jueves, 17 de abril de 2014

Carta a las comunidades de Apopa y ciudades vecinas

Estimados amigos:
Ustedes que viven en zozobra por los homicidios, la renta, las pandillas, los operativos antipandillas, los tiroteos... si se preguntan si realmente la vida tiene que ser así, los reto a que vayan a darse una vuelta a Valle del Sol, donde el sábado de Semana Santa inauguran su Fiesta Patronal con un bombazo: con la Sonora Dinamita. Y con toda la gente en la calle, de las 5pm hasta bien noche...

Todos están invitados, porque la gente de Valle del Sol quieren que conozcan, de cerca y con sus propios ojos y oídos, un territorio liberado del miedo. Y no estamos hablando de una comunidad escondida en las montañas del norte del país donde las pandillas nunca incursionaron. Estamos hablando de una colonia de Apopa, de unos 18 mil habitantes, donde antes tenían una cuota de sangre de casi 200 asesinatos al año - y donde ahora celebran que tienen 2 años sin un solo asesinato.

Ustedes que viven en colonias vecinas: ¿No quieren entender porqué en Valle del Sol, una colonia igual de miserable que la suya, terminó la matanza y se calmó la extorsión?

No es que en Valle del Sol hayan desparecidos los pandilleros. Ahí están, viven en la colonia, andan en las calles, estarán en la fiesta del sábado – pero tienen dos años de respetar una paz acordada con sus vecinos, con las escuelas e iglesias, con las pocas empresas que hay.

No es resultado de grandes inversiones. El gobierno central, como la alcaldía es una de las que el FMLN perdió a ARENA en el 2012, no ha invertido nada. Y la alcaldía de Apopa, como los dirigentes comunales de Valle del Sol tienen fama de rojos, tampoco no invirtió nada en esta colonia.

Valle del Sol es el ejemplo que el factor decisivo para construir la paz es la voluntad, no el pisto. Claro, si el gobierno hubiera focalizado fondos para reforzar el presupuesto de las escuelas de Valle del Sol, una buena cantidad de menores que andan con la pandilla ya se hubieran vuelto a integrar al sistema educativo. Si la alcaldía hubiera focalizado sus fondos para fomento de microempresas en Valle del Sol, buena parte de los pandilleros ya estarían en vías de su inserción productiva...

Si aprovechan la invitación y se den una vuelta a Valle del Sol y hablan con la gente ahí –con comerciantes, con maestros, con jóvenes, con pandilleros- se darán cuenta que la falta de fondos y de atención del Estado es grave, pero no es un pretexto para no hacer nada. Reconstruyendo las relaciones entre vecinos, convirtiéndose en verdaderos vecinos que dialoguen y cooperen, se puede hacer milagros. Porque lo que pasa en Valle del Sol parece milagro: de una de las colonias más peligrosas, se hizo una de las más tranquilas; de 200 homicidios al año, bajaron a cero en dos años...

¿Cómo lo hicieron? Hablando. Escuchando. Superando resentimientos. Entendiéndose. Llegando a la conclusión que entre todos tenían que cuidar el futuro de sus hijos. Esto se llama rehabilitación de comunidades o reconstrucción del tejido social dañado por guerra, marginación, migración.. Pero en el fondo es una cosa muy simple: ser buenos vecinos, sin exclusión.

Ustedes van a preferir ir a un balneario, a una playa, a un río. Los entiendo. Son vacaciones. Pero tal vez, provocado por esta carta, hay una docena de curiosos y valientes que se acerquen a la fiesta de Valle del Sol, diciendo: A ver si es paja lo que escribe esto viejito, o si hay algo de verdad, algo que vale la pena conocer y entender - y tal vez reproducir donde vivo.

Les aseguro que valdrá la pena. Aunque solo por la Sonora Dinamita.
Felices vacaciones les desea Paolo Lüers

PS: A los que van a un balneario, les recomiendo Apulo. Pregunten a las señoras de los puestos de comida o que venden agua de coco: ¿Es cierto que aquí los pandilleros ya no cobran renta? Y se van a llevar la misma sorpresa: la paz es posible.

(Más!/EDH)