Me mandaste una carta en facebook - pero lamentablemente como mensaje privado, no de manera pública. Como el tema que estás tocando merece debate público, voy a publicar tu carta y contestártela de un solo.
Tu carta va directamente al grano, o más
bien a la yugular, sin introducciones con falsa cortesía. Este estilo me llega.
Veamos la carta:
“ni como filosofo,ni escritor peor aun
como periodista tenes convicccion, tu papel como mensajero de los protagonistas
del actual y aberrante conflicto social causa desprecio hacia tu personaje que
intentas ser, la verdad que para una sociedad en pleno derecho de defender su
democracia y libertad un personaje como tu es lo menos que hace falta, estas
acostumbrado a enviar tus repugnantes cartitas que no contribuyen ni fomentan
cohecion social sino fracmentacion y confrontacion, deja ya que la sociedad
resuelva sus problemas y dejate de mierdas con la clase politica a la que tu
siempre has atacado, las pendejadas tienen su principio y su fin.”
Reproduzco esta carta porque expresa lo
que mucha gente siente: ‘Dejen ya de criticar, estamos hartos de que nos
confronten con los problemas, los abusos, la corrupción, los errores, la falta
de liderazgo y visiones...’ Expresa también la tendencia de muchos de enojarse
con el mensajero, no con el problema señalado.
Mire, Andrés, si tuviéramos “una sociedad
en pleno derecho de defender su democracia y libertad” (lo que a veces me
permito poner en duda), tuviéramos mucho más crítica, no menos; más debate, no
menos; más disidencia, no menos; más polémica, no menos.
Me gusta tu frase “deja que la sociedad
resuelva sus problemas”. 100% de acuerdo.
Pero para hacerlo, la sociedad necesita debate abierto, franco y
valiente. No se cuál es tu idea de “cohesión social”, estimado Andrés, pero
déjeme decirte: no puede ser una armonía sin confrontación de ideas, sin lucha
contra privilegios y corrupción, sin irrestricta libertad de expresión y de
crítica...
La sociedad va a resolver sus problemas
cuando la mayoría de los ciudadanos pierdan el miedo a la disidencia y la
sumisión a ‘la autoridad’, no sólo de los gobernantes sino también de los
poderes fácticos. Y para llegar a esto, son indispensables quienes, aunque
caigan mal (como yo a vos), molestan la armonía y joden con sus críticas. Por
supuesto, con el riesgo de equivocarse. Pero mejor equivocarse que callarse.
La buena noticia es que, así como este
ejercicio diario de la crítica y de la independencia causa ataques de rabia en
gente como vos, en otros provoca reflexión, y en algunos incluso acción. Son
diarias las puteadas que recibe este mensajero por señalar lo que está mal,
pero también son diarias las felicitaciones y expresiones de apoyo. Así es la
democracia, Y así debe ser.
La cohesión social no es resultado de
silencio y cobardía, sino de confrontación y valentía, querido Andrés.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)