En caso de ser cierto lo que policía y
periodistas dicen que ustedes son pandilleros, no tienen idea del daño que han
hecho. Más allá del crimen contra dos ciudadanos, han ofendido a la Iglesia, al
pueblo en su mayor fiesta religiosa – y a su propia pandilla, cuyos máximos
líderes han empeñado su palabra que este tipo de ataques ya no iban a ocurrir.
Si ustedes son pandilleros, han ofendido a su comunidad y a sus propios
dirigentes, dejándolos como hombres sin palabra.
Si ustedes que atacaron a balazos uno
procesión son pandilleros, hicieron un gran daño al proceso de paz, que todas
las pandillas del país firmaron y llevan a cabo. Hace pocos días, uno de sus
jefes, en una entrevista telefónica con El Faro, afirmó que a pesar de la nueva
escalada de choques violentos entre pandilleros y policías mantienen el
compromiso con la tregua. Expliquen ustedes, entonces, qué diablos estaban
haciendo en San Pedro Perulapán, atacando una procesión católica un día después
de que monseñor Fabio Colindres celebrara una misa en Ilopango, ante cientos de
pandilleros, cómo gesto visible que el compromiso con el proceso de paz sigue
vigente. Le metieron un cuchillo en la espalda.
Me consta que el mismo día del ataque en
San Pedro Perulapán cientos de miembros de pandillas, en todo el país, hicieron
alfombras y participaron en las procesiones. A todos ellos, ustedes los
ofendieron.
Repito: No me consta que ustedes fueron
pandilleros. Es lo que siempre dicen, y a veces es cierto, a veces es mentira.
En caso que ustedes que cometieron este estúpido crimen son pandilleros, sus
jefes van a tener que actuar, si no quieren quedar como gente sin palabra. Y en
caso que ustedes son unos machos sin dueño, que no corresponden a ninguna
pandilla, ellos también van a tener que actuar, porque no pueden permitir que
donde ellos dejan de cometer ofensas contra la comunidad otros como ustedes
llenen el vacío y actúen impunemente.
En ambos casos, sean ustedes pandilleros
o no, este crimen no quedará impune. Ofendieron a la comunidad, al pueblo en su
fervor religioso, e incluso a las pandillas. Lo mejor que pueden hacer es
presentarse a la fiscalía o la PNC, y rezar que el muchacho que balearon no se
muera. No sé cual es la pandilla que opera en esta parte de San Pedro
Perulapán. A la que sea le digo que no tienen porqué proteger a los que
cometieron esta locura. No tienen porqué dejarse arrastrar a una nueva escalada
de violencia – ni por las provocaciones de autoridades que no entienden el
proceso de paz, ni tampoco por unos pocos entre su propia gente que no quieren
entender.
Mando mi solidaridad a la gente de San
Pedro Perulapán. Paolo Lüers
(Más!/EDH)