Raul Mijango nunca estuvo solo en el esfuerzo de la mediación, y no está solo hoy cuando hace este llamado urgente a los pandilleros. Espero que esta carta tenga impacto, tanto en las decisiones de las pandillas, como en la sociedad civil y la clase política que tienen que actuar para frenar la guerra y para buscar soluciones de raíz a los problemas de violencia, que no pueden solamente basarse en la represión.
Paolo Luers
La carta de Raul Mijango
Saludos
para todos, lamento el no poder contar con las condiciones que me posibiliten
expresarles de manera directa la
reflexión que voy a compartir con ustedes éste día por medio de la presente carta.
Como
ustedes ya me conocen, les voy hablar como siempre: sin pelos en la lengua.
Pero con el mismo respeto que les he guardado desde que nos conocimos en el
interior de los Centros Penitenciarios. Motivado como siempre por el único
interés de encontrar una forma que permita parar está vorágine de locura que en
forma de guerra a diario sangra y enluta la familia y la patria salvadoreña;
razón por la cual, de manera sistemática les he invitado a ser no solo parte
del problema sino de la solución también.
Ustedes
bien saben que no represento interés político partidario alguno, tampoco al
gobierno ni mucho menos el de aquellos grupos de poder que detrás de bastidores
mueven con hilos a sus marionetas para que bailen a su antojo. Mantenerme en
esa posición es mi fortaleza, pero a su vez es mi debilidad; la oposición me
considera alguien de izquierda peligroso. Estados Unidos también hasta visa me
ha negado. El partido en el gobierno me considera traidor, y los miembros del
gobierno relacionados con el tema de seguridad pública ni tan siquiera me
dirigen la palabra ni mucho menos ponen atención a las propuestas que he hecho
públicas, llamando al dialogo sincero, valiente e incluyente para resolver este
problema que tanto daño le causa a El Salvador, y para colmo de males, ya en
algunos tuiters manejados por personas afines al gobierno, me colocan ya como parte de la lista de los supuestos golpistas.
A ustedes
tampoco los represento, porque nunca han necesitado de ello ya que tienen sus
propias vías directas de interlocución. Como se los dijimos la primera vez que
Monseñor Colindres y yo hablamos con ustedes, a los únicos que nosotros representábamos
era al pueblo pobre que a diario sufre la violencia y clama e implora por una
solución que pare la matanza y en razón de ese objetivo es que en aquella
ocasión les pedimos que pararan la guerra entre pandillas, cosa que bajaron en
intensidad por 15 meses y que nosotros les agradecemos eternamente; aunque el
resto del país, confundido por la campaña de los detractores no lo hiciera,
porque estos detractores le vendieron al pueblo como malo algo que en realidad
era bueno.
Hoy lunes
27 de julio de 2015, he sido testigo presencial del caos que ha provocado la
medida de Paro de Transporte impulsado por las pandillas. Si hacer sentir la fuerza y poder que han
acumulado en veinte años de conflicto querían, lo han logrado. Desafortunadamente,
en esta acción, como en todas aquellas que se dan en todo conflicto, quienes
mayormente resultan afectados son los mismos pobres, es a ellos a quienes se
les impide movilizarse o para hacerlo tienen que pasar por muchas dificultades,
riesgos y sacrificios al tener que desplazarse a pie en distancias largas y cuando
llegan tarde a su trabajo, o no logran llegar a tiempo, los patronos les
descuentan de su salario por la falta.
Sé que
estén defraudados y molestos porque el gobierno tercamente se niega al dialogo.
Se de sus sufrimientos por los abusos policiales. Su coraje por los grupos de exterminio están
matando miembros de pandillas. Que les quieran suspender o restringir
privilegios que les proporcionan la Ley Penitenciaria. Que algunos de ustedes
crean que al suspenderse la tregua yo les traicioné y que con mis llamados
persistentes a la Paz y reducir violencia lo que buscó es diezmarles el poder.
Pero nada de
lo que digan o sientan justifica la violencia, si al final quienes la sufren
son los más pobres, los que a diario se ganan el pan de cada día, los que no
encuentran medicinas en los hospitales cuando se enferman, los que pagan con
sufrimiento el derecho diario de vivir; es por ellos, en nombre ellos, que quiero hacerles la súplica y el
llamado a que desistan de continuar con la medida del Paro, ya que según se
rumora se han propuesto mantenerla durante cuatro días.
Comparto
con ustedes la tesis que en seguridad pública, este gobierno ha caminado como
pato (a cada paso una zurrada), pero tampoco ello justifica la violencia. A
Dios pido que interponga su poder y que permita que poco a poco las fuerzas de
la razón, la sensatez y civilidad nos lleven por el camino del dialogo, que es
la única vía sensata de solución a este grave problema de violencia que
enfrentamos, del cual como siempre se los he dicho, ustedes son víctimas
también.
Con el
respeto y el aprecio de siempre, Raúl
Mijango.
San Salvador, 27 de julio de 2015.
San Salvador, 27 de julio de 2015.