Las respuestas me parecían extrañas,
también el lenguaje. No sólo es evasivo, como ya nos tiene acostumbrado este
candidato que se quiere desmarcar del estilo ofensivo de sus camaradas como
Sigfrido Reyes, Roberto Lorenzana y Norma Guevara. No, la transformación va más
allá y el lenguaje simplemente no me cuadra con el comandante Leonel que conocí
hace 30 años, pero tampoco con el diputado y vicepresidente de la República de
la posguerra. Ambos no hablan así: “Hoy hay mayor independencia de poderes y
por ese motivo se producen conflictos y debates que debemos comprender como
parte de un proceso de aprendizaje social.” La diferencia no está en los
contenidos, sino más bien en la manera de expresarse.
Entonces, regresé a la introducción y
encontré la explicación: “Sánchez Cerén respondió estas preguntas por escrito y
su equipo las devolvió por correo electrónico antes de que el candidato saliera
esta semana hacia Brasil.”
Vaya. La Prensa Gráfica anuncia que va a
entrevistar a todos los candidatos. Pero en el caso del FMLN, quién sabe a
quién entrevistaron? ¿Al profesor Sánchez Cerén, al Buró Político del FMLN, al
comando de campaña, o a un asesor de imagen? El lector no lo sabe, yo no lo sé,
y obviamente La Prensa Gráfica tampoco lo sabe.
Esto, definitivamente, no se hace en un
medio serio. Puede haber ocasiones y circunstancias que no permiten una
entrevista directa, de cara a cara, donde el periodista es testigo de lo que se
dice es auténtico, y donde se puede repreguntar, poner el dedo sobre
contradicciones. Pero debe haber una razón casi de fuerza mayor para violar
esta regla. Por ejemplo: Yo hice una entrevista por cartas escritas a Iván
Simonovis en Venezuela, porque no había forma de entrar a la prisión del
Servicio de Inteligencia Bolivariano donde lo tenían aislado. O si alguien me
ofrecería la oportunidad de entrevistar por email a Edward Snowden en Moscú,
tal vez lo haría, porque mi periódico a lo mejor no me pagaría un vuelo a
Rusia... Tal vez, pensándolo bien, no lo haría, porque no me daría confianza el
hecho que no le puede hacer repreguntas, en un tema tan delicado como el
espionaje masivo que hace Estados Unidos en todo el mundo.
Pero cuando se trata del candidato a la
presidencia en nuestro país, quien obviamente tiene todo el interés del mundo
que un medio grande lo entreviste, no hay excusa para legitimar que se rompa la
regla profesional que las entrevistas tienen que ser directas, encarando el
periodista al entrevistado. ¿Qué iba a Brasil? Bueno, se puede hacer la
entrevista cuando regrese. ¿Cuál es la prisa?
Así que la entrevista que publicaron los
colegas no sirve para nada. Nadie sabe quién habla, nadie sabe por qué filtros
pasaron las respuestas. Además es una ofensa a los otros candidatos que, viendo
la entrevista a Elías Antonio Saca pablicada el día siguiente, sí la hacen personalmente, sin filtro e
intervención de los asesores de imagen o publicistas.
Por todo esto, ni vale la pena analizar
el contenido. Porque hay enormes vacíos en esta entrevista. Infortunadamente
tampoco sabemos si estos vacíos (o sea los temas delicados que no se tocaron)
se dejaron por negligencia del medio (que no preguntó), o por resistencia del
candidato (que no quiso entrar en estos temas), o por censura de los estrategas
de campaña (que cambiaron las respuestas y borraron partes que no consideraban
prudentes). Como tampoco confío en que el medio me va a indicar qué otras
preguntas se hicieron y que no se contestaron, toda la entrevista es basura y
no sirve para nada. Sólo para proteger a un candidato que no se siente capaz a
enfrentar, sin filtros, las preguntas que todo el mundo le quiere hacer. Nadie
habló de la guerra. Nadie habló de las FARC. No aparece ni pregunta ni
respuesta sobre Albapetróleo y sobre quiénes, dentro del FMLN, manejan las
ganancias. Tampoco se habla de la tregua, ni de temas como la calidad de la
educación, la crisis de desabastecimiento de medicamentos en el sistema público
de salud. No se toca la falta de transparencia de los fondos gastados por Casa
Presidencial...
Si un medio le quiere dar espacio
publicitario gratis a un candidato, que lo haga. Es todo su derecho, si quieren
pagar el costo político y de credibilidad. Pero que no nos tomen del pelo
presentándonos como entrevista un arreglo con los publicistas de la campaña.
Y finalmente, me pregunto: ¿Cómo piensan
los estrategas de campaña del FMLN que su candidato va a resistir un debate
vivo en televisión? ¿Con un botoncito en el oído donde le trasmiten las
respuestas?
(El Diario de Hoy)