No
te has dado cuenta que la mayoría de la población conoce ya tu
verdaderas intenciones no como un supuesto periodista, sino como un
propagandista y escritor de panfletos de odio. Tus columnas en vez de
fomentar la crítica constructiva para nuestra democracia son un
instrumento de deslegitimación de esta.
La
llevas a un nivel “bajero” digno del pasado antidemocrático y del
chambre barato. Tu constante accionar ha puesto a la política en un
nivel de miedo con tus amenazantes cartitas; pero todo lo malo se acaba,
siempre hasta el bravucón más fuerte acostumbrado al “bullying” recibe
una buena lección de sus víctimas y detractores.
Has
perdido el toque o la gente está despertando sobre tu capacidad de
manipular la realidad en tu beneficio particular y de un pequeño grupito
que te patrocina.
Escudado
en la libertad de expresión escribes análisis monótonos de tus
realidades, pinceladas desordenadas sobre El Salvador, un insulto para
nuestra sociedad que busca nuevas respuestas y no soluciones añejas.
Tu
últimas cartas, una sobre tu viaje de placer a Oslo para defender un
proceso de paz con los mareros que solo existe en tu imaginación. Esto
muestra lo alejado que estás de la verdadera población afectada por el
flagelo de la delincuencia pandilleril. Me suena a una especie de mal
sana obsesión de tipo psiquiátrico o un sentimiento de éxito que nunca
habrías logrado en tu tierra natal.
Paolo,
hablas con jesuitas muy al estilo de Coelho en tu viaje a Noruega, para
poner en boca de personajes imaginarios tus ideales privados sobre el
bien común. Tus amigos no te cuestionan tu tan cercana amistad con
mareros, debería darte un buen jalón de orejas al ir en contra del nuevo
slogan de campaña de tu candidato… ¿puede haber tanto caos en un grupo
político?
La
otra carta dictando consejitos para los planes de gobierno a los
candidatos, sabiendo tu cero credibilidad como analista pues en tu mismo
libro se lee el grupo editorial que, estoy seguro, te dictaron desde la
introducción al epílogo de ese folleto de bajezas.
Ahora
te leo y pienso que la vejez no tiene nada que ver con la prepotencia,
eso viene en la mala actitud que siempre has tenido desde la barra del
bar de La Ventana. No te bastó poner el grito en el cielo cuando se
aplicó la ley seca. Hiciste todo el “lobby” posible para pasar por
encima de esa medida y salirte con la tuya. Esa vez no lo lograste,
posiblemente porque no tenías los conectes de ahora.
Paolo,
tu iniciaste un estilo de odio en tus ofensivas cartas publicadas para
asustar y dañar, pues ahorita, considero que se te debe responder para
que la gente pueda leer y saber lo equivocado que estás al vender gato
por liebre semanalmente.