Entiendo que todo este bonche con los buseros es muy complicado. Entiendo también que usted no tiene la culpa, porque son problemas heredadas de otros gobiernos que igual que el actual no tuvieron ni la visión ni los huevos para enfrentarse con los transportistas.
Todo esto del subsidio ha llevado a la absurda situación que los empresarios de transporte mantienen mucho más buses que los necesarios solo para cobrar más subsidios. No es la demanda de transporte que define la cantidad de buses por rutas y horarios, sino los subsidios. Esto es el perfecto ejemplo de una política de subsidios que impide que una rama de nuestra economía se vuelva rentable.
En vez de incentivar a los empresarios de poner buses fantasma (que además son chatarra), deberían incentivarlos a reducir la flota, renovarla en vez de ampliarla, para realmente volverse rentable. Si en este contexto se compruebe que los transportistas, ofreciendo un servicio seguro, puntual y eficiente, necesitan un aumento de la tarifa, hay que autorizarlo. Es bien probable que para 20 centavos nadie podrá dar un servicio de alta calidad y que un pasaje debe costar digamos 50 centavos.
El Estado debe invertir en la creación del sistema, en los incentivos para renovar la flota, y posiblemente en financiar pases gratuitos para estudiantes, pensionados y otros sectores necesitados - pero no en subsidios a los transportistas.
Usted me preguntará a qué me refiero con servicio de calidad. Bueno: buses modernos, motoristas bien capacitados, caja única, paradas de buses hechas por el MOP y las alcaldías, estricto respeto de los motoristas a las paradas y otros reglamentos. Para un servicio de este tipo, todos estarían dispuestos a pagar una tarifa que cubra los costos de operación. Dejando al Estado sólo la tarea de pagar los pasajes de los sectores que realmente lo necesitan.
No me diga que esto es imposible. Lo único que necesita es un buen plan, voluntad política y capacidad ejecutiva. Los únicos que se resistirían los buseros, el resto de la población (usuarios, automovilistas, y ciudadanos que pagan impuestos) estaríamos apoyando una solución radical, aunque nos cueste dinero.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)