Algo parecido pasa en Amazon, la
gigantesca tienda online. Yo recibo, con cierta frecuencia, emails de Amazon
con recomendaciones de libros o CDs – y casi siempre corresponden a mis gustos.
Conocen mis gustos mejor que mi esposa. Bueno, los literarios. Al principio no podía
entender cómo logran adivinar mis gustos, ya que son muy pocos libros y CDs que
he comprado en Amazon. No seas ingenuo, me dijo un amigo, ellos registran todas
las veces que has navegado en su sitio, no importa si comprando o solo
curioseando, entonces saben perfectamente cuáles obras te interesan. Y además,
¿quién quita que Amazon tenga un intercambio de datos con Google, donde tu
haces tus búsquedas, y con Facebook, donde hablas todos los días de política,
cultura o de tu vida?
Claro, si es así, y tomando en cuenta que
tienen el software y el hardware para procesar todo esto, Amazon, Google y
Facebook pueden saber perfectamente los gustos literarios, musicales,
políticos, estéticos y hasta sexuales de cada uno de nosotros.
Bueno, y ahora nos informa Edward
Snowden, uno de estos magos de la computación que trabajó durante años para la
NSA (Nacional Security Agency) de Estados Unidos, que todas estas compañías
cibernétias que usamos diariamente (paja, cada minuto: Amazon, Google,
Facebook, Microsoft, Yahoo, Apple...) entregan todos los registros de TODOS
nuestros movimientos a la NSA: nuestras búsquedas, nuestros correos en gmail o
hotmail o yahoo, nuestros posts en facebook o twitter, nuestras navegaciones
via Netscape o Chrome. Además nos confirman que con el apoyo de las agencias de
otros países y de las multinacionales de telecomunicación la NSA almacena los
datos de conexión (no necesariamente los contenidos) de nuestras llamadas
telefónicas. Así que en alguna mega-computadora de la NSA están almacenadas
todos los datos de nuestra comunicación personal y profesional: llamadas,
navegaciones en Internet, emails, búsquedas en Google, investigaciones,
conversaciones en redes sociales...
Es un almacenamiento preventivo. Para
que, si alguna agencia de inteligencia o policial de Estados Unidos (CIA, FBI,
Migración, etc.) pide a la NSA los datos específicos de Paolo Luers, la NSA
sólo abre su gran almacén, filtra toda esta información bruta, y produzca un
‘profiling’ completo: ¿A quiénes he hablado a qué hora y desde adónde? ¿Quiénes
me han hablado a qué hora y de qué lugar? ¿Adonde se encontraban los celulares
en durante las llamadas? Además todos mis mensajes de email, mis movimientos en
internet, en las redes sociales. Mis gustos, mis marcas perferidas, mis
antipatías, mis preferencias política... Y por supuesto, el mismo ‘profiling’
lo pueden hacer con todas las personas que me han llamado o me han mandado
emails.
No es que la NSA sepa todo esto de cada
uno de nosotros. Pero lo pueden saber, en el momento que, por las razones que
sea, aparezcamos en su radar. O en el radar de alguna agencia policial. Y
entonces, activando los filtros y comparaciones y logaritmos, en cuestión de
horas algún funcionario va a saber mucho más de mi persona que mi mamá, mi esposa
y mis amigos juntos. Y todo esto sin que nunca nos enteremos, y sin que nunca
un juez firme una orden o revise el uso de este perfil.
Esto viola la legislación en casi todos
los países, por lo menos los democráticos. Esto es el contexto del caso Snowden.
Siempre sospechamos que ‘big brother’ existía; gracias a Snowden lo sabemos.
(El Diario de Hoy)