¡Salvadoreño tenía que ser!, exclamamos todos cuando nos dimos cuenta de tu odisea de 14 meses sobreviviendo en alta mar...
Alecus, el caricaturista, quien tiene
este talento raro de llevar las cosas a su punto, te dibujó llegando a tierra
firme, y los periodistas te preguntan: ¿Cómo hizo para sobrevivir tanto tiempo
sin comer, sin rumbo, sin esperanza – y aun así está animado? Y vos contestás:
Es que soy salvadoreño...
Sobrevivir es la virtud ejemplar que
caracteriza a los salvadoreños. Más bien: naufragar y sobrevivir. Más bien:
naufragar, sobrevivir, y seguir jodiendo, de buen humor, con ánimo y
filosofía... Este es el temple que guerras, pobreza, migración, dictaduras y
malos gobiernos han impregnado al salvadoreño. Es como los salvadoreños se ven,
con orgullo.
El salvadoreño más guanaco que he
conocido fue Guayo Molina, el autor del librito Guanaquiando. Lo conocí cuando ya habían pasado unos 15 de los 33 años que
tengo de vivir entre salvadoreños. Me preguntó cómo describiría, en una sola
frase, a los salvadoreños, y le contesté: Nunca dejarse joder, y nunca dejar de
joder. Guayo hizo famosa esta frase mía, citándola en su libro, en columnas, en
sus jodederas, que tanto nos hacen falta desde que se fue a otro mundo.
¿Qué hubiera dicho Guayo, viéndote a vos,
llegando a unas islitas a fin del mundo, cerca de Australia, gordito,
sonriente, como si nada hubiera pasado? Algo así: ¡¿Y qué!? Aquí somos 6
millones de guanacos naufragando en un paisito sin rumbo, comiendo mierda, con
un capitán que pasa drogado de rabia, ¡y seguimos jodiendo!
O tal vez mi amigo Guayo hubiera dicho
algo parecido a aquel tuitero anónimo que puso: Chis, esto baboso bien feliz,
se ahorró los 14 meses que nosotros sufrimos la campaña electoral, y cabal
viene a votar el 9 de marzo...
Ya ves, José, esta aventura tuya aquí
todos la vivimos con pasión. Sos nuestro héroe, casi a la altura de aquellos
otros pescadores de la selecta de playa: gente que nunca se rinde. Aquí te
esperamos, apuráte que el 9 de marzo tenemos elecciones - si alguien sabe cómo
enderezar un barco sin rumbo (o como seguir flotando a la deriva) sos vos.
Un abrazo te manda Paolo Lüers
Posdata: si ahí en las Islas Marshall ves
una chava que te gusta, le puedes decir: Nuknuk eo e-aibujuij. Quiere decir que su vestido es bonito. Es la única frase en
marshalés que he encontrado en Internet. Vaya uno a saber...
(Más!/EDH)