Sr. Presidente, y se lo digo de este manera por respeto al puesto y al pueblo Salvadoreño y no ha usted. Sr. Presidente, hoy me ha dado asco. En ocasiones pasados he utilizado titulares irónicos o exagerados para llamar la atención de los lectores, pero hoy no es así. Siento una verdadera repugnancia hacia su ser. Y puede ser que se deba a una apasionada ira temporal que lo exprese de esta forma, y por parte a demasiada cafeína corriendo por mis venas entre trabajos, pero de igual manera sentí la necesidad de dejar esto en papel.
Hoy he leído palabras suyas que me permito repetir a continuación:
“La evidencia del fracaso, de las políticas económicas, es que recibimos un país altamente endeudado, hay un periódico que hizo una investigación excelente, no me acuerdo cuál es, pero donde aparece el nivel de deuda de los últimos 20 años, y a este servidor del 100% de la deuda, le corresponde únicamente el 10%, el 90% restante la adquirió Cristiani, la adquirió Calderón Sol, la adquirió Flores y la adquirió Saca. Entonces, por qué voy a resolver solo el problema de la deuda, si yo soy responsable únicamente del 10% de esta y el 90% restante es responsable los cuatro gobiernos de ARENA anteriores.”
Discúlpeme Sr. Presidente. ¿¡Por qué va a resolver el problema usted?! Que cinismo más increíble con el que hace esta pregunta. Déjeme empezar a responderle. Primero que todo, porque usted, Sr. Presidente, es exactamente eso, Presidente de la República de El Salvador. Desde el momento que usted asumió su candidatura se comprometió ante el pueblo Salvadoreños a hacer TODO en su poder por solventar los problemas y las necesidades del pueblo Salvadoreño. Porque al asumir la presidencia de la república, esto se volvió no solo su responsabilidad, pero su obligación ante el pueblo. Porque usted mismo dijo que no tenía derecho de equivocarse, Sr. Presidente.
Sr. Presidente, usted se echó la esperanza del pueblo en los hombros, y hoy, groseramente, se la ha descargado de encima y la ha pisoteado.
Consecuente con mis palabras, no defiendo ni a los gobiernos pasados, ni a la oposición actual. Muy cierto es que existieron muchos errores y abusos. Pero por eso es que el pueblo votó por usted. Porque usted le ofreció un cambio a los Salvadoreños. Prometió corregir los errores del pasado para permitir un futuro de posibilidades. Pero hoy usted se lava las manos y nos dice, pues esa no es mi responsabilidad. Permítame disculparme, Sr. Presidente, pero SI es su responsabilidad.
Y dejemos de lado su nueva y extravagante vida, con finos carros italianos, yates, habanos, whiskey Blue Label, sastres franceses y todos esos otros lujos que desde Casa Presidencial ha permitido darse. Olvidémonos de esos abusos. Olvidémonos de políticas económicamente erradas, populistas y con sospechosos intereses de lado. Echémosle ojo ciego a eso. Dejemos pasar la arrogancia y la soberbia con la cual le habla a los medios, y las crudas contradicciones de su discurso. Ignoremos eso y mucho más.
Pero hay una cosa, Sr. Presidente, que sí no me puedo dejar pasar por alto. Rehúso permitir sumisamente que me insulte. Y eso es exactamente lo que ha hecho con su declaración. Nos ha insultado, Sr. Presidente, a todo un pueblo.
Sr. Presidente, hoy me ha dado asco.
(Blog http://callatusilencio.blogspot.com/2011/03/hoy-me-ha-dado-asco-sr-presidente.html)