Estimado
Hato:
Realmente no sé si felicitarte o darte el pésame por el nuevo nombramiento como Comisionado Presidencial de Seguridad. Tendrás que cargar el bulto más grande, incómodo y difícil de este gobierno. Aunque te da mucho poder, nadie te va a envidiar este cargo…
Realmente no sé si felicitarte o darte el pésame por el nuevo nombramiento como Comisionado Presidencial de Seguridad. Tendrás que cargar el bulto más grande, incómodo y difícil de este gobierno. Aunque te da mucho poder, nadie te va a envidiar este cargo…
Te deseo, de todo corazón, éxito en esta
misión de enfrentar y revertir la espiral de violencia en la que todos estamos
atrapados. Aunque la primera vez, cuando el presidente Funes te puso al frente
del gabinete de Seguridad, entre el 2009 y el 2011, resultara una “misión
imposible”, déjeme decirte que no estás condenado a repetir el fracaso, si
estás dispuesto a aprender de las experiencias de los últimos años.
En el pasado no tan lejano de la
postguerra, nosotros dos fuimos buenos amigos – pero no supimos preservar y
desarrollar esta relación, cuando vos te fuiste al centro del poder y yo asumí
un papel de crítico del gobierno. Como en los últimos años ningún otro medio me
ha funcionado para comunicarte contigo, aprovecho esta carta para darte algunos
consejos.
I. Para enfrentar bien este nuevo reto,
esta vez no puedes cometer el error de dispersión. No puedes seguir siendo el
hombre “multiusos” y “apagafuegos” de los presidentes. Sobre todo, no puedes
ser secretario de comunicación de Casa Presidencial y al mismo tiempo
Comisionado de Seguridad. El secretario de comunicación tiene que cuidar y
promover la imagen del presidente y su gobierno. Esto lo mete en una lógica que
es incompatible con el esfuerzo serio de construir una política del Estado para
enfrentar la violencia y la inseguridad. Urge separar estas funciones. De todos
modos, muchos tienen la sospecha que los esfuerzos de Seguridad de este
gobierno, de su Consejo de Seguridad Ciudadana, y por ejemplo la marcha del 26
corresponden más a una estrategia de comunicación publicitaria que a una
estrategia de enfrentar la violencia – y los factores que la generan.
II. Como Comisionado Presidencial de
Seguridad tienes que construir un gabinete de seguridad que asuma la tarea
indelegable de construir una estrategia de Seguridad Pública. Con planes
medibles. No pueden seguir delegando esto a un Consejo plural que representa la
sociedad civil.
III. Una vez que ustedes, como gobierno,
definan su Estrategia y Plan de Seguridad Pública, queda espacio para convertir
el Consejo de Seguridad Ciudadana en lo que realmente necesitamos como complemento:
una instancia autónoma de la sociedad civil, que se encarga de construir un
Plan de Paz. La seguridad es tarea del Estado, en cambio, la paz es tarea de
toda la sociedad. El Consejo, para que sea ciudadano, tiene que dejar de servir
como instrumento para llenar los vacíos del gobierno. Tampoco puede servir para
generar financiamiento, mediante la cooperación internacional y la empresa
privada, para la PNC, las cárceles y otras funciones del gobierno.
El Consejo sólo tiene sentido si se
encarga, no de la seguridad pública, sino de crear condiciones para la paz:
prevención y reinserción, creación de empleo para sectores marginados,
transformación de los barrios. Y sobre todo, el Consejo tiene que ser un
espacio de diálogo y concertación, sin ninguna exclusión.
Si asumís tu cargo con esta concepción,
con audacia, y sobre todo con este sentido de inclusión, tendrás apoyos donde
ahora ni te lo puedes imaginar. Los que hemos acompañado, desde el 2012, el
proceso de la tregua con el fin de crear condiciones favorables para que el
Estado, la sociedad y la empresa privada puedan comenzar a atacar las raíces de
los problemas de marginación y violencia, podremos movilizar energías en las comunidades,
los barrios, e incluso entre los pandilleros para construir un proyecto de paz.
Te hago el reto: Hablemos de esto, en
serio, sin pajas, sin temores, sin exclusiones, para identificar puntos de
coincidencia para un proyecto común: parar la escalada de violencia y movilizar toda la energía, de todos, hacia
un esfuerzo compartido de condiciones para la paz.
Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)