Estimado Roberto Lorenzana:
Qué ironía que el mismo día que el presidente de la República se echa todo un discurso para asegurar que en El Salvador está mejorando el clima de inversión, usted se anticipa en la madrugada para mandar un mensaje contrario, amenazando a las compañías de telefonía.
Qué ironía que el mismo día que el presidente de la República se echa todo un discurso para asegurar que en El Salvador está mejorando el clima de inversión, usted se anticipa en la madrugada para mandar un mensaje contrario, amenazando a las compañías de telefonía.
El presidente y
su vice Oscar hablando en el acto ceremonial del Balance Anual de su gestión,
usted hablando en el canal del gobierno.
¿Cuál es,
entonces, el mensaje de este gobierno a los inversionistas?
¿Cuál es el
pleito que usted arma con las telefónicas? La manera como cobran el impuesto de
5% sobre todos los servicios de telefonía, cable e internet. El gobierno, que
está interesado en esconder el impuesto, exige que sigan vendiendo la recarga
por el precio acostumbrado de $1.00, por ejemplo y que el impuesto, de manera
invisible, esté dentro de este precio. Esto significa que la recarga de $1.00
equivaldrá a 5% menos de saldo.
Las telefónicas
han tomado otra decisión y, en vez de esconder el impuesto, lo ponen encima del
producto: venden el saldo de $1.00 por $1.05 – y todo el mundo sabe que los 5
centavos van al gobierno. Entonces, cada vez que el cliente compra saldo, se va
a encachimbar con el gobierno –y no con la empresa, como ustedes pretenden.
Usted lo dijo en
la TV oficial de manera muy clara: “(Las telefónicas) quieren hacer pensar a la
población que el incremento en la recarga es decisión del gobierno.”
Bueno, el
impuesto de 5% que va a pagar el que compra saldo, definitivamente es una
decisión del gobierno. Tienen toda la razón las empresas de dejarlo claro.
Pero viene usted
y dice (repito, adelantándose al discurso conciliador de su presidente): “Si
las telefónicas quieren seguir hablando de concesiones, tienen que revertir esa
decisión de incrementar precio en recargas… Si Telefónicas no revierten este
abuso de incremento en recargas, no tiene sentido hablar de renovación (de las
licencias).”
Esto se llama amenaza.
También se puede llamar extorsión: “O cobras las recargas de la forma que al
gobierno no cause problemas de imagen, escondiendo el impuesto, o te quito las licencias…”
Ojo: este pleito
que usted arman a las empresas telefónicas no es por pisto. Cobrando los 5%
encima del precio o incluido en el precio no hace ninguna diferencia
matemática. El ministro de Haciendo no va a recibir ni un centavo más si las
telefónicas cambian la manera de cobrar como usted les ordena. Ni un centavo.
Es el viejo
dilema del pan francés. Cada vez que aumentan sus costos (o tal vez los
impuestos), el panadero tiene dos opciones: O aumenta el precio, o hace más
chiquito el pan francés. Es su libre decisión, y cada panadero la tomará dependiendo
de sus cálculos mercadológicos: ¿Con cuál opción el cliente se va a encachimbar
menos, pagando más u recibiendo menos pan?
Y así lo hacen
las telefónicas. Y por esto usted los acusa de cosas serias: “Telefónicas en
una postura oligopólica, se han puesto de acuerdo con nuevos cobros, vulneran
ley de la libertad de competencia.”
Bueno,
secretario, la última vez que chequeé no fue Casa Presidencial el juez sobre
vulneraciones a la libertad de competencia y prácticas oligopólicas, sino la
Superintendencia de Competencia. ¿Y por qué no pide a la Superintendencia que estudie
el caso y decida si hay o no ilegalidad, en vez de salir usted con el bate
amenazando y extorsionando?
Lo ocurrido ahora
con sus declaraciones beligerantes me recuerda del día 26 de marzo de este año,
cuando el presidente iba a encabezar la "Marcha por la Vida, la Paz y la
Justicia" convocada por el gobierno y su Consejo Nacional de Seguridad
Ciudadana. Este mismo día, en la madrugada, los responsables de Seguridad
Pública de este mismo gobierno, el ministro Benito Lara y el director general
de la PNC, mandaron otro mensaje, para que nadie entienda mal (o sea tomo muy
en serio) el discurso presidencial: mandaron a las fuerzas élite de la PNC a
realizar un operativo de aniquilamiento que luego fue conocido como “la masacre
de San Blas”.
Cuál es,
entonces, el mensaje de este gobierno que hay que tomar en serio? ¿El discurso
conciliador del presidente (y aun mas de su vice) - o la actitud beligerante de
los cuadros históricos del Partido Comunista que tiene en Seguridad y en la
Secretaría técnica?
Saludos,
(Mas!/El Diario de Hoy)