El presidente se ha dado cuenta que su "plan quinquenal" supera la capacidad financiera del país. Los que desde el principio hemos sostenido que este documento no era un plan de gobierno, sino una lista de promesas y un plan de gastos, ahora tenemos dos opciones: Podemos felicitar al presidente, porque al fin se dio cuenta que su gobierno tiene que dejar de gastar más de lo que tiene. Y sobre todo porque se atrevió a dejar de usar en público la palabra "reajuste", tradicionalmente mala palabra entre sus partidarios, reservada para desenmascarar al "neoliberalismo" de ARENA.
O podemos burlarnos del presidente por tener que admitir que su "plan quinquenal" era un castillo en el aire, y por haberse tardado 2 años en darse cuenta. Esta burla sería fácil hacerla, sobre todo tomando en cuenta que el tal "plan quinquenal", cuando al fin lo presentaron a la nación y los organismos internacionales de financiamiento, ya no era un plan para 5 años, sino para 4, porque luego de asumir el poder se tardaron 1 año para hacerlo... Y porque luego pasó otro año hasta que se dieran cuenta que no es financiable, se va a convertir en un plan trienal (para 3 años), menos los meses que se tardarán a reajustarlo, adaptándole a las realidades...
Yo prefiero irme por el lado positivo. Es saludable que el presidente de la República, aunque tarde, haya llegado a entender que el Estado no puede seguir gastando más de lo que tiene; que la sociedad no puede gastar más de lo que produce.
Cuando este argumento surgió en el debate sobre el "pacto fiscal", el presidente lo rechazó diciendo que era un argumento de los empresarios para no pagar más impuestos. Esto fue hace 18 meses, cuando el Gobierno anunció su primera reforma fiscal con nuevos impuestos y aumento de algunos existentes, y cuando la contrapropuesta del sector empresarial era: en vez de hablar sólo de más impuestos, hablemos de un pacto fiscal que incluya reducir los gastos del Estado, y dentro de este contexto hablemos de impuestos...
La respuesta del presidente, de su equipo económico y de su partido era unánime: "Nos quieren imponer un reajuste, pero con 'el cambio' se acabó el neoliberalismo..."
El gobierno impuso unilateralmente dos reformas fiscales, la de diciembre del 2009 y otra en 2010; sin concertación, sin discusión dentro del Consejo Económico Social. Y nadie en el Gobierno estaba dispuesto a revisar, mucho menos "reajustar" el plan quinquenal.
Ojalá que detrás del viraje que ahora está intentando dar el presidente, exista la comprensión que para pedir a los ciudadanos y las empresas que aporten más impuestos, el gobierno tiene que hacer lo suyo y reducir sus gastos, por lo menos por el mismo monto que nos pide aportar.
Ojalá que detrás del nuevo discurso del presidente (y su intento de bajar las expectativas clientelistas creadas por él mismo), exista la comprensión de que la única manera de aumentar el gasto social es creando las condiciones para más inversiones, más producción, más empleo y más crecimiento. Porque crecimiento económico produce más impuestos, que se pueden gastar en políticas sociales.
"Mejor tarde que nunca", este dicho aplica también a los gobernantes, cuando en el ejercicio de su gestión se dan cuenta que su plan no era realista.
Queda una interrogante obligada: ¿En qué va a consistir el "reajuste" de su plan para los tres años que le quedan a Funes y su Gobierno? Estamos esperando que su recapacitación lo lleve a otro paso, para que el "reajuste" cobre sentido: definir las políticas públicas capaces de lanzar el país al crecimiento económico y la creación del empleo. Sólo así el reajuste de gastos tiene justificación, porque aumenta la producción de riqueza y también de fondos al Estado, para enfrentar las necesidades sociales y de desarrollo de la población.
La recapacitación del presidente y la admisión de la necesidad de un ajuste de su plan de gobierno cambia los términos para el debate que como país tenemos adelante: sobre un plan para el crecimiento y el empleo en vez de seguir en un estéril enfrentamiento sobre nuevos impuestos. Y a este debate hay que entrar con urgencia. Si no, este gobierno termina con un "plan bienal"...
(El Diario de Hoy)