domingo, 22 de mayo de 2011

Discurso y realidad

Observador Político
Paolo Lüers


|




En el ENADE, aquel encuentro de la empresa privada en marzo 2011, escuché el discurso del presidente Funes: palabras de conciliación, invitación al diálogo, señales de certidumbre al empresariado. Nada de los acostumbrados ataques a empresarios. Un presidente moderado.

En la posterior recepción, un amigo empresario, escuchando mis dudas sobre la serenidad del presidente, me insistió: "Tenés que darle el beneficio de la duda. No puedes salir mañana escribiendo que Funes está fingiendo esta moderación sólo porque no quiere que su invitado Obama encuentre un país polarizado. Te pido: No escribás sobre el tema, tenés que esperar a ver si Funes cumple..."

Le hice caso. No escribí sobre el discurso de Funes en ENADE ni sobre mis dudas y reservas. Esperé para ver si cumplía. No cumplió.

"No tengo ningún proyecto de aumento de impuestos en mi escritorio. No lo tengo, ni lo he pedido a ningún funcionario."

Entonces, si no ha encargado a sus ministros y asesores que preparen el impuesto de seguridad que el viernes pasado presentó a su Consejo Consultivo compuesto por 1 ex-presidente y los líderes de los partidos, ¿de dónde salió este proyecto de recaudar anualmente 120 millones de dólares a 2,000 contribuyentes afluentes? ¿Del cielo? ¿Del FMI?

"...lejos estoy de elevar a la Asamblea Legislativa un paquete impositivo para su consideración..."

Bueno, tal vez no un paquete, pero sí un impuesto nuevo. Ya bien elaborado, ya definido el monto: 360 millones de dólares en los tres años que le queda; ya definido a quienes se le va a cobrar: los 2 mil ricos. Significa un promedio de 180 mil dólares que cada uno de los 2 mil contribuyentes afectados pagará adicionalmente a los impuestos actuales.

Cuando puse estos números en facebook, un usuario que se identifica como José Mejía comentó literalmente: "Me vale ve... lo que pase después, con solo que hagan mierda a los ricos me sentiría mejor." Este señor capta perfectamente el concepto ideológico detrás de este 'impuesto a los ricos'. Saben que hará daño a la competitividad económica del país, pero cumple un objetivo populista: hace sentirse mejor a los resentidos sociales y frustrados.

"No hay ni habrá paquetes impositivos -y menos paquetazos, como algunos amigos que hoy nos acompaña aquí han calificado- mientras el Pacto Fiscal en su conjunto no sea tratado y acordado en el seno del Consejo Económico y Social."

Que yo sepa, ningún Pacto Fiscal se ha "tratado y acordado" en el Consejo Económico Social. Ni en el Consejo Consultivo. Ni por ningún otro mecanismo de concertación. Esto convierte la afirmación del presidente ante los empresarios en mentira.

"Antes de discutir la temática de si el país necesita más impuestos o dejar los que tiene, antes, señor Presidente de la ANEP, nos tenemos que poner de acuerdo sobre el país que queremos, nos tenemos que poner de acuerdo en las grandes apuestas macroeconómicas de mediano y largo plazo, nos tenemos que poner de acuerdo en la gestión pública que necesita altos componentes de transparencia y probidad, antes tenemos que discutir el gasto público, antes de eso tenemos que garantizar transparencia no solo de la gestión pública, sino que de la sociedad civil en su conjunto, y sólo después de eso podemos entrar a discutir la cuestión impositiva, la cuestión tributaria."

Yo este mismo día del ENADE le dije al mencionado presidente de ANEP, Carlos Enrique Araujo: "Vaya Carlos, ahora tenés cómo medir el valor de la palabra del presidente..."

Poco valor, diría hoy. No hay acuerdo sobre las grandes apuestas, ni siquiera hay grandes apuestas; hicieron una Ley de Acceso a la Información Pública, pero Casa Presidencial vetó que sea una Ley de Transparencia, y además vetó que cobre vigencia a corto plazo; no se ha discutido, por lo menos no con los sectores económicos ni con la oposición política, el gasto público - pero sí el presidente impone una discusión sobre un nuevo impuesto. Otra mentira, entonces.

"En un país presidencialista como el nuestro, contar con un gobernante que no gobierna pensando en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones, es una oportunidad sin antecedentes en nuestra historia reciente que no debemos desaprovechar."

¿Realmente contamos con un presidente que gobierna sin pensar en las próximas elecciones? Me permito expresar dudas. Claro que el presidente Funes está pensando en las perspectivas electorales los dos partidos (FMLN y GANA) que dan sostén a su gestión. Él talvez no todos los días piensa en elecciones, pero sus ministros sí. En cada decisión importante, en cada proyecto que afecta en los positivo o negativo a la población; en cada asignación de recursos, en cada inauguración de obras, sus ministros calculan el impacto electoral, el costo o el beneficio para su partido.

Lo que probablemente quiso decir el presidente, en un ataque de serenidad: Más que en la próximas elecciones pienso en la próxima encuesta que mide la popularidad del presidente...

(Todas las citas del presidente son de su discurso en el ENADE, como publicado en http://www.presidencia.gob.sv)

(El Diario de Hoy)

Certifica.com