Todo esto es cierto. Pero no explica el
resultado tan desfavorable que sacó ARENA el 2 de febrero. Es más, hablar tanto
de los factores externos desfavorables impide ver los propios errores de ARENA,
y por tanto su corrección. Cuando uno pierde la primera ronda y tiene la
oportunidad de remontar en la segunda, mejor que enfoque en las razones de la
derrota que puede influir – porque las otras van a repetirse igual o peor en la
segunda ronda.
ARENA se quedó 300 mil votos debajo del
voto alcanzado por el FMLN, más que por culpa de sus adversarios, por culpa de
sus propios errores. Una se llama Paco Flores. Un partido no nombra jefe de
campaña (y prácticamente del partido) a un señor que tiene la cola pateada, ni
siquiera cuando fuera un verdadero mago como estratega. Pero mucho menos,
cuando ni siquiera es buen estratega ni mucho menos un unificador del partido.
Si ya fue un error confiar que Paco
Flores iba a enderezar la campaña, mantenerlo al frente de la campaña cuando, a
pesar de que no fue capaz de aclarar las sospechas de corrupción, fue un error
casi fatal. Separar a Flores de la campaña mientras que es sujeto de una
investigación de corrupción fue una medida impostergable. Esperar con esta
medida lógica hasta que el presidente Funes pidiera insistentemente la cabeza
de Flores es un error que se paga caro en las urnas. Es regalar al adversario
un triunfo.
La gente esperaba una posición clara de
Norman Quijano y su partido respecto a la lucha contra la corrupción. Si Norman
Quiano no logra comunicar que no va a proteger a ningún político o funcionario
corrupto, aunque sea de su partido, no va a ganar.
El otro error que costó muchos votos a
Norman Quijano fue haberse dejado imponer por Paco Flores y su gente una
campaña mediática centrada en la guerra contra las pandillas. Así por lo menos
lo han entendido, no solamente los pandilleros y sus familiares, sino en
general la población en los municipios que más viven la inseguridad y la
violencia. Con este mensaje tan agresivo, y que no planteó ninguna receta
alternativa que no fuera represión, Norman Quijano no solamente perdió el voto
de la gente vinculada a las pandillas (que fácilmente pueden ser unos 300 mil),
sino al mismo tiempo infundó miedo entre los habitantes de municipios como
Soyapango, Ilopango, Mejicanos, Aopa, Quezaltepeque, Tonacateqpeque, San
Martín, etc. Incluso la gente más contraria a las pandillas, sus propias
víctimas o potenciales víctimas, entendieron el mensaje de Norman como el
anuncio de más conflictividad, más violencia, más guerra en sus barrios y
comunidades. Y el 2 de febrero rechazaron este mensaje.
Es por esto que Norman Quijano perdió
tantos votos en el los municipios tradicionalmente conflictivos del Gran
Salvador. Es una muestra clásica de una campaña de miedo con un resultado
contraproducente: al fin la gente tiene más miedo del remedio que de la
enfermedad.
El tercer problema de ARENA y su campaña
es que no entendieron que para atraer todos los votantes que están dispuestos
de votar contra la continuidad del FMLN en el poder, por los peligros que
significa para la institucionalidad democrática y para el futuro económico del
país, ARENA tiene que renovarse. Son votos potenciales de ARENA, pero no
cautivos.
Al no renovarse ARENA, el peligro no era
que estos sectores se fueran al FMLN. De hecho, el caudal electoral del FMLN no
creció. El peligro era que esta gente, al no ver que ARENA tome en serio sus
inquietudes y sospechas, o votara por Tony Saca o se abstuviera. Y esto es
precisamente lo que pasó. 300 mil votos para UNIDAD, y medio millón de
ciudadanos que prefirieron no votar.
Si Norman Quijano, como candidato, y
Jorge Velado como presidente del partido, muestran liderazgo, audacia y visión,
pueden revertir esta situación desfavorable, con tal que logren dar respuestas
positivas a los tres grandes errores que afectaron el voto de ARENA.
1) Tienen que lanzar un discurso claro y
consecuente respecto a la corrupción, afecte a quien afecte dentro de sus
propias fila. Adiós, Paco.
2) Tienen que matizar y complementar el
mensaje a los habitantes de los municipios más afectados por la violencia y la
presencia de pandillas: No vamos a inyectar más violencia y tensión a sus
barrios y comunidades, sino más inversión y más oportunidades. No vamos a
negociar con criminales, sino con los alcaldes que presentan proyectos de
inclusión, prevención y reinserción.
3) Dar los primeros pasos de la
renovación y apertura del partido, que son ineludibles si ARENA quiere atraer
el voto de los sectores urbanos bien educados y críticos, que exigen
transparencia, austeridad, política basada en ética y profesionalidad – y que
por esta razón no quieren optar por el FMLN, pero tampoco por una ARENA anclada
en el pasado. Los dos primeros pasos impostergables de renovación son: remover
las caras desgastadas del COENA y de la campaña, y lanzar algunos nuevos
voceros y dirigentes, como muestra de que sí hay relevo, apertura y pluralidad;
y centrar el resto de la campaña en la capacidad de incorporar a personas fuera
del partido, de trayectoria democrática y con criterio de independencia y
profesionalidad al futuro gobierno.
Si Norman Quijano, René Portillo Cuadra y
sus equipo dan respuestas positivas y contundentes a estas tres interrogantes,
y si saben comunicar esto de manera contundente en su campaña de recta final,
la carrera presidencial podría ser otra vez abierta. Si siguen con los mismos
mensajes que llevaron al resultado del 2 de febrero, el de la segunda ronda
será igual. Tienen que mostrar que han escuchado y toman en serio el mensaje
del electorado.
Un análisis correspondiente sobre lo que
el FMLN tendría que hacer para pasar construir una mayoría basada en confianza
haré en una próxima columna.
(El Diario de Hoy)