, el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Obras Públicas, se confabularon y consolidaron un plan para violar sistemáticamente la ley para no solo permitir, sino fomentar, el uso ilegal de los muelles privados por parte de la poderosa flota extranjera.
De hecho, desde hace más de tres años la Sala Constitucional ordenó a las autoridades recurridas, incluido el Ministerio de Ambiente, impedir el uso de muelles privados que no estén dotados de infraestructura pública. La orden fue secundada por la Contraloría, y la Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa recomienda su acatamiento inmediato.
Una y otra vez, las recurridas han decidido hacer caso omiso de las órdenes, y actualmente, estas embarcaciones continúan descargando sus productos en muelles privados, al amparo de resoluciones y reglamentos sin asidero legal, lo cual deja evidentemente desprotegido el interés público.
Advertimos en su momento que la situación no solo facilita aleteo, sino potencialmente la evasión de impuestos, el tráfico de drogas, la inmigración ilegal, y hasta compromete la seguridad nacional.
Básicamente, la mesa está servida para evadir los controles estatales y realizar cualquier tipo de “chorizo” en los muelles privados de Puntarenas.
Oídos sordos. Hemos recurrido al ministro de Agricultura, Javier Flores; al ministro de Ambiente, Jorge Rodríguez; a la viceministra Ingresos (Hacienda), Jenny Phillips; a la vicepresidenta Laura Chinchilla cuando fungía como tal, y hasta al mismísimo presidente Arias, pero nadie quiere hacer cumplir la ley en los muelles privados, bajo el alegato de que no están obligados a lo imposible.
¿Cuál imposible? A punta de denuncias legales, hemos logrado acabar con los mecanismos que han diseñado las recurridas para legitimar su accionar, y cerrar los muelles privados en cumplimiento de la ley en dos ocasiones, en el 2004 y en el 2006.
Lamentablemente, ambos cierres duraron tan solo dos semanas; el tiempo requerido por las recurridas para redactar más resoluciones sin asidero legal y otras artimañas legales para perpetuar la situación. Esto nos ha obligado a interponer más denuncias que se ventilan actualmente en los tribunales. Mientras tanto, la actividad ilegal continúa, como si nada.
Esperamos que lo ocurrido con el embarque de cocaína en tiburones le abra los ojos al Poder Ejecutivo, y como dijo el Fiscal General al referirse específicamente a este caso, “…que Costa Rica deje de hacer el ridículo”.
Bastante ridículo hizo ya el país cuando el expresidente Pacheco se ganó el “Premio Internacional Enemigo de los Tiburones 2005”, por no hacer cumplir la ley en los muelles privados y permitir el aleteo. La diferencia es que ahora el premio sería en combo: “Enemigo de los Tiburones y Amigo de los Narcotraficantes”.
Publicado en La Nación, 18 de julio de 2009.