A lo mejor no saben apreciar siempre el privilegio que gozamos de poder escoger entre periódicos de derecha y de izquierda; entre radios comerciales y comunitarios, radios del FMLN y de la izquierda radical; entre radios del gobierno y de la empresa privada; radios de Elías Antonio Saca y de los evangélicos; entre televisoras que critican al gobierno hasta cuando tiene razón, y otras que lo defienden hasta cuando comete barbaridades; entre un canal de Will Salgado y otros de Toby y de Nayib Bukele. Y además de poder navegar en facebook y twitter, donde cada uno se expresa sin limitación ninguna.
Este privilegio se llama libertad de
prensa, otros la llamen libertad de expresión, otros el derecho a la
información y la transparencia. La pluralidad de opiniones y verdades puede
generar confusión: Todo parece relativo, y cada uno de nosotros tiene que sacar
sus propias conclusiones y tratar de encontrar la verdad. Cuesta.
Pero cuidadito cuando vienen y tratan de
“poner orden” en esta jungla de opiniones y noticias contradictorias. Siempre
terminan imponiendo una sola verdad y una sola opinión. Y como esto es imposible,
porque atenta contra la naturaleza humana, terminan con represión.
Normalmente este peligro emana del
Estado, o de sus brazos el partido y el movimiento popular. Como en Venezuela,
donde cerraron, por orden del presidente, varias televisoras y docenas de
radios que no se sometían al lineamiento del pensamiento único del partido de
gobierno. A los demás medios los sometieron a presión, y más que alguno dejó de
hablar de político, incluso dejó de dar noticias. Quedaron unos cuántos que
siguieren resistentes a la censura. Y estos ahora los están comprando grupos
empresariales que viven de los negocios multimillonarios con el gobierno. De
esta manera, acaban de callar a Globovisión, el último canal de televisión no
alineado al gobierno, luego de acosarlo y quebrarlo. Quedan los periódicos.
Hace un par de días compraron la más grande empresa editora de diarios, dueña
entre otros de Ultimas Noticias, el rotativo más popular y grande de Venezuela.
Quedan El Nacional y El Universal, ambos al borde de la quiebra por el acoso
político, financiero y judicial del gobierno. Y ya hay compradores haciendo
ofertas...
Lo mismo pasó hace poco al Nuevo Diario
en Nicaragua. El boicot del gobierno lo llevó al borde de la quiebra, entonces
el gobierno ofreció comprarlo, y lo terminó comprando un empresario que hace
buenos negocios con Daniel Ortega. Lo mismo pasó con varios canales de
televisión. Fin de la pluralidad.
Cuento todo esto para que entendamos que,
aunque aquí el gobierno no anda cerrando medios ni comprándolos, no estamos
exentos de peligro. Los tentáculos de Albapetróleo ya se metieron con los
medios. Ya compraron licencias de televisión, ya compran radios (la Sonora, la
102.1). Ya Nayib Bukele maneja el canal TVX, ya Saca compró la influyente
102.9. Ya existen rumores sobre ofertas indecentes a los dueños de canales de
televisión como el 12, Megavision y el 33...
Y ya vemos que algunos medios comerciales
grandes “suavizan” sus posiciones editoriales para no entrar en pleito con el
gobierno – y en problemas financieros que los hagan vulnerables... No voy a
decir nombres, pero todos saben de cuáles estoy hablando...
Los periodistas, el público y la
comunidad empresarial (los anunciantes) tenemos que ponernos buzos para que se
mantenga el privilegio de poder escoger entre medios con diferentes líneas
editoriales. Algunos dirán: No hay medios independientes. Tal vez. Pero
mientras no todos dependan del mismo poder, sino de varios intereses opuestos,
existe pluralidad.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)