Estimado embajador:
Ya
sé que usted no va a contestar los ataques que desde hace ratos le lanzan el
FMLN y sus voceros y medios. Primero nuestro canciller, Hugo Martínez, en una entrevista televisiva, le informó de manera suave, como es
su costumbre, que defender la Sala de lo Constitucional es visto por el
gobierno de Salvador Sánchez Cerén como una intromisión en “asuntos internos”.
Usted le explicó que la permanente
desautorización de la Sala, por parte del gobierno, afecta sus posibilidades de
continuar movilizando recursos alemanes y europeos para el desarrollo de El
Salvador. Y como es costumbre entre naciones, con esta plática el asunto estaba saldado.
Pero
no para Medardo González, quien de
manera dura y torpe, como es su costumbre, elevó el tono, en una entrevista
radial, para marcarle una raya de un solo a todos los embajadores: No se metan
con este gobierno. Era como decir: ‘Si siguen hablando de la Sala y del juicio
CEL-ENEL, vamos a vernos obligados a no seguir recibiendo donaciones, créditos e inversiones de sus países. Se van a arrepentir…’
Usted
calladito, todo el diplomático, para no echar
más leña al fuego artificial. Incluso cuando la presidenta de el Asamblea,
Lorena Peña, se unió al coro.
Por esto sé que usted tampoco va a contestar el
editorial del CoLatino, titulado “¿Diplomático
o activista arenero?” Como es su costumbre servil, Francisco Valencia comienza
a ladrar una vez los comandantes de su partido hayan marcado línea. Así lo
hacen los chuchos pequeños: Esperan que los animales alfa atacan, para hacer
una gran bulla ladrando de segura distancia…
“Que un embajador se atreva a descalificar a un
Gobierno, y le diga, qué es lo que debe hacer, puede ser motivo para que en
honor a nuestra soberanía, nuestro Gobierno pidiera desde hace meses que este
embajador fuera retirado del país.”
¿Qué ha hecho o dicho
usted para que don Francisco del CoLatino de una sola vez pida que lo expulsen
del país? Usted cometió el pecado de decir, ¡y en público!, que no cree en el golpe
de Estado que el FMLN está denunciando: “No he visto ninguna indicación para ningún golpe de
Estado, es una discusión que no ayuda, olvidémosla y pongámonos a trabajar”, dijo usted en la VIII Conferencia Ministerial
“Democracia y desarrollo”, que realiza en el país la Comunidad de las
Democracias. Y para el colmo de colmos, agregó: “El Salvador ya no tiene más tiempo que perder… Esperemos que todas las
instituciones y los partidos políticos vayan en la misma dirección y nosotros
con mucho gusto vamos a ayudar con recursos, ideas, expertos para
proyectos”.
Negar que en El Salvador exista
intentona de golpe de Estado, lo vuelve cómplice, por lo menos para una mente conspirativa como del
editorialista de CoLatino: “(El embajador
Haupt) no actúa como diplomático, sino como un activista
arenero, y como si siguiera la estrategia desestabilizadora de la derecha
salvadoreña e internacional.”
Como usted no va a
contestar, lo haré yo, como miembro de la comunidad alemana-salvadoreña.
Nosotros estamos orgullosos de tener un embajador que habla claro, basado en
principios y no en oportunismo o populismo. Estamos orgullosos de tener un
embajador que tiene la capacidad de expresar con claridad y valentía la
preocupación que todos compartimos por la institucionalidad democrática del
país donde vivimos, trabajamos, e invertimos. Acusar a nuestro embajador de
“activista de ARENA” o incluso de “desestabilizador” o “golpista” es un insulto
para Alemania y la comunidad alemana-salvadoreña. Si estas acusaciones
provienen de las altas esferas del gobierno y del partido gobernante, usando
sus medios partidarios, no ayuda en nada a nuestro esfuerzo de desarrollar las
relaciones de cooperación entre El Salvador y Alemania.
A usted, Herr Botschafter,
le decimos: Siga adelante, con franqueza se construyen relaciones fraternas y
sólidas.
Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)