Hoy comienza la fiesta de Brasil 2014,
con todas las pasiones que despierta. Aunque hace años me quitaron el pasaporte
alemán, por el simple hecho de haberme nacionalizado salvadoreño, mi corazón
sigue vibrando con la selección alemana. Ya sé que volveré a estar cerca del
infarto cuando los jugadores alemanes enfrenten a sus eternos rivales de
Italia, Argentina o Brasil.
Por un mes voy a olvidarme que no soy
nacionalista y voy a gritar como loco cada vez cuando algún adversario choque
con Milo Klose, Lukas Podolski o Thomas Müller – sea foul o no.
Por un mes me voy a olvidar también que
comparto plenamente las protestas de los brasileños contra un gobierno
megalómano que metió a Brasil en la locura de costear dos megaeventos, el
Mundial 2014 y en las Olimpiadas 2016. Igual que la mayoría de brasileños, me
voy a olvidar por un mes de todos los problemas sociales, de salud, de
educación y de seguridad de Brasil, cuya solución se posterga por unos 10 años,
a raíz de la locura de su gobierno.
Y como la gran mayoría de los
salvadoreños, por un mes me voy a preocupar más del deporte rey que de los
problemas no resueltos de nuestro país. No nos vamos a olvidar de la plaga de
la violencia, porque esta realidad se va a seguir imponiendo, haya o no mundial
de fútbol, pero felizmente nos vamos a dejar invadir del entusiasmo, del
optimismo, y de la pasión que despierta el buen fútbol. Algunos puristas van a
criticar esta actitud y señalar que el deporte es opio que duerme a los
oprimidos del mundo. Estos puristas que coman chucho. El fútbol no nos duerme,
nos llena de vida de la manera que ninguna revolución ha podido llenarnos…
Habiendo dicho todo esto, solo tengo que
agregar que Alemania va a ganar - y si no gana, será por lo malo que son los
árbitros, el clima, las canchas y las pelotas. Pórtense a la altura del evento,
dejen dominarse por sus pasiones, no traten de ser racionales o imparciales a
la hora de los goles, los fouls y los penaltis. Celebren con buena cerveza y
buena compañía, a lo mejor no habrá mucho más que celebrar este año.
Lamentablemente, como columnista, no
podré dejar de dedicar mis artículos y cartas a algunos de los problemas que
durante un mes quedarían en la sombra del fútbol. No se molesten, por favor, si
en medio de la angustia por la eliminación de Argentina o Brasil yo vengo a
hablarles de problemas terrestres como pandillas, corrupción, la frustración de
Funes de no conseguir ningún fuero de inmunidad. Ya sé que no me van a parar
mucha bola.
Habrá quienes dirán que esta carta es
demasiado light. Correcto, esta es la idea.
Vorwärts, Jungs! Paolo Lüers
(Mas!EDH)