jueves, 10 de diciembre de 2015

Carta al canciller sobre censura e intolerancia

Estimado Hugo Martínez:
Cada vez que el embajador alemán dice algo que a tus jefes no les gusta, vos te ponés en pose del Gran Inquisidor y le decís que se calle. En las redes sociales circula tu última carta al embajador Heinrich Haupt, con copia al canciller alemán, reclamándole que deje de hablar de “asuntos internos” de nuestro país. Asunto interno, en este caso, siendo la elección de un nuevo fiscal general.


De tu misma carta concluyo que no es la primera vez que mandaste cartas a la embajada y a Berlin. La última vez, si bien me recuerdo, el “asunto interno” que el embajador se había atrevido tocar era la Sala de lo Constitucional.

Te hago una pregunta, Hugo: ¿En serio estás planteando que los embajadores no deben meterse de los :asuntos internos” del país? ¿O más bien, los embajadores son más que bienvenidos de meterse en nuestros “asuntos internos”, con tal que no expresen crítica a nadie ni preocupación por nada?

Porque siempre cuando los embajadores, sobre todo los de países que tienen fuertes lazos de cooperación, comercio e inversión con El Salvador, hablan bien de nuestro país, elogian al gobierno, ofrecen apoyo y plata, ustedes le besan el trasero, los cortejan, los enamoran…

Tu colega Hatos Hasbún se esmera a convencer a los embajadores (incluyendo al alemán que regañaste) a que algún sábado se sientan a la par del presidente en su reality show llamado “Gobernando con la gente”. Afortunadamente, la mayoría de los embajadores se han resistido a prestarse a este show. ¿Será esto el enejo con Heinrich Haupt?

Siempre los embajadores son bienvenidos a sentarse en el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana de Hato y Benito, y a dar declaraciones sobre lo valioso que les parece el Plan El Salvador Seguro. Ahí sí tu gobierno fomenta que los diplomáticos, incluyendo los altos representantes del PNUD y de la OEA, intervengan en nuestros asuntos internos. Pero que no se les ocurra expresar una preocupación o incluso algo que el gobierno o el partido podría entender como crítica.

Para ustedes, los embajadores de los países amigos están aquí para soltar plata, para apapachar al gobierno, para sonreír en las cámaras del canal gubernamental – y por lo demás que se callen, por favor. Si no, les cae una nota diplomática de protesta.

¿No te da pena, Hugo, firmar este tipo de cartas? Todos sabemos que el partido te lo exige. Y luego vos tenés que ver como reparás el daño que estas censuras causan con nuestros amigos afuera. ¿No te frustra el grado de intolerancia que te obligan asumir frente a amigos de nuestro país, que genuinamente se preocupan del desarrollo de nuestra institucionalidad y nuestra economía?

En la última carta vos reclamás al embajador Haupt que sus declaraciones son una “afrenta a nuestro primer órgano de estado”. Primero, ¿no existe en la Constitución ni una palabra que establece una jerarquía entre los tres órganos del estado. Segundo, si te referís a la Asamblea, ¿cómo puede ser una “afrenta” al parlamento si el Dr. Haupt dijo que a los diputados había que protegerlos de indebidas presiones?

Mire, Hugo, en la cancillería en Berlin van a limpiar vidrios con esta tu carta. Les causa pena ajena e incomodidad, pero jamás van a presionar a su embajador que sea sumiso y se calle.

Te recomiendo que hablés con los embajadores y les pidás disculpa por este intento de censura e intimidación.

Saludos, Paolo

(Mas!/El Diario de Hoy)