Nada tiene que ver con la cantidad votos y de diputados que ganará cada partido. La reforma electoral con listas desbloqueadas, como la planteó la Sala de lo Constitucional, no afecta en nada el caudal de votos de cada partido. No cambia en lo mínimo la correlación de fuerzas entre los partidos que compiten.
Por tanto, la resistencia de la dirigencia del FMLN contra esta reforma no significa que están defendiendo el voto y el interés de su partido, lo que sería entendible. Significa que la cúpula del partido está defendiendo su interés particular dentro del partido.
Porque la implementación consecuente de las listas desbloqueadas únicamente cambia la correlación de fuerzas dentro del partido, no entre partidos.
La dirigencia del FMLN está defendiendo el derecho de la cúpula de seguir controlando quienes de sus militantes propuestos como candidatos entren al parlamento. Es una ofensa a su propia militancia y a sus propios votantes. No quieren dar a sus bases y simpatizantes el derecho de decidir, con su voto por el candidato individual identificado con nombre y foto, quienes entre los 24 candidatos a diputado para San Salvador al final entren a la Asamblea.
Con esta actitud reducen a la mayoría de sus candidatos a prestanombres que sólo figuran en la lista para llenarla, no para ser electos. Y a sus bases y votantes los reducen a una masa sin criterio ni capacidad para escoger a sus diputados. Solo les dan el derecho de escoger entre banderas e ideologías, pero no entre personas honestas y corruptos, o entre personas capaces o incapaces. ¡Que menosprecio a su propia gente!
Es la actitud de un Politburó que incluso después de tantas expulsiones y limpiezas de su padrón interno no confía en sus militantes, ni mucho menos en sus votantes. Es una dirigencia compuesta por gente que tiene décadas de comandar al FMLN y que no quiere correr el riesgo que su propia gente escoja como diputado al número 20 de la lista y no a los compañeros de confianza de la dirigencia que ocupen los primeros puestos.
¿Cómo explican esta actitud al compañero que ocupará el número 20 en las lista para San Salvador?
El fondo del pleito es que el FMLN quiere que en la reforma se mantengan dos cosas: uno, que se puede seguir votando por la bandera. Segundo, que todos los votos dados por la bandera sean abonados a los primeros en la lista elaborada por la Comisión Política. No a los que hayan logrado más apoyo. De manera que el pobre pendejo en posición número 20, aunque haya obtenido el mayor número de votos personales de toda la lista, al final no entraría. Entraría el miembro de la Comisión Política en uno de los puestos ganadores.
La de la dirigencia del FMLN es una batalla por mantener el control estricto sobre el partido y sus diputados.
Haciendo la reforma como la Constitución manda lo les hará perder ningún voto como partido, pero sí perderían votos los dirigentes y los candidatos ungidos por ellos.
Por tanto, la reforma cómo la exige la Sala de lo Constitucional, la sociedad civil (y con su veto también el presidente de la República) de ninguna manera atenta contra el interés de ningún partido. Atenta contra el verticalismo y autoritarismo dentro de los partidos. Por el momento parece que de todos los aparatos partidarios solo la dirigencia de ARENA está dispuesta a asumir los riesgos de la democratización.
La propuesta de FUSADES parece la más viable: permitir que el votante vote por su bandera o por una persona particular dentro de la lista. Pero tomar los votos por bandera solamente en cuenta para definir cuántos diputados corresponden a cada partido. Para definir quienes de los candidatos salgan electos, solo se toma en cuenta los votos individuales que cada uno ha recibido. Una solución salomónica.
(El Diario de Hoy/Observador)