I
De
un día al otro la coalición opositora MUD se ha convertido de oposición
en un factor institucional de poder. El control total que los electores
le ha dado sobre la Asamblea Nacional da a las fuerzas democráticas la
posibilidad de reconstruir el equilibrio de poderes destrudio en 17 años
de gobiernos chavistas. La Asamblea en sí, recuperando su autonomía, es
un contrapeso poderoso al ejecutivo. Ejerciendo la mayoría calificada
de dos tercios, que la MUD ganó con sus 112 diputados, la Asamblea puede
además recomponer la independencia de los demás poderes del estado:
Fiscalía, Tribunal Suprema de Justicia, Consejo Nacional Electoral,
Controlaría General…
La oposición convertida en poder tendrá
que cohabitar con el ejecutivo chavista, por lo menos hasta que logre
sustituirlo con un plebiscito revocatorio, pero puede de inmediata
comenzar a reconstruir el tejido institucional republicano, compuesto
por poderes independientes.
II
Hay un punto sobre el cual Henrique
Capriles y Leopoldo López, los dos principales líderes de esta
coalición, siempre han coincidido: los dos siempre se vieron no como
opositores sino como la alternativa. Carriles varias veces me
interrumpió en nuestras entrevistas corrigiéndome: No somos oposición,
somos la alternativa.
Yo
he escrito extensamente sobre la relación entre estos dos protagonistas
de la transición democrática venezolana, sus contradicciones, su
rivalidad, pero sobre todo sus coincidencias y la manera como se
complementan. Estos dos hombres están condenados a trabajar juntos, y
aun más a partir de estas elecciones.
Sin la rebeldía y la capacidad de retar
al régimen de Leopoldo López, la oposición o hubiera llegado a este
punto. Y tampoco sin la paciencia, la mesura, combinada con terquedad y
determinación, de Henrique Carriles.
Los dos representan dos formas diferentes
pero complementarias de liderazgo. Ideológicamente representan
exactamente lo mismo: el compromiso social, la convicción que la nueva
Venezuela tiene que ser social y políticamente incluyente, su rechazo a
las viejas formas de ejercer el poder de la Cuarta República que abrió
el espacio al populismo de Hugo Chávez.
Cualquiera de los dos puede ser presidente, siemore cuando el otro lo apoye.
Ambos, como casi todos los líderes
opsoitores, se mueven en la zona de traslape entre socialdemocracia,
humanismo cristiano, y liberalismo. Como el “Movimiento Pro” de Mauricio
Macri o “Ciudadanos” de Albert Rivera, los movimientos de Leopoldo
López y Capriles son partidos de nuevo estilo, fundados en el siglo 21,
muy enraizados en la sociedad civil.
Es ridículo cuando hablan del chavismo
como izquierda y de la oposición como derecha. En muchos sentidos,
Diosdado Cabello y Hugo Chávez son mucho más de derecha que Leopoldo
López y Henrique Capriles – de la misma forma como en los debates
electorales españolas Albert Rivera parece un tipo más progresista o
incluso de izquierda cque los líderes de Podemos y del PSOE…
De todos modos, lo que presenciamos en
Venezuela no lo podemos medir y analizar sobre el clásico eje
derecha-izquierda, sino sobre el eje autoritarismo-democracia.
III
Lo más importante de estas elecciones: La
oposición ganó porque logró quitarle al chavismo la hegemonía en los
barrios populares urbanos y, al mismo tiempo, en las zonas menos
desarrolladas de la Venezuela rural.
Las sólidas mayorías de Hugo Chávez en
los barrios populares (que son asentamientos enormes de cientos de miles
de habitantes) y en los “estados llaneros”, la han perdido sus
herederos Maduro y Cabello. En Caracas, el chavismo perdió hasta en la
23 de Enero, donde todavía en el 2010 no podían entrar los activistas de
la oposición. Y perdió en el estado de Barinas, cuña del clan de los
Chávez Frías…
Es absurdo pensar que en estas bastiones
del chavismo haya entrado y ganado “la derecha”. Han entrado, con mucho
trabajo paciente y sistemático, los partidos de tendencia
socialdemócrata con su alto grado de activismo sindical, trabajo
comunitario y entusiasmo de justicia social. Figura representativa para
esta penetración es Carlos Ocariz, el alcalde del municipio de Sucre, el
municipio caraqueño con el barrio popular más grande y emblemático:
Petare. Ocariz es miembro de “Primero Justicia”, el partido de Henrique
Capriles, pero igual podría ser activista de “Voluntad Popular” (de
Leopoldo López) o “Un Nuevo Tiempo”, el movimiento de renovación
socialdemócrata que en gran medida ha desplazado al tradicional partido
Acción Democrática (AD).
IV
Los partidos tradicionales de la Cuarta
República (la de Chávez es la Quinta), AD (socialdemócrata) y COPEI
(socialcristiano) juegan un papel secundario pero constructivo en esta
coalición opositora. Y la derecha conservadora, reaccionaria,
militarista y golpista simplemente ha desaparecido como fuerza. No juega
ningún papel, nisiquiera de freno. Y luego del triunfo del 6 de
diciembre que mostraba que la estrategia anti golpista y pro-electoral
de la MUD era correcta, esta derecha queda definitivamente descartada.
V
Muchos se preguntan porqué los chavistas
aceptaron la derrota tan pacíficamente. La respuesta es simple: No les
quedó otra. La derrota fue tan contundente que un fraude no hubiera
funcionado sin masivas protestas y sin seria represión. Pero los
militares dejaron muy claro a Maduro y Cabello: No cuenten con nosotros
para reprimir. Vamos a garantizar la constitucionalidad. Perdiendo el
control de los militares, Maduro perdió la capacidad de reprimir.
(El Diario de Hoy)