martes, 18 de junio de 2013

Carta de Oslo

Cuando ustedes lean estas líneas, yo estaré en Noruega, participando en el Décimo Oslo Forum. Esto es un evento, organizado por el Centro de Diálogo Humanitario y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega, que una vez al año reúne personas que en diferentes partes del mundo están involucrados en procesos de paz para dar soluciones creativas a conflictos violentos.

Tengo el honor (y el enorme reto) de haber sido invitado a dar a conocer y exponer al examen crítico el proceso de reducción de violencia que el año pasado comenzó en El Salvador con la tregua entre las pandillas. El Salvador y su intento de alcanzar la paz social está en el centro de los debates y análisis de especialistas en mediación y resolución de conflictos de más de 100 países del mundo, junto con 4 otros países: Siria, Birmania, Mali, Somalia.

La idea central del Oslo Forum es el intercambio de experiencias entre procesos de paz en todo el mundo, este año bajo el título: “Conceptos innovadores de mediación de conflictos”.

Voy para Oslo, principalmente para aprender. Lo que aquí estamos haciendo para reinsertar a la vida productiva y al imperio de la ley a miles de pandilleros y a desmontar una escalada de exclusión, represión, violencia y criminalidad que ha bloqueado el desarrollo de nuestro país, necesitamos confrontarlo con la experiencia en otros países, otras culturas, otros conflictos.

Pero también hay que reconocer que luego de la manera exitosa y ejemplar que los salvadoreños negociamos el fin a nuestra larga guerra civil, y luego de que ahora logramos una reducción sostenible de homicidios como no la conocen en ningún país, el mundo nos está comenzando a ver como expertos en solución de conflictos. Ya no nos ven simplemente como uno de los países más violentos, sino como un país que por segunda vez en 25 años da lecciones al mundo en materia de paz. Esto debería llenarnos de orgullo, no sólo a todos los participantes directos en este proceso de una tregua que se convierte en construcción de una paz sostenible, sino al país entero.

A este encuentro mundial de mediadores de la paz, este país hubiera tenido que mandar a monseñor Fabio Colindres y Raul Mijango. Este no fue posible. Voy a hacer lo posible a trasladar a este Forum internacional nuestras experiencias, nuestras dudas, nuestras contradicciones y nuestros humildes logros, y también el debate controversial que este proceso ha provocado en nuestra sociedad. Pero sobre voy a tratar de entender y trasladar las experiencias en otros países del mundo donde sociedades están construyendo caminos a la solución de complejos y largos conflictos violentos.

Si el tiempo me lo permite, voy a usar las otras dos cartas de esta semana de transmitirles algunas de la lecciones aprendidos en Oslo.

Les saluda desde Oslo, Paolo Lüers
(Más!/EDH)