En primer lugar felicidades por el día del biólogo salvadoreño. Siempre es un buen momento para felicitarnos entre nosotros como gremio, pero también es momento de reflexión sobre el ejercicio de nuestra profesión. Este año tan teñido de política deja a la mayoría de biólogos al margen de todos estos movimientos.
La labor de los biólogo en El Salvador es complicada, llena de retos y de dificultades. No me puedo remontar tan atrás en la historia pero se, por lo que me han contado algunos colegas, lo difícil que ha sido esta labor en el país. No quiero parecer un rosario de lamentaciones; pero fue difícil hacer biología en medio de la guerra, es difícil hacer biología cuando durante tantos años ha habido tanto desinterés. Ahora los tiempos han cambiado y la biología desde los noventa ha resurgido en el país, hay mayor investigación y se conoce mucho más.
Nuestras listas de especies aumentan, el porcentaje de áreas protegidas también aumenta, la cobertura forestal es más grande de lo que pensábamos, tenemos grande extensiones de bosques no protegidos que representan un reto para la investigación y la conservación. Hay proyectos buenos y con buena inversión. El panorama ha cambiado, ahora se puede conocer mucho más de lo que se podía antes. No hay una crisis tan grande como la que creíamos, aunque el camino todavía es inmensamente difícil y largo.
El panorama lo conocen mejor que yo. Tal vez la pregunta que con mayor frecuencia me hacen estudiantes, cooperantes internacionales, empresarios y colegas es ¿qué hacemos? Podemos seguir conociendo como está nuestro país y eso es muy bueno, pero y qué hacemos ante el deterioro ambiental, qué hacemos para contribuir a la conservación en este país.
Lo primero es que ustedes mis colegas lo tienen muy claro, pero vale la pena repetirlo, no es lo mismo ser biólogo que ser conservacionista o ambientalista. Hay grandes conservacionistas que nunca tuvieron la formación de biólogos y hay grandes biólogos que nunca han contribuido directamente a la conservación. Aun así yo creo que una gran cantidad de mis colegas y en muchas otras personas existe una cierta preocupación conservacionista y es está a la que me quiero referir ¿Qué hacemos para impulsar la conservación?
1. El primer paso es conocer, como científicos que somos, tenemos el deber de conocer e investigar más y mejor lo que sucede en nuestro país; eso tendrá que dar paso a que los tomadores de decisiones puedan tener una mejor radiografía del país para poder actuar. Esto sabemos que no sucede así. Muchas veces los científicos nos dedicamos a conocer y lo que nosotros decimos no se entiende por los tomadores de decisiones. Muchas veces los tomadores de decisiones no quieren. Esto implica que nuestro deber no tiene que ser solo conocer, si somos conservacionistas.
2. Un segundo paso, no secuencial sino que paralelo, es permitir que el lenguaje del conocimiento llegue a donde tiene que llegar, a los encargados de tomar las medidas necesarias para poder actuar. Por esto tenemos que ser más políticos. Con esto no me refiero a crear un partido político verde como existe en otros países, sino al concepto de la política como lo define la Real Academia Española: “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo”. Como ciudadanos tenemos que intervenir en los asuntos públicos y es más, como científicos conocedores de la biología con mayor razón y responsabilidad.
3. También hay que ser más constructivos. En un país como el nuestro no vale la pena pasar destruyendo todas las buenas iniciativas que se hacen. Tenemos que tratar de construir y contribuir con los esfuerzos que se hacen. Si una iniciativa no está bien no podemos pasar todo el tiempo solo diciendo lo mal que lo están haciendo, tenemos que decir y cooperar para que esta iniciativa se haga bien. Tenemos que sumarnos a las causas no ser ermitaños regañones.
4. Tenemos que ocupar los medios que están a nuestro alcance para cambiar no solo el comportamiento del gobierno sino de las personas que nos rodean. Con el ejemplo se hace maravillas. Tenemos que ser un ejemplo de vida sostenible. No podemos embarcarnos en cruzadas interminables, aunque las tenemos que tener siempre presentes. Tenemos, con las prácticas diarias, que demostrar que no son tan imposibles y que paso por paso podemos ser mejores ciudadanos.
Y hay muchas más cosas que pidiéramos hacer para construir un mejor El Salvador, un El Salvador sostenible, por eso tenemos que saber administrar nuestros recursos, administrar bien los fondos que tenemos y ser proactivos en la construcción de un mejor mañana. Tenemos que sabernos dar nuestro lugar, no podemos seguir como mucha gente piensa viviendo de la fotosíntesis. Tenemos que dar a valer nuestro trabajo, que no podemos pasar toda la vida solo porque trabajamos por el bien común y viviendo de lo que a otros les sobra. La conservación cuesta dinero y hay que saberlo valorar, en cualquier ámbito de trabajo, hay la necesidad de pensar en la conservación.
Por eso colegas sigamos trabajando y celebremos este nuestro día, aunque casi nadie se acuerde de él. Hay que dar la cara y comenzar a trabajar todavía más y sin desanimo para que tengamos un mejor El Salvador. Seguro que con el trabajo de todos nosotros podremos tener un El Salvador sostenible.
Un abrazo,
Rodrigo Samayoa Valiente.