Desmontar el gobierno paralelo o sobre-gobierno en Casa Presidencial. CAPRES se ha llenado de
secretarías y aparatos que duplican el trabajo de los ministerios. Hay una
acumulación de poder en la presidencia que le permite a Funes gobernar encima
de los ministerios y sin el gabinete ejerciendo sus funciones. Áreas como
Cultura, Protección Civil y Inclusión Social no tienen nada que hacer en la
presidencia. Cultura debería ser una entidad autónoma; Protección Civil debería
ser una entidad especializada adscrita a un ministerio; el feudo de la primera
dama debería convertirse en un Ministerio de Inversión Social. La Secretaría
Técnica y la Secretaría de Asuntos Estratégicos solo tienen sentido como
centros de asesoría de la Presidencia, pero apoyándose en los aparatos técnicos
de los ministerios, no creando una nueva burocracia en Casa Presidencial. La
Secretaría de Comunicación de la Presidencia debe reducirse a las
comunicaciones de Casa Presidencial, pero no funcionar como ente rector de los
medios de comunicación estatales. Estos deberían transferirse a un ente
autónomo independiente del ejecutivo. La subsecretaría de Transparencia debería
reducirse a la oficina rectora y supervisora de la aplicación de la Ley de
Transparencia por parte del Ejecutivo, suspendiendo sus actividades de
propaganda gubernamental.
Restablecer el Ministerio de Justicia. No fue buena idea fusionar los ministerios de Seguridad y de
Justicia. Justicia y Seguridad tienen dos lógicas diferentes. El Ministerio de
Justicia tiene que estar al cargo de la política de justicia, de las
iniciativas de leyes del ejecutivo, de los Centros Penales, con todo y los
programas de rehabilitación de los reos. El Ministerio de Seguridad se encarga
de formular las políticas de Seguridad Pública del gobierno, y de aplicar los
planes de Seguridad con la Policía Nacional Civil. Muchos de los problemas
actuales se deben a que el área de Justicia está totalmente subordinado a los
criterios de Seguridad.
Crear un Ministerio de Inversión
Social que coordine todas las líneas de acción
social bajo un plan maestro y un régimen de prioridades y focalización. Esto
incluye las dependencias que hoy están al cargo de la primera dama en la
Secretaría de Inclusión Social; otros que está conduciendo la Secretaría
Técnica; el FISDL; y también todos
los proyectos de prevención, rehabilitación y reinserción adscritos al
Ministerio de Justicia y Seguridad. La única manera que la prevención de la
violencia, la reinserción de las pandilleros y sus familias, y la
rehabilitación de las comunidades tendrán sentido e impacto es cuando nacen de
una concepto integral de inversión social, de definición de prioridades y de
focalización en las áreas que hay que llevar a una pacificación integral. Este
ministerio tiene que trabajar de la mano con los municipios convirtiéndolos en
ejecutores de los programas sociales y de la inversión social.
Crear entes autónomas para Cultura y
Medios Estatales. Es absurdo que cada gobierno, al asumir el poder, nombre nuevos directores
del zoológico, del museo, del teatro, etc. Igual absurdo es que cada
presidencia se invente otro concepto para los medios de comunicación estatales.
Estas áreas hay que transformarlas en entidades autónomas, con un estatus
parecido a la Universidad de El Salvador. Tiene que ser apolíticas y
pluralistas y libre de influencia del gobierno de turno. Habrâ que discutir si
es mejor crear dos entes autónomas para Cultura y para Medios Estatales, o si
pueden funcionar bajo un techo bien hecho.
Uso responsable de la publicidad
gubernamental. La publicidad de la presidencia, de los ministerios y de las
autónomas debe reducirse estrictamente a la difusión de información que
necesita el ciudadano. Esto obviamente no incluye el intento del ejecutivo de
convencer al ciudadano de su buena gestión. El mismo criterio habría que
aplicar a las cadenas de radio y televisión: solamente para información debida,
no para difusión de las opiniones del gobernante.
Hacer autónomas las autónomas. Entidades como CEL, Cepa y el Seguro Social solo de nombre son
autónomas. Para que sean autónomas y puedan elaborar políticas y planes de
largo plazo, tendrían que ser gobernados por directores que no dependen de Casa
Presidencial sino de Juntas que dependen de la Sociedad Civil. Si es absurdo
que el presidente nombre al director del Teatro Nacional, igual es absurdo que
nombre al director del Seguro Social que financiamos trabajadores y
empleadores. Con justa razón a nadie se le ocurre que el presidente nombre al
rector de a UES, ¿por qué va a nombrar al presidente de CEL?
Estos son algunos cambios concretos que
propongo al debate electoral. Son cambios en casa, dependen solamente de la
voluntad del gobernante. Espero que otros complementen la lista de demandas y
propuestas. Que comience el debate ciudadano sobre el tipo de gobierno que
necesitamos.
(El Diario de Hoy)
@paololuers