martes, 11 de febrero de 2014

¡Dejen de llorar y hagan su trabajo!

Muchos análisis del resultado de la primera ronda electoral, incluyendo las que expresan dirigentes de ARENA, se quedan en la lista de factores desfavorables para su partido y su candidato: que el TSE no hizo nada para promover una participación masiva, sino más bien puso obstáculos; que Funes lanzó en televisión y radio una campaña multimillonaria contra ARENA, incluso el mismo día de las votaciones; que el TSE dejó pasar esta campaña ilegal del gobierno durante todo el mes de enero, y la paró cuando solo faltaban 90 minutos para el cierre de los locales electorales; que Funes personalmente ejerció presión sobre los dueños de los medios para que pautaran su ofensiva proselitista el mismo día electoral; que hubo informes de varios lugares donde pandilleros ejercieron presión sobre los ciudadanos de no votar, en particular de no votar por ARENA; que ARENA tuvo que enfrentar no sólo al FMLN con su socio ALBA, y a Funes con todo el aparato gubernamental y sus recursos, sino al mismo tiempo a Tony Saca y UNIDAD, que dividieron el voto de la derecha... etcétera, etcétera..

Todo esto es cierto. Pero no explica el resultado tan desfavorable que sacó ARENA el 2 de febrero. Es más, hablar tanto de los factores externos desfavorables impide ver los propios errores de ARENA, y por tanto su corrección. Cuando uno pierde la primera ronda y tiene la oportunidad de remontar en la segunda, mejor que enfoque en las razones de la derrota que puede influir – porque las otras van a repetirse igual o peor en la segunda ronda.

ARENA se quedó 300 mil votos debajo del voto alcanzado por el FMLN, más que por culpa de sus adversarios, por culpa de sus propios errores. Una se llama Paco Flores. Un partido no nombra jefe de campaña (y prácticamente del partido) a un señor que tiene la cola pateada, ni siquiera cuando fuera un verdadero mago como estratega. Pero mucho menos, cuando ni siquiera es buen estratega ni mucho menos un unificador del partido.

Si ya fue un error confiar que Paco Flores iba a enderezar la campaña, mantenerlo al frente de la campaña cuando, a pesar de que no fue capaz de aclarar las sospechas de corrupción, fue un error casi fatal. Separar a Flores de la campaña mientras que es sujeto de una investigación de corrupción fue una medida impostergable. Esperar con esta medida lógica hasta que el presidente Funes pidiera insistentemente la cabeza de Flores es un error que se paga caro en las urnas. Es regalar al adversario un triunfo.

La gente esperaba una posición clara de Norman Quijano y su partido respecto a la lucha contra la corrupción. Si Norman Quiano no logra comunicar que no va a proteger a ningún político o funcionario corrupto, aunque sea de su partido, no va a ganar.

El otro error que costó muchos votos a Norman Quijano fue haberse dejado imponer por Paco Flores y su gente una campaña mediática centrada en la guerra contra las pandillas. Así por lo menos lo han entendido, no solamente los pandilleros y sus familiares, sino en general la población en los municipios que más viven la inseguridad y la violencia. Con este mensaje tan agresivo, y que no planteó ninguna receta alternativa que no fuera represión, Norman Quijano no solamente perdió el voto de la gente vinculada a las pandillas (que fácilmente pueden ser unos 300 mil), sino al mismo tiempo infundó miedo entre los habitantes de municipios como Soyapango, Ilopango, Mejicanos, Aopa, Quezaltepeque, Tonacateqpeque, San Martín, etc. Incluso la gente más contraria a las pandillas, sus propias víctimas o potenciales víctimas, entendieron el mensaje de Norman como el anuncio de más conflictividad, más violencia, más guerra en sus barrios y comunidades. Y el 2 de febrero rechazaron este mensaje.

Es por esto que Norman Quijano perdió tantos votos en el los municipios tradicionalmente conflictivos del Gran Salvador. Es una muestra clásica de una campaña de miedo con un resultado contraproducente: al fin la gente tiene más miedo del remedio que de la enfermedad.

El tercer problema de ARENA y su campaña es que no entendieron que para atraer todos los votantes que están dispuestos de votar contra la continuidad del FMLN en el poder, por los peligros que significa para la institucionalidad democrática y para el futuro económico del país, ARENA tiene que renovarse. Son votos potenciales de ARENA, pero no cautivos.

Al no renovarse ARENA, el peligro no era que estos sectores se fueran al FMLN. De hecho, el caudal electoral del FMLN no creció. El peligro era que esta gente, al no ver que ARENA tome en serio sus inquietudes y sospechas, o votara por Tony Saca o se abstuviera. Y esto es precisamente lo que pasó. 300 mil votos para UNIDAD, y medio millón de ciudadanos que prefirieron no votar.

Si Norman Quijano, como candidato, y Jorge Velado como presidente del partido, muestran liderazgo, audacia y visión, pueden revertir esta situación desfavorable, con tal que logren dar respuestas positivas a los tres grandes errores que afectaron el voto de ARENA.

1) Tienen que lanzar un discurso claro y consecuente respecto a la corrupción, afecte a quien afecte dentro de sus propias fila. Adiós, Paco.

2) Tienen que matizar y complementar el mensaje a los habitantes de los municipios más afectados por la violencia y la presencia de pandillas: No vamos a inyectar más violencia y tensión a sus barrios y comunidades, sino más inversión y más oportunidades. No vamos a negociar con criminales, sino con los alcaldes que presentan proyectos de inclusión, prevención y reinserción.

3) Dar los primeros pasos de la renovación y apertura del partido, que son ineludibles si ARENA quiere atraer el voto de los sectores urbanos bien educados y críticos, que exigen transparencia, austeridad, política basada en ética y profesionalidad – y que por esta razón no quieren optar por el FMLN, pero tampoco por una ARENA anclada en el pasado. Los dos primeros pasos impostergables de renovación son: remover las caras desgastadas del COENA y de la campaña, y lanzar algunos nuevos voceros y dirigentes, como muestra de que sí hay relevo, apertura y pluralidad; y centrar el resto de la campaña en la capacidad de incorporar a personas fuera del partido, de trayectoria democrática y con criterio de independencia y profesionalidad al futuro gobierno.

Si Norman Quijano, René Portillo Cuadra y sus equipo dan respuestas positivas y contundentes a estas tres interrogantes, y si saben comunicar esto de manera contundente en su campaña de recta final, la carrera presidencial podría ser otra vez abierta. Si siguen con los mismos mensajes que llevaron al resultado del 2 de febrero, el de la segunda ronda será igual. Tienen que mostrar que han escuchado y toman en serio el mensaje del electorado.

Un análisis correspondiente sobre lo que el FMLN tendría que hacer para pasar construir una mayoría basada en confianza haré en una próxima columna. 
(El Diario de Hoy)