Lo felicito. Ha sido declarado por el Tribunal Suprema Electoral presidente electo y asumirá el cargo el 1 de junio 2014. Guste o no guste a la otra mitad de la ciudadanía que no votamos por usted, es un hecho que gobernará al país por los próximos 5 años. Y merece expresarle felicitaciones y desearle éxito.
Desde esta columna “Carta de Paolo”, que
sale tres veces la semana en los periódicos Más! y El Diario de Hoy, voy a
acompañar su gestión con el mismo ojo crítico y el mismo lenguaje irreverente
como lo hice con los presidentes Tony Saca y Mauricio Funes. Don Tony, varias
veces cuando lo critiqué muy fuerte, me invitó a tomarme unos tragos y
discutir. Mauricio Funes, cuando alguna carta le dolió, salió en radio,
televisión, conferencias prensa o discursos de inauguración de obras a
insultarme. Y Norman Quijano, como candidato, aguantó mis críticas hasta cierto
punto – y luego decidió mejor pedirme ayuda para mejorar su campaña... Tres
estilos diferentes - ¿cuál será el suyo? Durante la campaña, usted decidió
ignorar cualquier crítica, nunca enojarse, nunca responder. Bueno, para esto
tuvo al actual inquilino de Casa Presidencial...
Ya veremos, pues, como conviviremos.
Porque usted, aunque yo quisiera, no va a dejar de gobernar. Y yo, aunque usted
quisiera, no voy a dejar de ejercer la crítica. Voy a hacer lo siguiente:
Olvidarme de todo lo que sé o pienso saber de usted, y sólo juzgarlo por lo que
a partir de ahora diga, haga o no haga. Bueno, obviamente comparándolo con lo
prometido. Lo prometido es el punto de partida. El pasado no contará para
analizar su gestión. Este descuento incluye todos los chanchullos que se
hicieron para que usted ganara, aunque sea con una ventaja mínima. Este capítulo
triste lo voy a cobrar al FMLN y a los magistrados del TSE, no a usted ni a
Oscar...
Entremos en materia, pues. Este lunes lo
presentó la televisión en Casa Presidencial, junto a Funes y los dos equipos de
transición - el del gobierno saliente y del nuevo. Todos felices, el único que
en esta escena no estaba sonriendo fue monseñor Romero, debajo de cuyo retrato
ustedes estaban sentados. Tres comentarios críticos a esta su primera actuación
oficial como presidente electo: si nos quiere convencer de su voluntad de
moderación y concertación (o por lo menos conseguir el beneficio de la duda),
no nos presente como “equipo de transición” a todo el Politburó del FMLN:
“Ramiro” Merino, Sigfrido Reyes, Norma Guevara, Lorena Peña, Melgar, Medardo...
Usted nos presentó los comisarios políticos, no un equipo para construir gobierno y gobernabilidad.
Segundo: ¿Qué hace el presidente de la
Asamblea Legislativa en una comisión de transición del ejecutivo? Aparte del
rechazo que despierta Sigfrido por su visceral lucha contra la independencia de
la Corte Suprema, ¿qué señal da la mera presencia del presidente de un órgano
del estado en la constitución del otro, del órgano ejecutivo? Señal de
menosprecio a la división de poderes. ¿Le conviene a usted arrancar así?
Y tercero: Se entiende que usted trate al
presidente Funes, mientras esté ejerciendo, con cierto respeto. Pero por
favorcito, no anuncie que, luego del traspaso del mando, usted le va a dar un
papel para seguir “aportando”. Estimado Salvador, si algo tenemos todos en
común los que votamos por una u otra opción, son las ganas de festejar el 1 de
junio: unos la llegada de usted, y la otra mitad (o incluso, supongo, muchos
más) la salida de Funes. Mejor adoptemos la regla de oro mexicana:
ex-presidente va a su casa y se queda callado. Si no, pregunte a los de
ARENA...
Bueno, por el momento estos tres
reclamos. Le deseo mucho éxito, por el bien del país.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)