“Cada 30 segundos un niño muere de hambre. Cada día mueren 25,000 personas de desnutrición. Nos hemos equivocado”, fueron las palabras del mandatario francés Nicolás Sarkozy en el pasado encuentro de Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma, donde 183 países participaron en junio para dictar un documento común en el que fue difícil lograr un consenso final.
De acuerdo a varios medios de comunicación, esta cumbre fue un fracaso. Lo único que se logro fue la redacción de un “raquítico documento” de buenas intenciones.
Una vez más se dictaron políticas muy ambiciosas pero vagas que no concuerdan con la situación actual del mundo. Estamos en una crisis mundial en los sectores financieros, inmobiliarios, alimentarios y energéticos. No es suficiente decir que es necesario “Erradicar el hambre y garantizar los alimentos para todos” (cita del El País 05-06-08), sino acciones contundentes. En la elaboración de dicho documento ni siquiera se mencionaron los problemas de fondo más importantes.
Países como España se han comprometido a donar 500 millones de euros (773 millones de dólares) y Francia alrededor de mil millones de euros (1,500 millones de dólares) en 5 años para África. Pero España y Francia no son la Unión Europea ni los países más contaminantes, ni los más ricos.
Irónicamente Francia es uno de las economías más proteccionistas del mundo. Otros países de Europa simplemente han reducido su ayuda al desarrollo, entre ellos el Reino Unido e Italia.
Estas donaciones le vienen muy bien a la FAO para las acciones inmediatas que se necesitan ahora, pero son una cifra ínfima comparada con las cantidades anuales que se necesitaran para hacer frente a la crisis. De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas (ONU) se necesitarían cerca de 19 mil millones al año para poder invertir en la producción de alimentos y aumentar en un 50% la producción de estos para el 2030. Las buenas intenciones de los países desarrollados servirán para acallar la conciencia mientras miles mueren de hambre.
El otro lado de la moneda, es que también en esta cumbre se habló de los 1,000 millones de personas que sufren sobrepeso, entre ellos 300 millones son obesos frente a 850 millones que mueren de hambre y 178 millones de niños desnutridos. El problema se encuentra tanto en la producción de alimentos como en la distribución. La producción es insuficiente para abastecer la demanda de las grandes potencias emergentes como China e India. Por otro lado, el cultivo de soja y maíz (entre otros productos) destinados a los biocombustibles ha sustituido el de alimentos reservados para el consumo humano en muchos casos.
El cambio climático es también parte del problem. La ONU, y varias de las principales organizaciones no gubernamentales han constatado el estrecho vínculo entre el la crisis alimentaria y el calentamiento global, que acentúa las grandes sequias e inundaciones que destruyen vastos cultivos destinados al abastecimiento mundial. Mientras no se cumpla el protocolo de Kioto por las potencias más contaminantes (China y EE.UU) el problema de la crisis alimentaria estará resuelto a medias.
Otro de los grandes problemas en la producción de alimentos que denunciaron varias ONG presentes en la cumbre, es la existencia de subsidios a los alimentos en el Primer Mundo que impiden a los países más pobres desarrollar sus mercados agrícolas, exportar, competir en igualdad de condiciones. En un estudio llamado “La hora de la verdad”, OXFAM sostiene que la Unión Europea juega a dos caras: Cooperación por un lado y Comercio injusto por el otro, Un comercio basado en aranceles y subsidios incluso más elevados que los de Estados Unidos. Pero aquí irónicamente, en el Primer Mundo, miles de agricultores, campesinos, pescadores y transportistas se han manifestado en las calles de toda Europa contra la subida del precio del petróleo y le piden a los gobiernos intercedan por las pérdidas generadas del alto coste. (Véase el País 06-06-08)
La política Agraria de la Unión Europea no es tan idílica como se plantea ya que permite que solamente el 18% de los perceptores de ayuda en España, obtengan el 76% de las de las subvenciones agrarias. Cada año desaparecen 37,000 explotaciones familiares de acuerdo a OXFAM.
Si los subsidios dan ventaja a la agricultura europea y los campesinos no ven los beneficios, ¿Quien se queda el dinero entonces?
El gran problema se encuentra en la cadena que va de la producción hasta que llega a su destino final. Es decir, la distribución de alimentos: el comercio injusto y la especulación del sector de semillas y pesticidas.
Varias ONG denunciaron en la Cumbre de Roma que en el mundo mandan las multinacionales y los intermediaros. Solo el 80% de los cereales lo controlan 5 empresas (Véase cobertura completa de la Cumbre de Roma El País 04-06-08): Cargill (36%), Archer Daniels Midland (67%), ConAgra (30%), Bunge (49%), Dreyfuss (19% en 2006). Cadenas como Auchan o Wal-Mart deciden los precios y se quedan con los beneficios del precio final. Mas escalofriante es la movida de los especuladores del quebrado mercado inmobiliario y financiero hacia los productores de semillas y pesticidas: Monsanto, Bayer, Dupont, Basf, Dow, Potashcorp.
La gran pregunta es ¿qué podemos hacer nosotros, los países en vías de Desarrollo ante esta inevitable situación? La Cumbre de Roma es un deja vu de la comisión multidisciplinaria que ha convocado el presidente de El Salvador, hace un mes para hacerle frente a la crisis alimentaria. Solo que con más tiempo de actuación. Según el coordinador de la comisión llevan cuatro semanas y todavía es difícil ver alguna propuesta viable (Véase el Faro 02-06-08).
De acuerdo al informe de la OXFAM los países pobres deberíamos tomar medidas básicas a corto y largo plazo, es decir, políticas esenciales como son: la protección social, la garantía de un salario mínimo, semillas y fertilizantes gratis para agricultores y rebaja de los impuestos sobre los alimentos. Guatemala ya ha iniciado la reactivación de la antigua ley de 1974 llamada “Ley Obligatoria y de Fomento para el Cultivo de Granos Básicos” que ordena a los propietarios de terrenos de más de cien hectáreas dedicar el 10% de su producción anual al cultivo de granos básicos. Esta medida asegurara que el país produzca lo que consume. Esta sería una buena medida siempre y cuando no beneficie a los propietarios de los grandes latifundios y se establezca un tope de precios para los alimentos básicos. La ley ya existía pero simplemente no se les obligaba a cumplir.
Los países en vías de desarrollo debemos buscar una salida propia y no esperar a que la ayuda internacional nos saque de la crisis, sobre todo cuando en los países desarrollados faltan compromisos verdaderos y políticas conjuntas que no queden en un discurso estéril y raquítico de buenas intenciones.
De acuerdo a varios medios de comunicación, esta cumbre fue un fracaso. Lo único que se logro fue la redacción de un “raquítico documento” de buenas intenciones.
Una vez más se dictaron políticas muy ambiciosas pero vagas que no concuerdan con la situación actual del mundo. Estamos en una crisis mundial en los sectores financieros, inmobiliarios, alimentarios y energéticos. No es suficiente decir que es necesario “Erradicar el hambre y garantizar los alimentos para todos” (cita del El País 05-06-08), sino acciones contundentes. En la elaboración de dicho documento ni siquiera se mencionaron los problemas de fondo más importantes.
Países como España se han comprometido a donar 500 millones de euros (773 millones de dólares) y Francia alrededor de mil millones de euros (1,500 millones de dólares) en 5 años para África. Pero España y Francia no son la Unión Europea ni los países más contaminantes, ni los más ricos.
Irónicamente Francia es uno de las economías más proteccionistas del mundo. Otros países de Europa simplemente han reducido su ayuda al desarrollo, entre ellos el Reino Unido e Italia.
Estas donaciones le vienen muy bien a la FAO para las acciones inmediatas que se necesitan ahora, pero son una cifra ínfima comparada con las cantidades anuales que se necesitaran para hacer frente a la crisis. De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas (ONU) se necesitarían cerca de 19 mil millones al año para poder invertir en la producción de alimentos y aumentar en un 50% la producción de estos para el 2030. Las buenas intenciones de los países desarrollados servirán para acallar la conciencia mientras miles mueren de hambre.
El otro lado de la moneda, es que también en esta cumbre se habló de los 1,000 millones de personas que sufren sobrepeso, entre ellos 300 millones son obesos frente a 850 millones que mueren de hambre y 178 millones de niños desnutridos. El problema se encuentra tanto en la producción de alimentos como en la distribución. La producción es insuficiente para abastecer la demanda de las grandes potencias emergentes como China e India. Por otro lado, el cultivo de soja y maíz (entre otros productos) destinados a los biocombustibles ha sustituido el de alimentos reservados para el consumo humano en muchos casos.
El cambio climático es también parte del problem. La ONU, y varias de las principales organizaciones no gubernamentales han constatado el estrecho vínculo entre el la crisis alimentaria y el calentamiento global, que acentúa las grandes sequias e inundaciones que destruyen vastos cultivos destinados al abastecimiento mundial. Mientras no se cumpla el protocolo de Kioto por las potencias más contaminantes (China y EE.UU) el problema de la crisis alimentaria estará resuelto a medias.
Otro de los grandes problemas en la producción de alimentos que denunciaron varias ONG presentes en la cumbre, es la existencia de subsidios a los alimentos en el Primer Mundo que impiden a los países más pobres desarrollar sus mercados agrícolas, exportar, competir en igualdad de condiciones. En un estudio llamado “La hora de la verdad”, OXFAM sostiene que la Unión Europea juega a dos caras: Cooperación por un lado y Comercio injusto por el otro, Un comercio basado en aranceles y subsidios incluso más elevados que los de Estados Unidos. Pero aquí irónicamente, en el Primer Mundo, miles de agricultores, campesinos, pescadores y transportistas se han manifestado en las calles de toda Europa contra la subida del precio del petróleo y le piden a los gobiernos intercedan por las pérdidas generadas del alto coste. (Véase el País 06-06-08)
La política Agraria de la Unión Europea no es tan idílica como se plantea ya que permite que solamente el 18% de los perceptores de ayuda en España, obtengan el 76% de las de las subvenciones agrarias. Cada año desaparecen 37,000 explotaciones familiares de acuerdo a OXFAM.
Si los subsidios dan ventaja a la agricultura europea y los campesinos no ven los beneficios, ¿Quien se queda el dinero entonces?
El gran problema se encuentra en la cadena que va de la producción hasta que llega a su destino final. Es decir, la distribución de alimentos: el comercio injusto y la especulación del sector de semillas y pesticidas.
Varias ONG denunciaron en la Cumbre de Roma que en el mundo mandan las multinacionales y los intermediaros. Solo el 80% de los cereales lo controlan 5 empresas (Véase cobertura completa de la Cumbre de Roma El País 04-06-08): Cargill (36%), Archer Daniels Midland (67%), ConAgra (30%), Bunge (49%), Dreyfuss (19% en 2006). Cadenas como Auchan o Wal-Mart deciden los precios y se quedan con los beneficios del precio final. Mas escalofriante es la movida de los especuladores del quebrado mercado inmobiliario y financiero hacia los productores de semillas y pesticidas: Monsanto, Bayer, Dupont, Basf, Dow, Potashcorp.
La gran pregunta es ¿qué podemos hacer nosotros, los países en vías de Desarrollo ante esta inevitable situación? La Cumbre de Roma es un deja vu de la comisión multidisciplinaria que ha convocado el presidente de El Salvador, hace un mes para hacerle frente a la crisis alimentaria. Solo que con más tiempo de actuación. Según el coordinador de la comisión llevan cuatro semanas y todavía es difícil ver alguna propuesta viable (Véase el Faro 02-06-08).
De acuerdo al informe de la OXFAM los países pobres deberíamos tomar medidas básicas a corto y largo plazo, es decir, políticas esenciales como son: la protección social, la garantía de un salario mínimo, semillas y fertilizantes gratis para agricultores y rebaja de los impuestos sobre los alimentos. Guatemala ya ha iniciado la reactivación de la antigua ley de 1974 llamada “Ley Obligatoria y de Fomento para el Cultivo de Granos Básicos” que ordena a los propietarios de terrenos de más de cien hectáreas dedicar el 10% de su producción anual al cultivo de granos básicos. Esta medida asegurara que el país produzca lo que consume. Esta sería una buena medida siempre y cuando no beneficie a los propietarios de los grandes latifundios y se establezca un tope de precios para los alimentos básicos. La ley ya existía pero simplemente no se les obligaba a cumplir.
Los países en vías de desarrollo debemos buscar una salida propia y no esperar a que la ayuda internacional nos saque de la crisis, sobre todo cuando en los países desarrollados faltan compromisos verdaderos y políticas conjuntas que no queden en un discurso estéril y raquítico de buenas intenciones.