La Lotería Nacional de Beneficencia (LNB) está camino a la quiebra, en los últimos sorteos solamente se han logrado vender la mitad de los billetes, ante este panorama mi querido amigo Paolo Lüers en una de sus famosas cartas publicadas en el MAS se pregunta si esto tiene que ver con el hecho que la administración Funes a la fecha no ha podido nombrar un presidente de la Lotería.
No puedo negar que este hecho influye, pero como digo; la quiebra de la Lotería no es sólo un problema político. Quisiera preguntarte Paolo; en estos dos años cuántas veces has comprado un billete o un vigésimo de lotería, también puedes hacerle esta pregunta a nuestros amigos en común y casi podría estar seguro que la respuesta es: no he comprado o no juego a la lotería, he ahí una de las razones del porque el negocio ya no es rentable.
Además, los que tenemos este vicio de jugar a la Lotería, cada semana compramos menos cantidad de vigésimos; simplemente porque cada vez tenemos menos dinero para usarlo en esto.
Me has hecho recordar infinidad de pláticas sobre la lotería, algunas con mi papá, otras con viejos compradores de lotería y otras con billeteros. Y te cuento, nunca le han tenido confianza a la Lotería, sin excepción siempre me han dicho que cuando un grande necesita dinero arreglan el sorteo, cuando van a venir las elecciones el partido de gobierno amaña la Lotería para tener dinero en su campaña, que cuando un presidente ha tenido una “dama” le da el premio gordo para mantenerla contenta, y así una infinidad de historias que García Márquez podría escribir una novela muy a su estilo. Y lo más curioso de todo, es que a pesar de estas leyendas urbanas siempre hemos seguido jugando (comprando).
Porque acto seguido, vienen las historias de cuando le han pegado a uno de los gordos, claro también hay una explicación para eso, dicen que de vez en cuando no hacen trampa y le dan los premios a la majada para que sigan comprando, y, con la esperanza que el siguiente sorteo sea limpio compramos un nuevo vigésimo.
Puedo decirte que nunca he escuchado a algún comprador de Lotería que me diga: hoy no voy a comprar porque el presidente de la LNB es el incapaz de Juan Pablo Durán; que ciertamente lo era, o porque al nuevo presidente lo han acusado de acoso sexual, o que hoy no voy a comprar porque la Lotería no tiene presidente. Pero si he escuchado decir: solo dame uno porque no me alcanza para más. Así, el problema de la lotería no es sólo político sino también económico.
Claro esta, poner al frente de la Lotería a personas ineptas no contribuye en la mejora del estado financiero de la institución. No entiendo porque todos los gobiernos sin excepción se empeñan en ocupar los cargos públicos para poner a políticos.
Ahora bien, el afirmar que el problema de la lotería también es económico, no significa que no hay nada que hacer, así que, señores de la Junta Directiva de la LNB, lo primero que deben de hacer es trabajar por evitar que les manden un nuevo presidente del estilo de los últimos tres, aboguen porque la plaza sea puesta a concurso público, donde los aspirantes a través de un proceso selectivo de una o más pruebas muestren sus respectivas competencias y este proceso sea juzgado por ustedes. Hay que meterse al agua y mojarse, muéstrennos que ustedes si son capaces, la Lotería esta en sus manos.