jueves, 7 de agosto de 2014

Columna transversal: Alegato por el voto cruzado

La Sala de lo Constitucional está preparando su sentencia sobre el voto cruzado. Ojalá que tenga la sabiduría y el valor de abrir espacio a este nuevo paso hacia la democratización de nuestro sistema electoral y partidario.

El voto cruzado significa que los ciudadanos podremos votar por candidatos a diputados de diferentes partidos y de la lista de independientes no-partidarios. Sería el paso lógico luego de haber introducido, con su sentencia del año 2011, el voto por cara. Antes sólo podíamos escoger entre las listas de los diferentes partidos. A partir del 2012 podemos escoger, dentro de la lista de nuestro partido preferido, entre los diferentes candidatos propuestos por este partido. Si la Sala da el siguiente paso y aprueba el voto cruzado, podremos votar por los mejores candidatos de los diferentes partidos y de los independientes.

No conozco los problemas constitucionales que los magistrados tendrán que valorar para tomar esta decisión. Pero soy fiel creyente, junto con muchos constitucionalistas, que el derecho, en última instancia, es un asunto de la razón común. No puede ir contra la razón común que cualquier ciudadano puede entender.

Una vez que nos dieron el derecho de votar por personas, no existe ninguna razón de limitar esta libertad a escoger entre los candidatos de un solo partido. Una vez que votamos por caras, ya no existe razón de mantener el concepto rígido del partido preferido. Estoy seguro que así va a sentenciar la Sala.

Sin el voto cruzado, no tiene ningún alcance práctico el derecho de postularse sin respaldo de ningún partido. En el 2102 casi nadie votó por los candidatos independientes, y no por falta de calidad de los postulados. No, ningún independiente llegó ni cerca al número necesario de votos, porque cada uno de los votantes sentimos que desperdiciábamos nuestro voto si lo dábamos a un independiente, por simpático, carismático y capaz que fuera. Dando el voto a un independiente, ya no podíamos votar por el partido que necesitábamos fortalecer para crear equilibrio de poder. El resultado: Votamos por varios candidatos de nuestro partido de preferencia, aunque algunos quizás no tenían ni cerca la calidad de uno de los independientes. O de otros candidatos de partidos minoritarios.

Si nos dan el derecho de votar libremente, como la Constitución manda, podremos votar por los mejores. El simpatizante del Frente puede escoger a los mejores de la lista roja, pero además votar por un independiente, por un candidato del CD que le gusta, e incluso por algún candidato de ARENA que considera competente y honesto. Y al revés: Yo que voy a votar por los renovadores que aparezcan en la lista de ARENA, podré al mismo tiempo votar por mi amigo Payín Imendia, una vez que logre las 20 mil firmas para postularse como independiente en el departamento de San Salvador. Y pueden aparecer un par de candidatos atractivos en las listas de Cambio Democrático o del Partido Socialdemócrata. Los partidos pequeños o nuevos, sin que los votantes del FMLN y de ARENA pueden dar votos a sus candidatos, no van a existir.

Si no hay voto cruzado, yo en estas elecciones del 2015 tuviera un verdadero dilema. Estoy convencido que es importante que ARENA, y en particular los renovadores y los jóvenes en ARENA, se consoliden. Pero también quiero que alguien como Payín entre al parlamento. Él sólo puede tener el efecto que en otros países han tenido los verdes y los piratas. Si no hay voto cruzado, tengo que decidir si voto por mis candidatos dentro de ARENA o por Payín. Un dilema absurdo.

O si fuera votante en La Libertad, donde parece que mi amigo Facundo Guardado se va a postular en la lista del PDC, ¿qué haría – votar por ARENA o votar por Facundo?

Sin el voto cruzado, las candidaturas de Facundo y Payín y de los candidatos socialdemócratas no tendrán sentido. Con el voto cruzado, podemos componer un parlamento con las mejores personas de todos los partidos, incluyendo los independientes. Con el voto cruzado, se obliga a los partidos a postular excelentes candidatos. Y los partidos pequeños y emergentes, pueden convertirse en vehículos para llevar al parlamento a personalidades extraordinarias que no caben en las maquinarias electorales de los grandes. Sería pura ganancia.

Me encanta la idea de poder votar por un par de candidatos innovadores del FMLN, sin tener que adoptar este partido como mi preferido y exclusivo. Ya no quiero tener partido exclusivo. Me fascina imaginarme una Asamblea donde aparte de los sospechosos y obedientes de siempre hubiera tipos rebeldes como Payín Imendia y Facundo Guardado. Ya me imagino que cada votante, en las redes, sacaría su planilla cruzada personalizada: Voten por los números 11, 15 y 25 de ARENA, el 8 del FMLN, el 18 del CD y por X independiente. La campaña ya o sería monopolio de los partidos…

Al fin tendremos diputados que se deben a sus votantes, no a los aparatos partidarios. De paso sea dicho, anticipando el voto cruzado: Ayudemos a Payín Imendia a reunir las 20 mil firmas. Les garantizo: con este loco, la campaña (y luego la Asamblea) será más divertida.
(El Diario de Hoy)