lunes, 17 de marzo de 2014

Carta al presidente electo

Estimado Salvador Sánchez Cerén:
Lo felicito. Ha sido declarado por el Tribunal Suprema Electoral presidente electo y asumirá el cargo el 1 de junio 2014. Guste o no guste a la otra mitad de la ciudadanía que no votamos por usted, es un hecho que gobernará al país por los próximos 5 años. Y merece expresarle felicitaciones y desearle éxito.
Desde esta columna “Carta de Paolo”, que sale tres veces la semana en los periódicos Más! y El Diario de Hoy, voy a acompañar su gestión con el mismo ojo crítico y el mismo lenguaje irreverente como lo hice con los presidentes Tony Saca y Mauricio Funes. Don Tony, varias veces cuando lo critiqué muy fuerte, me invitó a tomarme unos tragos y discutir. Mauricio Funes, cuando alguna carta le dolió, salió en radio, televisión, conferencias prensa o discursos de inauguración de obras a insultarme. Y Norman Quijano, como candidato, aguantó mis críticas hasta cierto punto – y luego decidió mejor pedirme ayuda para mejorar su campaña... Tres estilos diferentes - ¿cuál será el suyo? Durante la campaña, usted decidió ignorar cualquier crítica, nunca enojarse, nunca responder. Bueno, para esto tuvo al actual inquilino de Casa Presidencial...

Ya veremos, pues, como conviviremos. Porque usted, aunque yo quisiera, no va a dejar de gobernar. Y yo, aunque usted quisiera, no voy a dejar de ejercer la crítica. Voy a hacer lo siguiente: Olvidarme de todo lo que sé o pienso saber de usted, y sólo juzgarlo por lo que a partir de ahora diga, haga o no haga. Bueno, obviamente comparándolo con lo prometido. Lo prometido es el punto de partida. El pasado no contará para analizar su gestión. Este descuento incluye todos los chanchullos que se hicieron para que usted ganara, aunque sea con una ventaja mínima. Este capítulo triste lo voy a cobrar al FMLN y a los magistrados del TSE, no a usted ni a Oscar...

Entremos en materia, pues. Este lunes lo presentó la televisión en Casa Presidencial, junto a Funes y los dos equipos de transición - el del gobierno saliente y del nuevo. Todos felices, el único que en esta escena no estaba sonriendo fue monseñor Romero, debajo de cuyo retrato ustedes estaban sentados. Tres comentarios críticos a esta su primera actuación oficial como presidente electo: si nos quiere convencer de su voluntad de moderación y concertación (o por lo menos conseguir el beneficio de la duda), no nos presente como “equipo de transición” a todo el Politburó del FMLN: “Ramiro” Merino, Sigfrido Reyes, Norma Guevara, Lorena Peña, Melgar, Medardo... Usted nos presentó los comisarios políticos, no  un equipo para construir gobierno y gobernabilidad.

Segundo: ¿Qué hace el presidente de la Asamblea Legislativa en una comisión de transición del ejecutivo? Aparte del rechazo que despierta Sigfrido por su visceral lucha contra la independencia de la Corte Suprema, ¿qué señal da la mera presencia del presidente de un órgano del estado en la constitución del otro, del órgano ejecutivo? Señal de menosprecio a la división de poderes. ¿Le conviene a usted arrancar así?

Y tercero: Se entiende que usted trate al presidente Funes, mientras esté ejerciendo, con cierto respeto. Pero por favorcito, no anuncie que, luego del traspaso del mando, usted le va a dar un papel para seguir “aportando”. Estimado Salvador, si algo tenemos todos en común los que votamos por una u otra opción, son las ganas de festejar el 1 de junio: unos la llegada de usted, y la otra mitad (o incluso, supongo, muchos más) la salida de Funes. Mejor adoptemos la regla de oro mexicana: ex-presidente va a su casa y se queda callado. Si no, pregunte a los de ARENA...

Bueno, por el momento estos tres reclamos. Le deseo mucho éxito, por el bien del país.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)