Esta carta sobre los archivos ‘perdidos’ (extraviados, destruidos, escondidos, ¿quien sabe?) de Casa Presidencial te cae a vos, porque sos el que estuviste a cargo, tanto en el gobierno de Funes como en el actual, de la transparencia de la gestión presidencial.
Vamos a resumir el caso. Se trata de los archivos que documentan los viajes del presidente Mauricio Funes y su señora durante el quinquenio 2009-2014. Con todo: costos, acompañantes, medios de transporte, lugares de hospedaje, etc.
Un ciudadano pidió esta información, haciendo uso de los derechos que le confiere la Ley de Acceso a la Información Pública. La información le fue negada, primero por Casa Presidencial, y luego por el Instituto de Acceso a la Información Pública. La razón: Casa Presidencial declaró reservada esta información y ordenó que se desclasificara hasta el año 2017, alegando ‘problemas de seguridad’, y el Instituto, al cual el ciudadano acudió, le dio razón a CAPRES.
En este momento, junio del 2013, los documentos solicitados tienen que haber existido en Casa Presidencial. Por que si no hubieran existido, la respuesta que de la Oficina de Información y Respuesta OIR de Casa Presidencial hubiera tenido que ser que los documentos requeridos no existen. Además, para declarar reservada una información, se supone que había que revisar y analizarla. Por tanto, tiene que haber existido. A menos que Casa Presidencial mintió, no solo al ciudadano sino también al Instituto de Acceso a la Información Pública.
El ciudadano se fue a la Sala de lo Constitucional y pidió un amparo contra la resolución del Instituto de avalar la reserva declarada por CAPRES.
Y en la Sala, alguien tuvo que haber tenido el presentimiento que algo raro estaba pasando con esta información. Por esto, la Sala tomó una medida poco usual: Ordenó a Casa Presidencial a entregar todos los archivos relacionados con los viajes de Funes y su esposa a la Sala, en una especie de custodia para resguardar su seguridad y evitar que se desaparezca o altere. Vaya olfato que tuvieron los ‘magníficos’ – como si ya conocen tus mañas, Marcos…
Y cuando ustedes nunca entregaron los archivos, la Sala les pone un ultimátum de tres días. Con amenaza de sanciones penales. Vaya, babosada.
Y en este momento, Casa Presidencial dice: Fíjense, no podemos encontrar los archivos. No existen. Vos decís una cosa, el vocero presidencial Eugenio Chicas dice otra, el presidente, como es usual, no dice nada – pero al fin queda claro: no cumplen con la entrega ordenada por la Sala de lo Constitucional, alegando que los archivos no están en poder de Casa Presidencial. Se perdieron, se quemaron, se fueron volando, alguien los robó, se traspapelaron – ¿quién sabe? En una Casa Presidencial administrada al estilo de Marcos Rodríguez o Hato Hasbún todo es posible…
Ahora hay dos hipótesis – y ambas involucran delitos cometidos en Casa Presidencial. Me gustaría saber cuál es la verdad.
La primera: Cuando en 2013 empezaron se pidió toda la documentación de todos los viajes de Funes y su esposa, alguien en CAPRES se asustó, porque sabía esta información, si salía a la luz pública, iba a causar un problema político y posiblemente legal serio al presidente. Por tanto, alguien tomó la decisión de destruir la documentación. En este caso, la declaración de reserva fue una medida para encubrir el delito de haber destruido la documentación – delito cometido, a su vez, para encubrir algo grave.
La otra hipótesis es al revés: Llega la solicitud del ciudadano, revisan la documentación y deciden: No puede salir a la luz, hay que declararla reservada. La declaran reservada, el Instituto les hace caso. Parece que el problema se resolvió.
Pero no: El ciudadano no se rinde y va a la Sala. Los magistrados de la Sala, ‘obedeciendo a la oligarquía’, ordenan a CAPRES entregar la documentación a la Sala, para revisarla y para resguardarla. Alguien se asusta en Casa Presidencial y destruye o esconde la documentación. En este caso, el delito de destrucción de evidencia se comete porque no les funcionó la estrategia de declararla reservada.
En ambos casos, se cometieron delitos, y me cuesta creer que el hombre que en el 2013 fue subsecretario de transparencia y ahora es secretario presidencial de transparencia, no tenga nada que ver.
Algún día la verdad saldrá a la luz: tanto la relacionada con los viajes de Funes que quieren esconder, como el enigma de los archivos perdidos. También la verdad sobre el Masferrari y los zapatos del presidente.
Saludos,
(Mas!/El Diario de Hoy)