miércoles, 9 de diciembre de 2015

Para entender las elecciones en Venezuela

I
De un día al otro la coalición opositora MUD se ha convertido de oposición en un factor institucional de poder. El control total que los electores le ha dado sobre la Asamblea Nacional da a las fuerzas democráticas la posibilidad de reconstruir el equilibrio de poderes destrudio en 17 años de gobiernos chavistas. La Asamblea en sí, recuperando su autonomía, es un contrapeso poderoso al ejecutivo. Ejerciendo la mayoría calificada de dos tercios, que la MUD ganó con sus 112 diputados, la Asamblea puede además recomponer la independencia de los demás poderes del estado: Fiscalía, Tribunal Suprema de Justicia, Consejo Nacional Electoral, Controlaría General…

La oposición convertida en poder tendrá que cohabitar con el ejecutivo chavista, por lo menos hasta que logre sustituirlo con un plebiscito revocatorio, pero puede de inmediata comenzar a reconstruir el tejido institucional republicano, compuesto por poderes independientes.

II
Hay un punto sobre el cual Henrique Capriles y Leopoldo López, los dos principales líderes de esta coalición, siempre han coincidido: los dos siempre se vieron no como opositores sino como la alternativa. Carriles varias veces me interrumpió en nuestras entrevistas corrigiéndome: No somos oposición, somos la alternativa.

Yo he escrito extensamente sobre la relación entre estos dos protagonistas de la transición democrática venezolana, sus contradicciones, su rivalidad, pero sobre todo sus coincidencias y la manera como se complementan. Estos dos hombres están condenados a trabajar juntos, y aun más a partir de estas elecciones.

Sin la rebeldía y la capacidad de retar al régimen de Leopoldo López, la oposición o hubiera llegado a este punto. Y tampoco sin la paciencia, la mesura, combinada con terquedad y determinación, de Henrique Carriles.

Los dos representan dos formas diferentes pero complementarias de liderazgo. Ideológicamente representan exactamente lo mismo: el compromiso social, la convicción que la nueva Venezuela tiene que ser social y políticamente incluyente, su rechazo a las viejas formas de ejercer el poder de la Cuarta República que abrió el espacio al populismo de Hugo Chávez.

Cualquiera de los dos puede ser presidente, siemore cuando el otro lo apoye.

Ambos, como casi todos los líderes opsoitores, se mueven en la zona de traslape entre socialdemocracia, humanismo cristiano, y liberalismo. Como el “Movimiento Pro” de Mauricio Macri o “Ciudadanos” de Albert Rivera, los movimientos de Leopoldo López y Capriles son partidos de nuevo estilo, fundados en el siglo 21, muy enraizados en la sociedad civil.

Es ridículo cuando hablan del chavismo como izquierda y de la oposición como derecha. En muchos sentidos, Diosdado Cabello y Hugo Chávez son mucho más de derecha que Leopoldo López y Henrique Capriles – de la misma forma como en los debates electorales españolas Albert Rivera parece un tipo más progresista o incluso de izquierda cque los líderes de Podemos y del PSOE…

De todos modos, lo que presenciamos en Venezuela no lo podemos medir y analizar sobre el clásico eje derecha-izquierda, sino sobre el eje autoritarismo-democracia.

III
Lo más importante de estas elecciones: La oposición ganó porque logró quitarle al chavismo la hegemonía en los barrios populares urbanos y, al mismo tiempo, en las zonas menos desarrolladas de la Venezuela rural.

Las sólidas mayorías de Hugo Chávez en los barrios populares (que son asentamientos enormes de cientos de miles de habitantes) y en los “estados llaneros”, la han perdido sus herederos Maduro y Cabello. En Caracas, el chavismo perdió hasta en la 23 de Enero, donde todavía en el 2010 no podían entrar los activistas de la oposición. Y perdió en el estado de Barinas, cuña del clan de los Chávez Frías…

Es absurdo pensar que en estas bastiones del chavismo haya entrado y ganado “la derecha”. Han entrado, con mucho trabajo paciente y sistemático, los partidos de tendencia socialdemócrata con su alto grado de activismo sindical, trabajo comunitario y entusiasmo de justicia social. Figura representativa para esta penetración es Carlos Ocariz, el alcalde del municipio de Sucre, el municipio caraqueño con el barrio popular más grande y emblemático: Petare. Ocariz es miembro de “Primero Justicia”, el partido de Henrique Capriles, pero igual podría ser activista de “Voluntad Popular” (de Leopoldo López) o “Un Nuevo Tiempo”, el movimiento de renovación socialdemócrata que en gran medida ha desplazado al tradicional partido Acción Democrática (AD).

IV
Los partidos tradicionales de la Cuarta República (la de Chávez es la Quinta), AD (socialdemócrata) y COPEI (socialcristiano) juegan un papel secundario pero constructivo en esta coalición opositora. Y la derecha conservadora, reaccionaria, militarista y golpista simplemente ha desaparecido como fuerza. No juega ningún papel, nisiquiera de freno. Y luego del triunfo del 6 de diciembre que mostraba que la estrategia anti golpista y pro-electoral de la MUD era correcta, esta derecha queda definitivamente descartada.

V
Muchos se preguntan porqué los chavistas aceptaron la derrota tan pacíficamente. La respuesta es simple: No les quedó otra. La derrota fue tan contundente que un fraude no hubiera funcionado sin masivas protestas y sin seria represión. Pero los militares dejaron muy claro a Maduro y Cabello: No cuenten con nosotros para reprimir. Vamos a garantizar la constitucionalidad. Perdiendo el control de los militares, Maduro perdió la capacidad de reprimir.

(El Diario de Hoy)