Al fin tiene el poder total. Ya hace ratos controla a todos los órganos del estado, lo único que le faltaba era el famoso “cuarto poder”: los medios de comunicación.
El viernes pasado, el parlamento
ecuatoriano aprobó, al fin, la Ley de Comunicación que tanto quería usted. Y
con ella, usted tendrá juguetes nuevos para jugar a déspota: una
Superintendencia de Información y Comunicación y, como si esto no fuera
suficiente, un Consejo de Regulación y Desarrollo de la Comunicación...
Los periodistas que hemos ejercido esta
noble profesión en muchos países con sistemas jurídicos y políticos muy
distintos, sabemos de experiencia: cuidado donde exista “regulación” del
gobierno sobre los medios. Cuidadito donde muevan papeles y sellos los
burócratas, con la facultad de decidir cómo y hasta dónde se puede ejercer la
libertad de expresión.
Ecuador ya tenía una estrella roja en el
mapa que tenemos los periodistas de los países donde hay que andar con cuidado.
¿Cómo ejercer periodismo con toda confianza en un país donde el presidente
logra que condenen a un colega a pagar (al gobernante) una multa de 30 millones
de dólares por haberlo’ofendido’?
Claro, usted no puede hacer esto cada
rato, sería demasiado desgaste para un político. Mejor crear una ley, una
supertendencia, un consejo de regulación, y toda una burocracia que se encargue
de controlar a los opositores, a los críticos, y a todos que se creen las pajas
de la independencia de los medios y de la libertad de expresión. Lo que usted
está creando es una especie de policía de opinión...
¿Y quiénes van a elegir a los que van a
controlar a los medios? Ni siquiera el parlamento. Al superintendente lo va a
elegir, de una terna presentada por el presidente de la República, un Consejo
de Participación Ciudadana y Control Social. Por todas partes aparece la
palabra clave ‘control’ en las instituciones que usted está creando,
presidente. Y el Consejo de Regulación (otra de sus palabras favoritas) lo van
a integrar: 1 concejal nombrado por usted; 1 nombrado por los gobiernos
autónomos descentralizados; 1 por las organizaciones de los pueblos y
nacionalidades indígenas; 1 por los consejos nacionales de Igualdad; 1 por las
facultades de periodismo; y el sexto que represente las asociaciones de
comunicadores y de derechos humanos...
Si esto, señor presidente, es la
“revolución ciudadana” y el “buen vivir” que usted propaga, tendremos que
armarnos de resistencia para que nadie importe estos modelos aquí.
Saludos a usted y sus amigos Evo Morales,
Nicolás Maduro, Cristina Kirchner, Daniel Ortega y Salvador Sánchez Cerén,
quienes juntos andan tejiendo sistemas de control sobre la sociedad, los
ciudadanos, los medios y la libre expresión.
La respuesta es: No, gracias. Paolo Lüers
La respuesta es: No, gracias. Paolo Lüers
(Más!/EDH)