Estimados
diputados:
Como miembros de la Comisión de Seguridad de la Asamblea y como opositores, ustedes están en una delicada situación. Ante la crisis de Seguridad que vive el país, puesta a manifiesto por el reciente paro al transporte, y ante la incapacidad del gobierno de enfrentarla, los ojos están puestos sobre ustedes. Muchos piden que la oposición cierre filas con el gobierno para juntos enfrentar la situación y construir soluciones que den seguridad a la ciudadanía.
Como miembros de la Comisión de Seguridad de la Asamblea y como opositores, ustedes están en una delicada situación. Ante la crisis de Seguridad que vive el país, puesta a manifiesto por el reciente paro al transporte, y ante la incapacidad del gobierno de enfrentarla, los ojos están puestos sobre ustedes. Muchos piden que la oposición cierre filas con el gobierno para juntos enfrentar la situación y construir soluciones que den seguridad a la ciudadanía.
¿Pero cómo cerrar filas con un gobierno que no tiene UN plan, sino dos: uno como pantalla, y el otro inconfesable? Cómo cerrar filas con un gobierno que permanentemente convoca al diálogo, que incluso creó un amplio Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, pero que en el terreno actúa con una estrategia derivada de cálculos electorales que profundiza la crisis en vez de buscarle soluciones?
La estrategia del FMLN parte de un
análisis bien simple: La ciudadanía, en su desesperación ante el auge de la
violencia, pide a gritos mano dura contra los delincuentes. Para que este
sentimiento popular no lleve agua al molino de la derecha, el FMLN decide abrazar
una solución militar: preparar batallones especiales de la Fuerza Armada,
militarizar la policía – aunque en el fondo saben que esto no va a resolver el
problema sino más bien empeorarlo. Llevan al país a una guerra que no pueden
ganar – y que en el camino destruye el carácter democrático, profesional y
respetuoso de los Derechos Humanos de la PNC y de la Fuerza Armada. Este es el
riesgo principal de esta estrategia.
Esto pone a la oposición en un dilema.
Les plantea incluso una trampa. A primera vista sólo les quedan dos caminos,
como oposición: la primera es cerrar filas con el gobierno, aunque ustedes
saben por propia experiencia histórica que va a fallar. Lo sabe usted, general
Vargas, porque de la misma manera ha fracasado la estrategia anti insurgente
que Estados Unidos les recetó al principio de la guerra de los 80. Trataron de
resolver un problema con raíces sociales y políticas a pura fuerza de represión
– y en vez de aplastar la insurgencia, la hicieron crecer y transformarse en un
fenómeno masivo que fue capaz de disputarle al Estado y su Fuerza Armada el
control en amplios territorios. Y la guerra duró 12 años…
Y usted, Rodrigo, lo sabe de su
experiencia en dos gobiernos que apostaron a mano dura y súper mano dura contra
las pandillas, lo que a ARENA le permitió ganar elecciones, pero al costo de
hacer crecer las pandillas en todo el país.
Entonces, si no pueden cerrar filas, la
otra opción es criticar al gobierno, no porque está apostando a una estrategia
esencialmente militar para resolver el conflicto, sino por no hacerlo con la
contundencia, la fuerza, la audacia necesaria. Pero ojo: Esta línea opositora
dura, para el gobierno y para el FMLN, es casi tan valiosa como si de un solo los
apoyan. El FMLN va a estar contento que la oposición, en vez de cuestionar de
fondo su estrategia, lo empuje hacía medidas aun más drásticas: leyes penales
más duras; operativos más agresivos en los territorios; participación más
directa de la Fuerza Armada en el combate a las pandillas; estado de sitio;
suspensión parcial de derechos civiles…
Lo que les toca es, entonces: elaborar un
concepto alternativo y confrontarlo con la estrategia del FMLN. Esto no será nada
fácil, y posiblemente al principio no será muy popular - pero si ustedes, como
oposición, no lo hacen, incluyendo los sectores productivos y la academia,
nadie lo va a hacer. Y corremos el riesgo que ustedes van a llegar al gobierno
sin un plan integral para resolver el problema sin meter al país entero en una
guerra.
Así como solamente el FMLN pudo volver a
militarizar la Seguridad Pública y darse el lujo de tener a la PNC operando al
límite de la ley y atropellando los derechos humanos, sólo la derecha puede
hacer lo necesario para buscar soluciones basadas en dos ejes a la par:
profesionalismo en la persecución del delito; y una política integral que busca
como fin ulterior no la eliminación de los sectores al margen de la ley, sino
su reinserción a la vida productiva y al sistema de valores y leyes.
Por el peso del pasado, ustedes no pueden
apostar a la represión y el exterminio. Y el actual gobierno no puede apostar a
la reinserción, por la simple razón que el resto de la sociedad sospecha que lo
que realmente está buscando el FMLN (en el momento por la fuerza, pero mañana
con pactos) es apropiarse de las pandillas y convertirlas en instrumentos de
lucha de clase y control territorial.
En el fondo esta es la estrategia:
golpear a las pandillas, debilitarlas, ponerlas de rodillas, hasta el punto que
acepten una negociación en los términos políticos del FMLN. Esta estrategia
está condenada al fracaso.
¿Quieren cerrar filas con esta estrategia?
Obviamente no. La única manera de contrarrestarla es construir una visión de
reinserción e inclusión, basada en el respeto al Estado de Derecho. Ya dije: No
será fácil, tampoco muy popular, pero es la única salida – y depende de la
audacia y sabiduría de ustedes.
Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)