Colegas:
No he escrito sobre el lamentable caso de los bebés intercambiados, porque me pareció insoportable el show mediático que desde el principio armaron una de las madres y el fiscal general Luis Martínez. No quería contribuir a este espectáculo.
No he escrito sobre el lamentable caso de los bebés intercambiados, porque me pareció insoportable el show mediático que desde el principio armaron una de las madres y el fiscal general Luis Martínez. No quería contribuir a este espectáculo.
Pero ahora, luego de que los bebés han
sido debidamente identificados y entregados a sus respectivos padres
biológicos, la misma señora arma otra conferencia de prensa, bebé en
brazos, y dice: “Neles, pasteles, nada está resuelto mientras no proceda
mi demanda contra el Hospital.” O sea, la señora quiere pisto.
Quiere decir: The show goes on, sigue el espectáculo. Ante esto, ya no vale mantener silencio.
La señora demandante ya arruinó la vida
al doctor Guidos, quien asistió su parto. Lo acusó, sin prueba alguna,
de haber robado a su bebé. Pero para destruir la vida a un reconocido
médico, necesitaba de la diligente ayuda del fiscal general Luis
Martínez. Este agarró la denuncia, y sin previa investigación, mandó a
detener al doctor Guidos. Poderse presentar ante la conmovida nación
como el defensor de las madres desesperadas le cayó como anillo al dedo
en su campaña de reelección. No importa que no hubiera pruebas contra el
doctor, y que en cuanto entraron las pruebas (de ADN), mas bien
mostraron que no hubo complot de robarse ningún bebé sino a lo sumo un
error en el hospital.
Siguiente capítulo: Con las pruebas de
ADN que permitieron identificar a los dos bebés y sus padres biológicos,
en vez de suspender el caso penal y entregar todo a un juzgado de
familia para que proceda con los juicios de identidad de los bebé y la
entrega a sus padres biológicos, el fiscal general hace todo lo
contrario: No suspende el procedimiento penal contra el Dr. Guidos, sino
instala a la jueza de paz del caso penal en su despacho en el sexto
piso de la Fiscalía General. ¿Adónde se ha visto que un juzgado se
instala en el despacho del Fiscal General? ¿Adónde se ha visto que una
jueza de paz asume facultades de juez de familia? ¿Adónde se ha visto
que en un procedimiento penal nunca se vea la cara del fiscal asignado
al caso, sino solamente la del fiscal general?
Y ahora viene la señora a cobrar. Por el
sufrimiento de haber sido separada, por culpa del Hospital (según ella),
de su legítimo bebé. Que raro que a los 8 días del parto, cuando el Dr.
Guidos le quitó los hilos, no dijo nada de su sufrimiento. Que raro que
semanas después, cuando fue al último chequeo médico con el Dr. Guidos,
tampoco dijo nada. Que raro que pasó tres meses sufriendo y viajando
por el mundo, antes de hacerse un examen de ADN para verificar si el
bebé era o no era suyo. Que raro que al regresar a El Salvador no acusó
al Hospital de negligencia sino directamente al Dr. Guidos – no de
negligencia sino de robo del bebé…
Pero ahora quiere pisto por su
sufrimiento. ¿Quién si no la señora o su esposo británico puede haber
avisado a la prensa amarillista inglesa del caso, con detalles
escalofriantes como tráfico de órganos, etc.? ¿Quién ha armado todo este
show mediático que es un atentado contra la futuro integridad y
dignidad de los dos infantes? Fue la señora que ahora, prolongando el
show, quiere recompensa económica por su “sufrimiento”.
Los medios deberían cerrar el caso, una
vez que el Dr. Guidos salga libre de toda acusación. Allí debe terminar
el espectáculo. Luego, nada de entrevistas, nada de fotos del bebé
chulito-chelito, nada de acusaciones sin fundamento. Yo, por mi parte,
ya no hablaré del caso.
Saludos,
(Mas!/El Diario de Hoy)