Ya en otra columna escribí sobre la reserva moral que, por su suerte y salvación, el país tiene en algunos personajes emblemáticos de su historia política, académica y constitucional. Hoy les puedo poner nombres y apellidos, porque ustedes ya se hicieron escuchar, con su voz de hombres que se ganaron el respeto de la nación, exigiendo a los candidatos a la presidencia que defiendan la Constitución y su pieza angular: la independencia de los órganos de control del poder, la Corte Suprema y sus salas; la Fiscalía, la Corte de Cuentas y el Tribunal Electoral.
Como los diputados no están jugando su
papel de padres de la patria, este vacío lo tienen que llenar los ciudadanos más
aptos para ser escuchados: los viejos como ustedes, por su sabiduría. Y les
tenemos que hacer eco los que tenemos espacio en los medios e influencia en la
opinión pública, y los intelectuales jóvenes que ya se están movilizando. No es
el momento para guardarse cada uno su capital político y moral, en última
instancia consistente de credibilidad. Es tiempo de ponerlo a trabajar en
función del país. Juntos podemos hacer la diferencia, para que los que ganen
esta batalla electoral se vean obligados a proteger la Constitución. Y para que
los que no pueden asumir este compromiso con credibilidad, no ganen.
El primer paso indispensable para
defender la Constitución, como ustedes dos ya dijeron con valentía y claridad,
es proteger la Sala de lo Constitucional. Es la pieza angular que sostiene el
sistema republicano. Quien logra quitar esta pieza, como es la manifiesta
voluntad de prominentes dirigentes del FMLN y de UNIDAD, logra hacer caer el
sistema que garantiza las libertades y los derechos de los ciudadanos.
Estamos entrando en la recta final de
esta carrera electoral. Enero y febrero serán los meses decisivos. Sería un
error fatal permitir que en este momento crucial sólo hablen los candidatos y
sus partidos. Es
el deber ciudadano de todos de meterse en el debate. De todos
que tengamos argumentos y credibilidad.
Hay muchos otros temas importantes:
educación, salud, empleo, subvenciones, seguridad. Pero hay que concentrarse en
la pieza angular, de la cual todo lo demás depende: la defensa de la Constitución
y de la Sala. De nada sirve tener buena educación, salud y seguridad, como en
Cuba, sin tener democracia y libertad - como en Cuba.
Ustedes han dado la pauta, exigiendo a
los candidatos medidas concretas y garantías de cómo proteger la Sala y la
Fiscalía y de cómo reformar y profesionalizar la Corte de Cuentas y el Tribunal
Electoral. Hagamos públicas las respuestas o la falta de respuestas.
Concentremos la atención de los ciudadanos en lo esencial: Esta campaña no es
entre derecha y izquierda, no es sobre quien ofrece mejores escuelas o
hospitales. Es entre proteger o destruir la democracia.
Gracias a sus intervención. Y los
ilustres en las universidades, iglesias, fundaciones (o en el retiro), que
todavía no han hablado, que tomen la palabra. No es tarde. Y no se vuelvan a
callar jamás. De nada sirve tener una reserva moral, si no se moviliza. De nada
sirve tener capital ético, si no se invierte.
Feliz año, Paolo Lüers
(Más!/EDH)